Rutinas y Tradiciones

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Jimin

“Como el ave fénix, de entre las cenizas renacerá el señor de la oscuridad, para tomar lo que le pertenece, llenando el mundo terrenal con su magnificencia y entregando las bendiciones a sus súbditos”

Todas las noches antes de irme a la cama miraba el principal mandamiento de nuestra comunidad, más que una profecía, era un ritual que se celebraba cada cierto tiempo, cuando un nuevo rey de las tinieblas será coronado realiza una ceremonia donde la suma sacerdotisa es entregada para ser el vínculo de nuestro señor con la tierra.

La esposa de la oscuridad.

El supremo mandamiento estaba sobre mi cama pues yo era uno de los sirvientes  de la sacerdotisa, me encargaba de su higiene, de su cuidado y alimentación, era su confidente y el encargado de que cumpliera con sus actividades. Después de todo, un simple eunuco no mancharia en deshonor a su  divinidad. Me levantaba al alba, lavando mi rostro  y colocándome mis vestiduras como eunuco real, siempre debo vestir de rojo para saber que soy él que da las órdenes a las demás, debo mostrar fuerza, determinación, sabiduría y temple ante todo.

Mi fe debe ser tan inquebrantable como la de la suma sacerdotisa, soy sus ojos y oídos en el palacio negro, así que desde el momento que nací se me fue criado para servirla hasta que esta fuera tomada por nuestro señor, después de eso me encargaría de entrenar a las futuras damas y eunucos, mi rango subiría un poco más, pero seguiría siendo esclavo de la familia real.

Deje mi cama tendida, mi cuarto aseado y salí a comenzar mi día, iba a preparar el baño de la sacerdotisa, sus ropas del día, el tocado, las joyas que usaría y su itinerario listo, después daba las órdenes de preparar el desayuno de su divinidad para cuando ella terminara de asearse su comida debía estar lista, llamaba a los catadores y de ahí a despertar a la sacerdotisa.

Cada generación nace una mujer tan pura, y de belleza sin igual, es bendecida por cada dios, cada ángel, cada demonio, para ser tomada como la señora del oscuro, para esto toda su crianza debe ser perfecta, su piel no debe tener ni una marca, ser tan tersa como el algodón, tan blanca como la nieve, sus cabellos deben ser negros, sus ojos reflejaran la pureza de su ser, y su virginidad se conservará para nuestro señor hasta el día que será tomada. Aunque no exista una nueva coronación, la suma sacerdotisa pasa ser mujer de alguno de los generales del inframundo cuando cumplen los dieciocho años, su pureza no se desperdicia, así se da paso a una nueva, sacerdotisa cumpliendo el mismo ciclo que se le fue asignado.

Pero esta vez sí habrá coronación, nuestra señora divina tiene sus diecisiete años y su crianza ha sido perfecta, su belleza es envidiada por todos, y su nobleza es admirada por muchos, sus cabellos son tan largos como su cuerpo, sus labios rojos y afelpados, además de la gracia de su cuerpo delgado y firme.

—Buenos días mi señora, es momento de despertar.

Extendí las cortinas para que los rayos del sol entraran por la ventana despertando a mi señora en la cama.

—Buenos días Jimin, ¿Hoy es el día verdad?

—Así es, hoy vienen los terratenientes, los señores feudales y nuestra majestad para conocerla, el ritual está muy cerca y quieren que usted esté lista.

Le ayude a colocarse la bata para acompañarla al baño, ella se estiro un poco sujetando su cabello para no enredarlo con la prenda.

—¿Cómo no estaría lista para lo que he sido criada?

—Usted sabe que son exigentes, igual todos están de acuerdo que no conocen mujer más perfecta que su divinidad.

Caminamos hacia el baño, toque la temperatura del agua, así como puse los aceites para el cuidado de su piel, las esencias aromáticas y prepare su shampoo, las otras damas la ayudaron a desnudarse y entrar a la tina.

Ashes (Kookmin, Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora