Cap. 16

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Los días pasan rápido con McQueen, iba aprendiendo demasiado con los entrenamientos de Smokey, cada noche repasaba los movimientos de Doc con una cinta vieja, miraba cada detalle, cada movimiento, hasta el más minúsculo solo para mejorarse así mismo. Cruz también hacia lo mismo porque para ella todo los movimientos de carreras antiguas eran admirables que incluso podrían convertirse en pinturas altamente reconocidas a nivel mundial. Antes de dormir McQueen siempre veía fotos de Francesco, no le apetecía leer mensajes, con fotos ya eran mil pensamientos y palabras para él. Juraría que le daría victoria y le permitiría hacer el amor de nuevo; sus pensamientos eran miles con el italiano.

Mientras que Francesco en esos días ayudaba a los espías, todos estaban investigando todo lo que tenía que ver con el plan de los malditos que otra vez querían arruinar la carrera, Francesco cada vez estaba molesto por las personas. ¿Qué tienen en contra de ellos? Solo eran corredores, jamás quisieron una disputa, al parecer ellos están aburridos y solo querían poner feo el ambiente para hacer que la sociedad reaccionara. Esos pensamientos eran una total basura para el corredor italiano ya que no le encontraba sentido a eso. Solo son unos idiotas que quieren arruinar cosas por diversión.

Francesco tampoco podía mandarle mensajes a McQueen, pero claro que estaba cien por ciento seguro de que McQueen está bien por el momento, ya que un dejavu le decía que estaba seguro y que no tenía nada de que preocuparse, suspiró aliviado mientras veía la foto de su amado americano. Cuando lo vuelva a ver le haría el amor como nunca antes, solo así para recordar su amor por todo. Una sonrisa se formó hasta que Finn llamó a la puerta.

—¿Puedo pasar?—preguntó Finn.

—Adelante...—dijo Francesco mientras guardaba su teléfono.

Finn entró de forma tranquila caminando hacia el italiano con algo de comida. Francesco solo se sentó y miró la comida con algo de silencio mientras agradecía con la mano.

—Grazie per il cibo...—dijo algo animado.

—No es nada Francesco, escucha, alguien en el fondo debe de estar invulocrado en este asunto de McQueen... Sabemos que son los mismos idiotas de Axerlord, pero el parece no estar al tanto de esto.—dijo Finn mientras miraba con seriedad papeles que trajo consigo.

—Che dici? ¿Tratas de decir que él no está en todo esto? Por favor, estaban esos hombres que arruinaron la carrera en el mundial, y ahora que nos están volviendo a atacar ¿no es la misma persona?—dijo el italiano más molesto que nada hasta casi aventar la comida de Finn.

Por suerte y claro que el italiano molesto y orgulloso no lo tiró gracias a que supo manejar algunos impulsos en sus adentros. Finn lo miró serio mientras se acercaba con papeles.

—Enojate con el quien está planeando todo esto...—dijo Finn serio, esto hizo que Francesco lo mirara con un poco de miedo.

El británico le estiró los papeles junto a una carpeta de color gris, común para los agentes. El italiano observó cada detalle del papeleo, primero eran datos que para él no hacían nada de importancia, hasta que hojeó los demás, el italiano se sentó de nuevo en la capa aún analizando cada papeleo que veía, hoja por hoja iba cayendo a cada rato mientras el italiano leía y veía las imágenes de cada cosa.
Finn lo veía también de forma seria y haciendo muecas de preocupación también, de hecho, hizo las mismas expresiones que Francesco hace unos momentos cuando les dieron las pruebas. Holly acabando de llegar también se unió.

—Todo eso lo mandaron algunos colegas nuestros que nos están ayudando en este tipo de cosas, al parecer... Corren más riesgos que cualquier persona normal...—dijo Holly.

El italiano solo la escuchó... Analizó cada hoja hasta llegar a la carpeta gris, la abrió y al analizar la foto junto a la hoja que estaba junto a ella la tiró de inmediato.

—¡REGRESEMOS PRONTO!—dijo el italiano.









McQueen había entrenado perfectamente bien, pero aún seguía la baja autoestima, cada entrenamiento con Cruz era extremadamente extraño. Cómo el último entrenamiento, todo antes de irse a su carrera. Creyó vencer lo que temía, pero aún esas voces en sus recuerdos seguían... ¡McQueen se resaga! ¡McQueen se resaga! Aún no podía, Cruz estaba festejando haciendo círculos de tierra con su auto, festejando mientras que NcQueen apenas estaba estacionando su auto y saliendo de forma lenta hasta ella, Cruz también paró y salió del coche aún festejando hasta que vió a su amigo McQueen salir cabizbajo. Cruz se empezó a dar cuenta hasta invadir una culpa que claro que no era suya, por supuesto que no.

—¡A-ay...! Lo siento mucho, se... Lo que significa para ti todo esto señor McQueen...—dijo la morena mientras se acercaba tímidamente a McQueen.

El rubio estaba perdido, parecía no escucharla, pero este solo la miró y solo con la mirada pareciera que le dijo estoy bien, no te preocupes por nada. Smokey junto a los amigos de Doc se acercaron tranquilamente hacia el rubio, tratando de acercarse para consolarlo, hasta que el rubio habló.

—Les agradezco por ayudarme y darme sus consejos... Ya tengo que irme a la carrera... Guido, Luigi, Mack... Ya es hora de irnos.—con esto el rubio se dió la vuelta.

Cruz fue atrás de él junto a su auto hasta llegar al camión del grandote Mack.





Storm estaba inquieto, no sabía dónde estaba su novia, se sentía bastante culpable con todo lo que sucedía, no quería esto desde el inicio, pero solo era para ganar el dinero suficiente para su padre enfermo y apunto de la bancarrota de su taller.
Buscó por el cuarto de su novia, preguntó al personal, los baños... Hasta que una de las encargadas dijo que ella estaba acompañando a McQueen a sus entrenamientos pero ya hacía tiempo que no regresaba, días... Días en que su novia estaba con él. Storm asintió aliviado seguido de una inmensa culpa. Ya no sabía que hacer hasta que recibió la llamada de Sterling.

—Estará todo listo... McQueen va a desaparecer de la Tierra apenas llegué a la última vuelta.—

—Ya no quiero nada...—dijo Storm decidido.

—¿Qué estás diciendo? Ya estamos ganando lo suficiente y todo para el tratamiento de tu papi y de tu amado taller de porquería.—dijo molesto.

—Vuelve a decir algo más de mi vida personal y yo mismo te golpeo, ya para mí era suficiente de que McQueen no recordara y se lastimara hasta llegar a la miseria pero ahora con querer matarlo en otro choque... ¡ESTÁS ENFERMO CARAJO!—dijo Storm.

—Sabes que si me acusas, te hundirás conmigo, y descuida, también despídete de tu noviecita, era buena trabajadora... Ahora descansará ella, con mil balas en su corazón y en su cerebro de mie-..—antes de que pudiera completar Storm colgó furioso y fue rápido en su auto hacia el estadio donde iría en la carrera.







El italiano bajó del avión como si tuviera una velocidad de Flash en sus pies, fue rápido en un auto dejando atrás a los espías que trataban de alcanzarlo. Apenas llegó el italiano a su destino y fué rápido en su fórmula uno, escuchó sirenas atrás y eran los espías junto a unos policías, apoyando al italiano hasta el destino. De dónde estaban hasta el estadio donde competiría el amor de su vida estaba a seis horas en auto, pero con la velocidad... No le importaba.

El aceleró sin importar las consecuencias, estaba con el casco, su uniforme todo puesto con tal de llegar rápido hacia su amado, advertirle de todo antes de que le sucediera algo. Los espías junto con los policías casi no le llegaban a los talones, pero harían lo que harían.

Cada minuto para todos era frustrante para todos, McQueen solo estaba desanimado y ya no sabría que hacer, acababa de llegar al estadio y todo era muy tranquilo según para todos los aficionados, pero para McQueen... Era muy serio el asunto, era casi seguro que podría renunciar y aceptar el retiro, hasta que las palabras de Francesco llegaron a su mente.








Continuará....
Pronto será el final de la historia... Unos capítulos más antes del gran final...

Francesco x McQueen| amore e ricordiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora