L A Z O S🍁 || EMMA DE SIMONE
Ya habían pasado doce horas desde que ocurrió lo de Niccolo, mi manera de sobrellevarlo era no darle importancia.
Bajé de mi cuarto para desayunar, la comida ya estaba lista, pero no mi licuado de fresa. Para mí el licuado de fresa era como aquella comida que te arregla el día, pero mi receta se estropeó cuando no alcanzaba el cajón en donde se encontraba la licuadora. Busqué por todos lados un butaco para poder alcanzar la licuadora, ¡pero no había por ningún lugar!
No iba a dejar que mi estatura me ganara, por lo que me ayudaría del mesón.
─ Te harás daño, Emma. ─ La voz de Niccolo hizo que detuviera mi siguiente paso. Él se acercó, estirando con facilidad su brazo para tomar la licuadora.
Bajé despacio intentando procesar la amabilidad de Niccolo. Estoy segura de que tiempo atrás él dejaría que matara.
─ ¿Estás haciendo licuado de fresa? Sé hacerlos, puedo ayudarte si quieres. ─ Prosiguió Niccolo.
Negué con la cabeza. No sabía si su amabilidad vendría con un precio, como volver a besarlo para alejar a más conquistas.
─ Está bien, cuando quieras seré de ayuda. ─ Niccolo salió de la cocina y escuché cómo se sentaba en el comedor.
Tomé mi licuado de fresa y me senté en el sofá, lejos de él.
─ ¿Ahora eres alérgica a mí? ─ Preguntó con ironía.
─ Sí, porque lo idiota se pega. ─ Contesté a lo que él sonrió, haciendo que yo también lo hiciera. ─ ¿Sabes algo sobre Camilla?
Pregunté para alejar las aguas oscuras. Ayer cuando crucé la puerta lo ignoré por completo subiendo a mi habitación, sin cambiarme ni desmaquillarme.
─ Creo que sigue donde Chiara. ─ Contestó en su estado natural, o sea, frio. ─ Ella no puede saber nada de lo que sucedió ayer.
─ No te preocupes por mí, no quiero ir gritando por ahí que me besé con mi hermanastro. Preocúpate por los diez testigos de ayer.
─ Eso no importa... además, no creo que lo hagan. Pero sea lo que sea Camilla no puede enterarse. ─ Eso ultimo había sonado tan demandante.
─ ¿Y qué piensas hacer con Virginia? ─ Pregunté recordando lo que me dijo ayer en la noche. ─ No quiero incomodarte pero fui objeto de prueba y tengo derecho a saber.
─ Terminaré con ella.
─ Esas son... buenas noticias.
Él no dijo nada al respecto, solo tomó su plato y fue a la cocina.
─ Quedarás al mando ahora. Iré a dar una vuelta. Llámame si ocurre algo. ─ Y justo cuando iba saliendo vi a una cabellera rubia que estaba a punto de tocar el timbre.
─ Hola idiota. ─ Dijo entrando Bella con furia.
─ Hasta luego. ─ A Niccolo pareció no importarle.
─ ¿Qué te trae por aquí? ─ Pregunté extrañada.
─ Discutí con Enzo. ¡Es un idiota! ─ Bella se sentó en el sofá y yo le seguí sus pasos.
─ Pero ¿qué ocurrió? ¿ayer pasó algo cuando me fui?
─ Ayer no ocurrió nada... Emma, si te digo promete que no te reirás de mí... ─ Afirmé y Bella se quedó callada por unos segundos. ─ Tengo una conquista en la mira.
─ ¿Es guapo? ¿Lo conozco?
─ Es guapísimo, Niccolo es muy guapo y tú lo conoces más que a nadie.
─ ¿Qué?
─ Sí Emma. Ayer me llamó "Bel" hace tiempo no me llama así y solo significa una cosa, que es punto para mí.
─ ¿Hace tiempo? Bella, ¿de qué estás hablando?
─ Verás, hace mucho tiempo Niccolo y yo teníamos una amistad rara, pero Virginia fue una perra astuta y se lo quedó.
─ Wow, ¿Tú y Virginia fueron amigas? ─ Eso había sido inesperado. ─ ¿Cómo? Si ambas son completamente diferentes.
─ Ella cambió desde que es novia de Niccolo, a partir de ahí se cree la dueña de la escuela. Hizo nuevas amigas y el resto se cuenta solo.
Me encontraba atónita, no sabía qué decir más que todo lo que ella pensaba era una estupidez. Niccolo era un patán, era lo único que podía decir.
─ Emma, no te quedes callada, ¿me ayudarás?
─ Bella, sabes que no me cae bien Niccolo...
─ Más sin embargo lo besaste. ─ Me interrumpió, cosa que había hecho enojarme pero seguirle la corriente significaba una pérdida de tiempo.
─ Te ayudaré pero si solo te quiere para una noche no te molestes conmigo. Sabes que Niccolo es... complicado.
─ No te preocupes por eso, sabré controlar las cosas. ─ Ella se lanzó a mi para darme un abrazo. ─ Te quiero.
Al final, me regañó por lo inmadura que fui al salir ayer de la casa sin conocer roma y al mismo tiempo me felicitó por lo afortunada que fui al besar a Niccolo, pero eso quedó atrás cuando recibió una llamada de su madre amenazándola que la dejaría, resulta que Bella se había escapado del supermercado en el que estaba con su madre solo para contarme su maravilloso plan y preguntarme qué tan bien besaba Niccolo.
Su idea era una estupidez pero no podía detener a Bella, solo... dejar que las cosas fluyan.
Hoy no había nada maravilloso que hacer, me duché, miré películas, revisaba mis redes sociales y me comí una manzana. Llamé a mi madre cinco veces y nunca contestó. Le envié mensajes a Enzo pero llevaba 30 minutos en línea y no contestaba.
Me quedé dormida viendo una película romántica, ayudan a relajarme. Esto de pasar un fin de semana en casa, sola, no me gustaba. Desperté por el frio que estaba haciendo en la sala. Me desperté somnolienta y miré la hora que marcaba la una de la mañana, el televisor estaba apagado y la puerta hacia la piscina estaba abierta.
Iba a cerrar la puerta del patio para subir a mi habitación pero me encontré a Niccolo, sentando en una banca mirando hacia la piscina con un cigarrillo en sus dedos.
─ Pensé que no vendrías hoy. ─ Dije caminando hacia él.
─ Perdón por despertarte, pensé que no había hecho ruido.
─ Dejaste la puerta abierta, el frio me despertó. ─ Me senté a su lado pero como era de esperarse ni siquiera se inmutó. ─ Porqué mejor entras a casa, puedes refriarte.
─ Y qué si me refrío, a nadie le importa. ─ Dijo soltando un humo por su boca.
─ Pues, a tu hermana y a tu padre sí.
─ Alessandro y Camilla no están aquí así que no importa. Y no entiendo qué haces aquí si se supone que me odias. ─ Rodé los ojos y cuando lo volví a mirar tenía sus ojos puestos en mí, unos muy lindos de color verde pero su alrededor se tornaba rojo.
─ ¿Estás drogado? ─ Pregunté y él negó con la cabeza. ─ ¿Estabas llorando...
─ Nuestros padres no vendrán por ahora. Mi padre llamó a Camilla y están preparando todo para la boda. ─ Con eso se levantó de la silla y se fue.
¿Boda? Lo que faltaba.

ESTÁS LEYENDO
Kisses
JugendliteraturEmpezar de cero para algunos es una gran oportunidad de comenzar a vivir la vida, pero para mí había sido un infierno. Todo fue tan extraño, peligroso, divertido pero un pecado. Un pecado que cometía mientras cambiaba mi vida junto a mi hermanastro.