Especial de Navidad

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La casa más grande de Radiador Springs, ahí vivían la familia McQueen Bernoulli, unos bellos niños estaban corriendo hacia la habitación de su abuelo, quién estaba leyendo una carta de su amado.

-¡Abuelito McQueen!-dijo Steve apenas entrando a la habitación de su abuelo.

-Steve, oh mírate, eres idéntico a tu bella madre-dijo sonriendo mientras se levantaba y se acercaba a abrazar a su nieto de los ocho que tenía.

-¡Abuelito todos te estamos esperando! Más mi mami y mis dos tíos.-dijo felíz.

El rubio sonrió y se acercó a la mesita de noche donde ahí reposaba un álbum de fotos, lo agarró y bajó las escaleras junto a su nieto, sus tres hijos, que nacieron de un bello milagro que posee McQueen, ya que él es hermafrodita y pudo tener hijos, lo esperaban.

-Mamá, ¿Estás bien? No debes de esforzarte...-dijo Angelline, su hija mayor, es la hija más bella que tuvo, claro que tuvo su carácter y sus bellos ojos azules, pero heredó el carácter de su padre Francesco.

-Angelline tiene razón mamá, recuerda que no debes esforzarte mucho, recuerda lo que dijo el doctor.-sonrió Alex, otro de sus hijos, el salió rubio, heredó su carácter, pero si que heredó los bellos ojos de su amado Francesco.

-¿Ya te tomaste las pastillas mamá? Recuerda lo que dijo el doctor, si no las tomaste pues vas a tener que tomar tres.-dijo Adrián, su hijo menor, igual de rubio, heredó los ojos azules, pero si que heredó el encanto de su padre.

-Estoy bien hijitos, no soy tan viejo para que se preocupen por mi, ¿Ya están todos reunidos en la sala?-dijo McQueen mostrando una bella sonrisa.

Los tres hijos asintieron, para después que todos los niños vallan a ver a su encantador abuelo McQueen, para tomas su mano con cuidado y llevarlo a uno de los sillones de la grande sala de estar, ahí estaban todos, Mate junto a Finn ya mayores de edad pero sin dejar todo el encanto, sus ocho nietos muy encantadores, Storm y Cruz tomados de la mano ya igual mayores y sus bellos hijos quienes no se quisieron separar de su madre McQueen.
Adrián con mucho cuidado ayudó a su madre McQueen a sentarse, sacó lo preocupón de Francesco, pero no quitaba que todos lo amaban y lo cuidaban con mucho cuidado.

-Gracias Adrián, ve a sentarte junto a tus hermanos.-dijo McQueen con calma.

Su hijo asintió y se acercó hacia sus hermanos que le habían dado un campito en uno de los sillones para que se sentaran. Sus amigos estaban en otro sillón poniendo atención. Sus nietos se sentaron en la gran alfombra poniendo atención. También se encontraban los hijos de Mate y de Finn, junto a los hijos de Storm y Cruz, una gran familia unida. McQueen sonrió al verlos a todos y abrió la primera página del álbum.

-Hace mucho tiempo que estoy enamorado de Francesco, antes no sabía cómo festejar las bellas fiestas decembrinas, ya que en la academia no habían decoraciones, solo regalos para cada uno de los estudiantes. Llegué a nuestro pueblo Radiador Springs, y aunque sonreía ante todos con alegría, aún no entendía el significado de la Navidad. Y cuando conocí a Francesco, él supo cómo animarme en Navidad, el me enseñó a decorar, a adornar, a hacer postres deliciosos para todos, y sobre todo, enseñarme a dar y recibir todo lo que el día me daba. Cuando por fin nos casamos y estábamos juntos, yo tenía el deseo de formar una familia, claro; no pasó mucho tiempo...-empezó a suspirar con calma- Ese regalo que quería para Navidad era un bebé, era hermafrodita y claro era difícil tener bebés... Francesco y yo queríamos eso de regalo, no pasó una semana hasta que hice la prueba y mis ojos, mi corazón, mi cuerpo entero empezó a alegrarse porque venía en camino un bebé... Y me dieron de regalo, un poco atrasado, a mi preciosa hija... Angelline...-sonrió el ojiazul con felicidad hacia su hija.

Todos sonrieron felices y los hijos de Angelline miraron con alegría a su bella mamá, Angelline estaba algo roja por lo que dijo su madre, pero no le importaba. Todos voltearon a ver a McQueen para que prosiguiera con sus palabras.

-Sé que hace dos años... Fue muy difícil, la Navidad no fué como antes, y lo sé... A papá Francesco no le hubiera gustado que no nos juntáramos en Navidad, pues es su fecha favorita, pero ahora, que todos estamos reunidos quiero contarles esto... Todos somos familia, no hay necesidad de que nos separemos por tonterías, por tristeza o remordimiento, eso no nos ayudará jamás, es una época de gran felicidad, y lo sé porque gracias a Francesco amo la Navidad, y más por qué después de el regalo que recibí en Navidad, mis Navidades ahora son más felices que nunca. Así que mis pequeños, mis amigos, mis encantadores hijos, yernos y nueras... Prométenme que jamás se les olvidará está lección, y que valoren este bello día y a los miembros de la familia con amor. Que todos tengan... Una bella Navidad.-dijo con gran felicidad viendo a todos.

Storm y Cruz estaban llorando felices, y con algo de nostalgia hacia lo que dijo su mejor amigo; Mate y Finn tampoco que se quedaron atrás, y más sus hijos, yernos y nueras. Lloraban no de tristeza, si no de alegría a lo que dijo el viejo McQueen.
Los nietos escucharon felices y se acercaron a abrazar a su abuelo con felicidad haciendo que McQueen riera con alegría.

Más tarde esa noche cenaron, rieron, jugaron, con demasiada alegría, dieron y recibieron obsequios como premio de felicidad, McQueen lo veía todo feliz y orgulloso, mientras todos estaban distraídos fue hacia la oficina de su amado Francesco, también estaba decorado, McQueen admiró cada parte de la oficina y se sentó en la silla donde su amado solía sentarse, y desde el escritorio ahí se encontraba una foto de ambos tomados de la mano junto a sus tres hijos con gorros navideños y con bellas decoraciones al fondo.

-Mi querido Francesco, cómo quisiera que estuvieras aquí a mi lado, nuestros nietos son un amor, están enormes... Y nuestros hijos también te extrañan, más yo, se qué no te gustaría que estuviéramos tristes en Navidad, así que reuní a todos como tú regalo de Navidad. Te amo mi Francesco Bernoulli, espero y pronto reunirnos donde sea que estés...-al terminar de decir esas palabras, McQueen acercó la foto hasta sus labios, besando la cara de su amado. Para después dejarla ahí y salir a reunirse con los demás.

McQueen volteó a ver por última vez su oficina y vió a Francesco, a su bello Francesco, sonriéndole con alegría, su viejo Francesco se acercó a él y le dió un beso en la frente, para luego desvanecerse sin antes decir...

-Feliz Navidad... Amore mío.-al decir lo último se desvaneció....

McQueen solo sonrió y dejó caer unas lágrimas de felicidad, cerró sus ojos y juro por su vida cómo Francesco acariciaba su mentón antes de irse.

-¿Abuelito?-dijo Steven asomándose por la puerta de la oficina.-¡Abuelito te estamos esperando para el baile!-dijo felíz e inocente.

McQueen se limpió sus lágrimas y volteó a ver a su querido nieto.

-Muy bien, vamos a bailar cariño..-dijo tomando la manita de Steve para ir a la sala a bailar.












Felíz Navidad y Próspero Año Nuevo. ☃️

Francesco x McQueen| amore e ricordiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora