El ritual

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JImin

No noche del ritual había llegado, todo el palacio estaba despierto desde muy temprano, el gran salón estaba siendo adornado para recibir a nuestro señor, las vestimentas de la sacerdotisa estaban siendo preparadas mientras ella se bañaba con los aceites esenciales para el ritual, nadie sabía de lo ocurrido en mi habitación, ni siquiera Taemin, mi amado no sabía de mis sueños, menos le diría que me había visitado un guardia de mi señor.

Respecto a mi virilidad y pureza tiene una explicación muy oscura. Cuando fue el dia que seria nombrado eunuco real, me toco uno de los sacerdotes mas viejos del palacio, el se encargaba de convertirnos.

Los esclavos del palacio negro cumplen la edad de trece años somos llevado ante los sumos sacerdotes este nos quita la virilidad en mi caso y los demás varones, para las mujeres era quitarles la virginidad, la "pureza". Ser violado y mutilado a esa tierna edad le arrebata la inocencia a cualquiera, pero es un ritual que lleva generaciones, así que lo vemos como algo normal y también somos preparados para ellos, cuando fue mi turno para que me la castración, el sacerdote encargado no solo deseaba eso, decía que mi apariencia era como la de una chica, que era tan delicado y hermoso, que seria un desperdicio el solo castrarme, que tambien debia de cumplir con el ritual de profanación, pero este no puedo, pues sufrió un infarto apenas se me acerco. La emperatriz se entero de inmediato y asistio hasta donde yo estaba.

—¿Termino el ritual? —solo negué con la cabeza —bien, mantendremos el secreto, desde este momento te mostrare el como ocultarlo, pero debes de prometerme que será algo solo entre los dos.

Se me dio la marca de esclavitud, solo la palabra de la emperatriz basto para que lo mio no se investigara, la muerte del sacerdote se confirmo por su avanzada edad, por lo que el tema se dejo de lado.

Yo jamás dije la verdad, no lo vi necesario, la suma sacerdotisa había sido elegida y todo marchaba bien, guardé un bajo perfil y me eligieron como eunuco principal de su divinidad a mi corta edad, así que menos podía hablar de lo sucedido o me matarían.

Pero no se le puede engañar al señor de la oscuridad, aun asi no entendía él porque del vínculo, si no cumplo nada de lo que piden para las ser la princesa de la oscuridad, en primera estancia soy un varón, el color de mi cabello no es el indicado, mi piel, mi cuerpo y mi alma no son perfectas. Tengo la marca de la esclavitud menos podría considerarse que nuestro señor me mirara siquiera, mi cabello rojo es una maldición, mi crianza fue muy diferente a la de mi señora, no se puede comparar, así que solo puede ser una simple confusión. Un error del destino.

—Luce como una muñeca mi señora.

—No puedo creer que hoy lo conoceré al fin, se ha llegado el día y me siento tan feliz.

—Es un honor haberla acompañado hasta aquí.

Tome la peineta que le habían traído a ella también colocándola en su cabello adornado en un fino moño, todos los sirvientes tendríamos el rostro cubierto, pues no se nos permite ver a nuestro señor, asi que mantendríamos la cabeza pegada al suelo mientras la ceremonia se llevababa acabo. Tan solo aguardando para la consumación de la unión de mi señora y nuestro señor.

—Respire profundo y todo estará bien, recuerde usted es la única para nuestro señor.

Deje a mi señora en el asiento principal, los sumos sacerdotes se acercaron para iniciar el ritual de invocación, todos nos colocamos en nuestros lugares, cuando me arrodille en mi lugar en mi mano note un poco de hollín, mire a mi alrededor y no se veían nada similar a mis sueños de esas noches, limpie lo negro de las cenizas y me incline.

El latín fluía en la habitación, se escuchaban los rezos de la familia real, las palabras de los sumos sacerdotes, el ambiente se hacía cada vez más denso escuchamos más pasos, la familia oscura había llegado primero, luego un estruendo como un rayo se escuchó.

—¡Todos inclínense ante nuestro príncipe oscuro, nuestro futuro señor de las tinieblas, heredero de la sangre de Azrael, descendiente de estrella de la mañana, Jeon Jungkook!

Aunque no pudiera ver escuche como todos se inclinaban, casi podía sentir los latidos de todos sobre el piso, mis dedos se movieron un poco ante la sensación de las respiraciones de toda la habitación.

—Mi señor.

La dulce voz de mi señora se escuchó, al fin la tomaría, me sentía muy feliz por ella, pero no escuche otra voz, solo unos pasos, unos que cada vez se hacían más cercanos a donde yo me encontraba.

—Jimin levántate.

Esa voz la conocía perfectamente, tantas veces en mis sueños y ahora estaba aquí, los murmullos fueron creciendo y aumentando de volumen.

—¡Jimin, tu señor te dio una orden!

Me estremecí ante las palabras, no quería moverme, tenía terror de lo que pasaría, todo esto está mal, así no deben de ser de las cosas, temblando me levante, sentí que me descubrió el rostro, unos enormes ojos negros me analizaron, sentí que la vista se me nublaba, su vista se fue a mi cabello.

—¿Dónde está la peineta?

Todas las miradas se fueron sobre de mí, mi señora estaba casi llorando, yo no sabía qué hacer, mi pecho se sentía pesado, el sujeto moreno de la vez pasada se acercó hacia el señor oscuro y le entrego la peineta que estoy seguro nunca haber sacado de mi cajón.

—¿Acaso no te gusto mi presente? —coloco la peineta en mi cabello —si es del mismo color que tus ojos, los vi tantas veces que sé que no me equivoque.

Quería decir alguna palabra, pero se atoraban en mi garganta, hasta que alguien lo hizo por mí.

—¡Mi señor esto debe ser una equivocación! Ese es un eunuco, es un varón, un ser impuro.

El señor oscuro se giró y apretó su puño señalando al sacerdote que hablo convirtiéndolo en cenizas.

—¿Se atreven a cuestionarme? Pero aun, insultan al futuro emperador terrenal, al próximo que hable le arrancare la lengua y la meteré por su garganta.

Rasgo mi vestimenta, dejando expuesta la marca de esclavitud, paso su pulgar de manera delicada y esta desapareció, sentí un ligero escalofrió al tacto de su mano áspera.

El aire me comenzó a faltar, las miradas juzgándome me carcomían, la tristeza de mi señora me consumió, me aleje dos pasos de mi príncipe.

—Perdón, esto está mal.

Sujete el dije de ágata que Taemin me dio y un remolino de fuego me consumió alejándome de todo este lugar.

Ashes (Kookmin, Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora