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ROMA: EMPEZAR DE CERO = NUEVO CRUSH

Era lunes y el instituto Collodi era malditamente exigente.

Sé que hacen lo posible para que los alumnos estén ocupados y no tomen caminos equivocados, y aún así hay alumnos drogándose o vendiendo marihuana por los pasillos.

Bella me había ayudado a escoger algún deporte que fuese con este pequeño y aguado cuerpo, a lo que escogió atletismo. Según ella, hará que tenga lindas piernas y lindo culo.

Yo en realidad no sabía hacer ningún deporte porque directamente no me gustan.

─ Quita esa cara de preocupación, Emma. ─ Dijo Bella dándome un empujoncito en el hombro haciendo que saliera de mis pensamientos, ambas nos encontrábamos estirando para empezar a correr. ─ Mónica es muy buena maestra, te irá bien. Hasta parece tu mamá... me sorprende el gran parecido que tienen. ¿estás segura de que no es tu mamá biológica?

─ ¡Cállate Bella! Ni siquiera conoces a mi mamá. ─ Le devolví el empujón a lo que ella río.

─ ¡Más acción y menos platica! ¡Vamos! ─ Ambas volteamos para ver quién era el graciosito, y nada más y nada menos que Enzo.

Yo rodee lo ojos al notar que era él. Un sentimiento de resentimiento se formó en mi desde que lo vi en línea y no contestaba mis mensajes.

─ ¿Qué quieres? Deberías estar en clase de música no aquí fastidiándonos. ─ Expresó Bella volteando su cuerpo para otro lado.

─ Exacto, debería, pero no lo estoy. Calma, my love. ─ Enzo se agachó para estar a la altura de ella y darle un beso en su mejilla.

─ Estoy toda sudada.

─ Sí, ya me di cuenta. ─ Él hizo una mueca y ambas nos reímos al ver su cara de asco.

─ Emma, ¿has visto a Niccolo? Habíamos quedado en algo para hoy.

─ Él... ─ Pensar en él había hecho que volviera a recordar lo que había sucedido esta mañana.

F L A S H B A C K.
Iba entrando a la cocina cuando de repente vi a Niccolo tirado en el mesón de la cocina, con la misma ropa de anoche.

─ ¿Niccolo? Por Dios Niccolo, ¿qué haces aquí? Hoy es lunes, hay escuela. ─ Le sacudí el hombro para despertarlo. Se notaba que estaba en un sueño profundo.

─ Cami, hermana, ¿eres tú? ─ Niccolo se despertó somnoliento abalanzándose a mí con una sonrisa de niño pequeño.

─ ¡No!... No... no soy Camilla y tampoco tu hermana. Soy Emma. ─ Él se sentó en el mesón aún con la mirada perdida. Su cuerpo estaba en la vida real pero su mente todavía seguía en su sueño.

─ Camilla, nuestro padre se casará en unos días y no quiero...

─ ¡Que no soy Camilla, Niccolo! Soy Emma. ─ Lo cargué para llevarlo al sofá. No quería ser responsable de un moretón en su bello rostro.  Su boca estaba muy cerca de mi nariz y podía oler el alcohol con revuelto con marihuana.

─ ... olvidarme de mamá. ─ Concluyó.

─ Y yo no quiero que mi madre se olvide de mí, pero ya lo hizo y es muy tarde. ─ Lo tiré al sofá y él solo parecía un bulto de papa. ─ Espera ahí, te traeré algo cuando vuelva de la escuela para la resaca. Come mi desayuno, ya no tengo tiempo. 

Niccolo no protestó a ninguna de mis ordenes, a lo mejor ni me había escuchado.
F I N    D E L   F L A S H B A C K.

KissesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora