Tierra de Muerto

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Jimin

Mentiría si dijera que las cosas en el palacio negro han estado tranquilas, desde que mi señor se fue amenazando con esa aura hostil a todos, todo era mas tenso, me costaba meterme a las juntas, sin mencionar que Noor siempre estaba a la defensiva cada vez que me veía, tenía muy pocos guardias a mi servicio, eran los que me conocían desde que era él  Eunuco de la sacerdotisa, además de Taemin que me hablaba de manera demasiado formal, incluso le evitaba la mirada.

—Sigo diciendo que es mala idea ir al pueblo mi señor, usted claramente esta muy pálido, además de que no tenemos mucha protección —Vilma estaba muy nerviosa.

—¿Necesito mas protección? Eres un paladín, además de que me acompañan los mejores guardias, pocos pero efectivos, no temo por mi seguridad, temo por los humanos que deseen dañarme.

—¿Y su salud? —me toco la frente —ha estado de arriba para abajo, no ha dormido nada por estar leyendo los montones de documentos del consejo, casi no ha comido bien, necesita cuidarse mas.

—Estoy bien, tengo mucho trabajo por aquí, lo que se recauda para las mejoras de los ciudadanos esta siendo desviado además de que no se en que condiciones este todo, ni cuando trabajaba en el palacio se me permitía salir.

—Pues al consejo no le pareció que usted saliera, aun puedo sentir el chillido de esos cerdos al replicar cada decisión suya, pienso que sería más sencillo cortarles la garganta a todos.

Y pensar que hace poco este ser temblaba de dolor y temerosa en una habitación en el inframundo, no me la imagino en guerra debe ser despiadada.

El carruaje se detuvo y al mirar por la ventanilla, todo se veía desolado, no se veía ni una sola alma cercana a nuestra parada, solo montones de casas que parecían deshabitadas. Taemin me ayudo a bajar del carruaje, el día a pesar de estar claro y soleado se sentía bastante frio.

—¿Dónde esta la gente?

—Posiblemente trabajando en las minas, no suele haber mucha actividad en las mañanas.

Comencé a caminar, mis guardias me seguían muy de cerca mientras Vilma enfrente mío, miraba las calles, estaban lodosas, el suelo era disparejo, el aroma bastante intenso, entre humedad y suciedad, las fachadas de las casas bastante descuidadas, algunas ventanas tan solo eran marcos con cortinas, no se veían jardines, ni un poco de vida cerca.

—¿Por qué están las calles de esta manera? No parece que el sistema de drenaje funcione —se veía a lo lejos una pequeña mercadería —¿Creen que este abierto?

Nadie contestaba mis preguntas, supongo que tampoco estaban enterados que el pueblo estuviera así, oh si lo sabían, no tenían manera de ayudarles. Llegamos hasta la mercadería, entre haciendo sonar la típica campanilla de estos lugares, siempre me imagine que sonaría así. Los estantes del lugar estaban vacíos, había muy cosas a la venta, y no muchas de importancia necesaria.

—Bienvenidos —un hombre algo viejo, se acercó al mostrador —mi señor.

Se inclinó al verme colocando sus manos en el suelo sucio del lugar.

—No, por favor, levántese, no es necesario —me agache para ayudarle a parar, pero al levantarme me maree también.

—Mi señor —Taemin me sostuvo de la cintura —¿Esta usted bien?

—Si —sostuve mi cabeza —solo es cansancio.

El hombre de la tienda se acercó con un vaso con agua, lo tome entre mis manos y le agradecí con una pequeña reverencia.

—Disculpe no poder ofrecerle nada mas mi señor —se disculpó mientras yo tomaba del vaso —pero como puede darse cuenta no tengo mucho.

—¿Usted es el único mercante de por aquí?

Ashes (Kookmin, Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora