07.

227 15 8
                                    


FELIZ, PERO NO POR MUCHO.

🦖 || NICCOLO GOVENDER

Los días habían pasado muy rápido. Hace semanas mi padre recién nos anunciaba que se iba a casar y ahora, en menos de unas horas, él tendría una nueva mujer y familia.

La casa estaba hecha un caos. Los cables de los camarógrafos – ya que Annetta, la madre de Emma quería que grabaran todo el proceso de su boda – cajas con obsequios, ropa, decoraciones, en fin, era imposible estar aquí.
Mi padre ni siquiera estaba, ambos decidieron tener la boda convencional y seguir todas sus pautas, entre esas tener un velo, como si nunca los hubiera escuchado follar en su habitación.

Anetta escogió el estilo que llevaríamos, entre esos mi traje. Quería que mi padre y yo fuéramos igual, ya que según ella yo era un mini él. El vestido de Camilla también debía ir a juego con el mío, ella decidió ir con Chiara a un salón de belleza y de Emma, no sabía nada de ella, ya hasta parecía un murciélago.

Virginia me pidió que la acompañara a comprar su vestido y el regalo de bodas para mis padres. No quería ir pero no tenía nada qué hacer en casa, además que no quería ser partícipe de la ridiculez de Anetta, pero la fuerte voz de Emma que provenía de su habitación hizo que me detuviera en seco.

─ ¡Solo piensas en ti desde que nos mudamos a esta casa! ─ Gritó Emma y sentí cómo rechinó la cama al levantarse. ¿Qué mierdas pasaba en la habitación? Por un momento sentí la necesidad de entrar y ver si ella se estaba quedando esquizofrénica, pero en realidad no era mi problema así que decidí continuar con mi camino.

Hasta que escuché la voz de su madre.

─ Hija...

¿Ellas dos discutiendo? Imposible de creer, Emma le lamía los pies a su madre.

─ De hija nada. Ya lo decidí, no tocaré. ─ Le respondió Emma con un tono grosero pero dolido.

─ ¡Emma, es un simple solo! No perderás nada si no lo haces conmigo, ¿o acaso estar rodeada de gente rica te volvió inepta?

Auch.

Emma no respondió quedando un silencio incomodo.

─ ¿Entonces no lo harás? ─ Volvió a preguntar su madre indignada.

─ No. ─ Ese había sido el no más frio que había escuchado en mi vida.

La habitación volvió a quedarse en silencio, pero sentí los pasos de Annetta en dirección a la puerta y ágilmente salí disparado hacia las escaleras sintiendo el portazo en la puerta detrás de mí. No volví a mirar hacia atrás, solo intenté dejar de lado la situación.

Para mi suerte, la tarde pasó más rápido de lo normal. Virginia había escogido un vestido rosa horrible que solo hacia que me diera cáncer visual, pero por lo menos le quedaba bien, y de regalo compró un conjunto de pijama en pareja de seda, que también era igual de horrible. Preferí no opinar, no quería pasar otras tres horas viendo a Virginia indecisa.

Al llegar a casa Annetta no estaba, ya se había ido y aun seguía el caos en casa. Fui el primero en alistarme, en realidad no tenía mucho qué hacer. Mi traje era negro, con una camisa azul oscuro y corbata negra. Llegaron unos estilistas para peinarme, pensé que podía hacerlo solo.

KissesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora