Gabriel

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Jimin

Estaba algo cansado, el lugar me causaba cierta tensión, mi pequeño no había dejado de moverse, tampoco le gustaba estar aqui, cuando llegamos a la catedral, todos nos paramos a admirar la enorme estructura, la iglesia era gigantesca de torres altas y ventanales llenos de vidrio cortado, el color era un gris intenso. Hoseok, Vilma y Mingi se detuvieron.

—No podemos ir con usted mi señor —Vilma me tomo de la mano —Mingi es un demonio así que no puede entrar, Hoseok y yo fuimos desterrados, por lo que tampoco podemos acércanos más.

—Lu cuidara de usted, confió en ella —Hoseok me acaricia la mejilla —no haga nada mas allá de sus capacidades.

—Quemare este lugar si algo le pasa, solo te advierto bruja.

Mingi fue sutil como siempre, la mujer no dijo nada, solo me invito a pasar a la catedral, apenas puse un pie dentro del lugar, sentí que me falto el aire, como la primera vez que estuve en el infierno, pero esta vez me dolía el vientre, las venas del cuello se tensaron al tratar de volver a respirar. Lu se acerco y se inclino hacia mi.

—Trate de calmarse, si usted no pudiera resistir este lugar Hoseok no lo hubiera dejado entrar jamás —me toco el vientre —envuelva a su hijo en su protección, es a causa de él que se esta sintiendo así, la sangre demoniaca que alberga el pequeño hace que rechace que este aquí.

¿Protegerlo?

¿Cómo hacerlo si aún no nacía?

El pánico intento atacarme, pero el collar que mi señor me había regalado junto con la marca brillaron, haciéndome recordar que las llamas son mis protectoras.

Sujete mi vientre y trate de respirar, el fuego azul rodeo mi vientre, pero no permaneció, se sintió como si algo me quemara ligeramente en la piel y después de eso pude respirar y mi pequeño dejo de moverse tan intensamente.

—¿Cuánto tiempo tienes manipulando tus dones?

—Menos de un año, no sabia que los poseía hasta hace poco.

—Estoy sorprendida, has hecho un sello protector como un brujo experimentado, Hoseok te ha enseñado bien supongo —me invito a continuar —tenemos que estar en el altar.

El lugar era algo cálido, las luces que entraban por los ventanales iluminaban de manera majestuosa el lugar, no tenia imágenes como tal, solo algunos símbolos que reconocía de los libros que Hoseok me presto.

Habia frases escritas en hebreo.

הנצחי קרוב לאלה שקוראים לו.

—El eterno esta cerca de quienes lo invocan —La chica me observa —supongo que tiene el mismo contexto que el llamar al señor oscuro, pero en su religión.

—También los llama la sangre —en el altar se acerca hasta tomar un cáliz dorado, lo coloca al centro de la mesa, para caminar hasta una vitrina — un texto, una gota de tu sangre y beber del cáliz es todo lo que necesitamos.

—¿Mi sangre?

—Hoseok así lo dijo, al parecer la mía no funcionara para este proceso.

Sirvió el vino en la copa, después me tomo la mano pinchando mi dedo derramando la gota de sangre es este, al mismo tiempo un libro dorado algo grande fue abierto.

—Lee esta línea de aquí.

Señor de la luz, señor de la eternidad, escucha el llamado de tu fiel siervo, escúchame Padre y atiende a mis rezos.

Ashes (Kookmin, Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora