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"ENZO, EL NOVIECITO DE EMMA"

🦖 || NARRA NICCOLO GOVENDER

No soy una mala persona.

Solamente intentaba salvar mi pellejo acosta de alguien que no hacia el mínimo esfuerzo en hacer tareas porque era lo único interesante que ocurría en su vida. Favio es hijo del director del instituto, nunca estaba metido en problemas, nunca se divertía, solo hacia tareas, leía todo el tiempo y miraba porno gay.

El que hiciera una tareíta más no le iba hacer daño, todo lo contrario, aprendería más.

Nunca me había sentido mal por obligar a alguien a hacer mis deberes, pero el ver a Emma, viéndome fijamente, con una mirada juzgadora y luego hacerme sentir como un patán, hizo avergonzarme de mi mismo, creando cierto enojo en mí. Un enojo que impulsó a terminar mi relación con Virginia y se lo agradecía a Emma.

Por alguna extraña razón, afortunadamente Emma siempre estaba en mis eventos más desafortunados.

Se sintió muy liberador. Ni siquiera me importó el que muchas personas estuvieran viéndonos, ella lo quiso así, amaba ser el centro de atención. 

Cuando llegamos a casa, mi hermana se fue a su habitación como de costumbre, mientras que Emma iba a la cocina para beber agua y coger un par de fresas.

─ Te espero a las tres aquí abajo. ─ Dijo antes de entrar a la cocina por completo. ─ ¿La tarea es para mañana?

Asentí y ella entró a la cocina.

Y quedé en la sala, solo. Pensé en leer pero lo más probable era que Emma me explotaría en lectura así que no era una opción; jugar COD, salir a caminar, molestar a Camilla, dormir o verme una serie... preferí darme un chapuzón. Debía aprovechar, pronto sería invierno.

Y duró exactamente las dos horas que quedaban, porque cuando salí encontré a Emma en la sala principal acomodando la mesa de centro para poner varias hojas, marcadores, lapiceros y su Tablet.

─ Tienes cinco minutos. ─ Habló, aun acomodando la mesa.

Sonreí al ver cómo arreglaba todo tan minuciosamente. Luego, fui a mi habitación para ponerme ropa cómoda y volver a bajar.

Ya la mesa estaba lista. Me senté a su lado y ni siquiera esperó un segundo, empezó a explicarme dónde estaba cada cosa.

─ ... también hay agua para que no pierdas tiempo yendo a la cocina y regresando. Ahora sí, dime de qué es el trabajo.

Yo le extendí mi cuaderno mostrándole la asignación.

─ ¿No sabes leer? ─ Preguntó.

─ Es muy largo y me da flojera. ─ Respondí.

─ Y así te gusta leer Dante Alighieri.

─ ¿Cómo sabes que me gusta Dante? ¿Te gusta leer?

No recuerdo habérselo mencionado antes.

─ No soy mucho de fantasía.

─ Dante no escribía fantasía, prefería escribir de manera alegórica todas las creencias o supersticiones que inventa el ser humano mientras evoluciona.

Ella se quedó en silencio unos segundos, leyendo mi cuaderno.

─ Entonces debe realizar un ensayo en donde analices de manera cronológica los eventos claves de la unificación italiana... y debe ser escrita a mano.

─ ¿Ves que es un título demasiado largo? ─ Expresé.

─ Y complicado. ─ Completó ella.

─ Por eso pensé que sería más fácil si Favio lo hacía. Se le da bien eso de hacer tareas y política.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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