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AGRIDULCE

Sé que me dejé cegar de la impulsividad pero ya era tarde.

Saqué mis pies de la piscina yendo a mi habitación, abriendo el closet para sacar una falda corta de lentejuelas plateado y una blusa de tirantes negra que ajustaba mi cintura y pechos, junto a unas botas negras que llegaba hasta la rodilla. Me hice dos moños de puca estilo alto, dejando el resto de cabello suelto y terminando con un labial vinotinto.

Justo a tiempo había llegado Enzo y Bella en un Ferrari rojo con Bella de piloto.

─ ¡Dios mío, mis ojos qué están viendo! Te ves preciosisisima. Te juro que si estuviera confusa de mi sexualidad y te viera sabría al instante que soy lesbiana.

Enzo seguía sin despegar la mirada de mí y yo no podía despegar la mirada de él o de su sonrisa, que extrañamente era tan perfecta.

─ ¿Qué te parece mi carro nuevo, Emma? ─ Enzo suspiró intentando llamar su atención. ─ En realidad es del padre de Enzo, un verdadero fan de carros, ex corredor de fórmula uno y mi padrino. ─ Dijo Bella con orgullo.

─ No pensé que ustedes fueran tan cercanos. ─ Abrí la puerta del carro en la parte de atrás.

─ Ha sido una completa pesadilla vivir más de una década y media en la misma calle. ─ Bella contaba y conducía con una sonrisa en su cara. ─ Escuchar cómo su padre le gritaba que era un maricon solamente por gustarle la música y no los carros como a él.

Enzo se removió incomodo.

─ Y aún así es un muy buen compositor y cantante, no es así mi Enzito. ─ Bella le cogió del cachete como si fuera un bebé. Conducía como si fuera alguien profesional. ─ A comparación de mí, amo conducir, pero mi padre dice que soy muy joven para tener un carro...

─ Cuando Bella conduce es como si fuera un loro mostrando que ya aprendió a decir su primera frase. ─ Me dijo Enzo y ambos reímos.

Ya lo estaba notado, Bella no había parado de hablar sobre marcas de carros y el arranque que tenía cada uno.

─ Eso veo.

─ Te ves hermosa. ─ Dijo Enzo sin quitar la mirada de mí.

─ Y tu ves muy apuesto. ─ Le respondí. Siempre se veía apuesto.

─ Par de tortolos, ya llegamos. ─ Bella se bajó del carro con una sonrisa divertida, como si nunca hubiera ido a una fiesta.

Se podía escuchar la música desde afuera, las luces de colores, chicos de todos los géneros besándose casi desnudos. Estábamos en uno de esos barrios, de buen estrato con casas bonitas y autos costosos.

─ ¡Qué empiece lo bueno! ─ Bella me haló del brazo en dirección a la casa.

Todo estaba oscuro, lo único que iluminaba el interior eran unas luces de colores neones.
Algunos bailaban, otros se besaban demasiado excitados mientras que otros solo veían a la gente bailar con trago en su mano.

─ Toma esto, ─ Me extendió una tapa de limón. ─ debes chupar el limón todo lo que puedas y luego, ─ Ahora un vasito de vidrio con un líquido transparente. ─ mandarte esto hasta el fondo ─ Tomó mi mano echando un poquito de sal. ─ y terminar tragándote la sal, ¿va?

KissesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora