Cap. 18

166 14 7
                                    

El lugar se tornó oscuro cuando el otoño llegó, la aura de personas dulces estaban tristes por supuesto, pero un corredor de cabellera rubia y ojos azules estaba peor que sus demás amigos.
Todos estaban en el hospital, esperando con ansias noticias de su gran amigo durante años. Doc Hudson había tenido varios infartos, y este está peor. Las medicinas no le hacían efecto y solo se esperaba lo peor, el dinero era suficiente para llevarlo a un hospital mejor, pero Doc no quizo acceder a tal cosa. Solo quería ver al rubio por... Última vez.

Luigi con dificultad abrió la puerta del cuarto de Doc para que McQueen hablara a solas con él. Casi la mayoría habló a solas con él.
El corredor se le dificultaba pasar tras esa puerta de pesadez y nerviosismo, pero tuvo que entrar si o si, no quería dejar a su figura paterna esperando.

Al entrar Doc estaba enchufado con casi mil cables en sus manos y otros cables en distintos puntos de su cuerpo que para nada estaba en perfecto salud. McQueen extendió sus lágrimas y se las quitó de encima con la manga blanca de su camisa. Doc notó esto y débilmente le pidió que se acercara...

McQueen estaba tomando su mano y recibió un apretón no muy fuerte por parte de su mentor. No pudo soportarlo y sollozó algo fuerte, no quería demostrarle debilidad pero... ¿Cómo? Su figura paterna podría irse en cualquier momento y no soportaba separarse de su padre.

-Niño... Está bien todo... Ya estoy cansado y solo quiero decirte una cosa... Escúchame con atención...-las máquinas hacían ruido leve cuando dijo eso.

Doc tomó a McQueen con la mano para acercarlo a qué le diera un abrazo no muy fuerte pero cariñoso. Doc hizo que se separaran un poco y le sonrió de forma leve hacia el rubio.

-Muchacho, tienes un gran talento, un gran corazón... La carrera de tu vida aún sigue en pie hasta que te vayas de este mundo... Disfruta, vive, yo casi no lo disfruté de mi vida hasta que llegaste tú a darme un impulso... Enamórate... Sally no es la indicada, enamórate de alguien que de verdad te llegue al corazón...- las máquinas cada vez hacían un ruido corto, haciendo que McQueen viera las máquinas. El pulso de Doc estaba bajando.

-Hey... Cuídate mucho niño... Volar cuál cohete...-dijo cerrando sus ojos poco a poco.

-A-atacar... C-como... B-bólido...-Dijo McQueen tratando de ahogar su sollozó y lágrimas pero fueron en vano.

El sonido de las máquinas se volvió un solo pitido largo, casi interminable y eso hizo que McQueen cayera de rodillas aún sosteniendo la mano de su mentor. Los sollozos fueron tan grandes que alarmaron a los demás. Al ver la profunda y dolorosa noticia todos lloraron, otros aguantaron las lágrimas, pero todo se hechó a la borda con el llanto de los demás, y más al ver a McQueen horriblemente destrozado....

Doc partió....

McQueen mantuvo la cabeza firme y decidida, dispuesto a ganar esa carrera para demostrar que puede aunque ya se sienta viejo, que de viejo, ja, no tenía nada. Pasó a varios corredores modernos novatos de una sola velocidad y atravesó curvas de las cuales para los novatos era difícil si no eras totalmente profesional.
McQueen no se dejó vencer y quedó entre los corredores intermedios, esos eran un poco más difíciles de sacarlos de encima pero no se dejaría vencer por nada.

Francesco por otra parte quería salir de ahí, pero al mismo tiempo tenía la mirada ocupada tras ese ventanal de vidrio donde veía a su amado correr. Sabía que en cualquier momento van a embestirlo con algo y eso no lo iba a permitir, no perdería a su media naranja otra vez.
Los ruidos se incrementaron afuera de la sala, golpes y un par de disparos que rápido fueron callados para luego que la puerta embistiera con fuerza el cuarto privado dónde estaba Mate, Finn y Holly de una mirada ruda.

Francesco x McQueen| amore e ricordiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora