Cap. 13

151 13 3
                                    

McQueen no pudo dormir bien por una semana, algo sucedía y no sabía el porqué, no podía hablar por teléfono ya que sentía que no era nada, pero algo le decía su cuerpo. No estaba cómodo en la cama, ni siquiera se acomodaba bien; pues ya se había acostumbrado a estar en los bellos brazos de su novio italiano... Empezó a recordar muchas cosas.

Recordó cuando una vez se perdieron en un bosque cercano en Italia, ambos no sabían en dónde estaban así que improvisaron para acampar en una pequeña cueva, ambos se estaban peleando porque no recordaban la ruta, de pronto ambos se culpaban y cuando se enojaban no hablaban. Está vez ellos no hablaron por un buen rato hasta que empezó una tormenta que asustó al rubio abrazando por instinto al italiano.
Ambos se abrazaron para darse calor y a los pocos minutos Francesco se disculpaba por haberle gritado, McQueen tampoco se dejó ir atrás y también se disculpó por actuar infantil ante la situación. Francesco sabía que era una tontería pelear por eso, así que se quedaron abrazados durante toda la noche. McQueen describiría como era dormir en los brazos y pecho del italiano... En su mente, dormir con él era como abrazar un gran oso de peluche, su pecho es tan cómodo que podría describir que ambos pechos del italiano eran como almohadas. Los brazos eran fuertes y protectores, parecía que los brazos del italiano le decían... Tranquilo, estás protegido y no te sucederá nada.
Al día siguiente despertaron abrazados y dándose besos, cómo sesión de disculpa, al levantarse y salir se dieron cuenta que estaban junto al auto del italiano, estacionado. Ambos se miraron y rieron a carcajadas, lágrimas de risa inundaron el bosque y McQueen besó al italiano. Era un tonto, pero era su tonto.

McQueen recordó eso, sonrió y después suspiró con deseo, de volver a su amado y sentir sus brazos y pecho fuerte mientras lo abraza con amor. Para después besarlo. El rubio se tocó los labios con delicadeza, quería besar a Francesco, no hay ni un solo día en el cuál Francesco no lo besaba a las veinticuatro horas, en cambio, le robaba besos, ambos se besaban cuando querían y cuando el beso se descontrolaba, bueno, terminaban en una sesión de amor en el cuál McQueen salía satisfecho y contento, y no se diga más del italiano.

McQueen se sonrojó y suspiró mientras miraba el techo, empezó a tocarse con cuidado y solo pensando en él, en cómo lo tocaba y como el rubio lo deseaba. ¿Hace cuánto que McQueen y Francesco no se habían dado intimidad? Bastante tiempo, casi un año y medio. McQueen ya estaba desesperado, fue al baño y al ver su problemita empezó a tocarse. Imaginando mil escenarios con el italiano, siempre tuvo un fetiche, era hacer el amor en su auto, que para muchos era raro, para él, era como entregar todo de él, que por el amor a su auto y por su carrera lo dejaría que le hiciera el amor en su propio auto. Ya tenía el detalle... Francesco estaría con él tomándolo de la cadera con suavidad, ayudando a McQueen a subir y bajar con rapidez mientras él gemía el nombre de Francesco; besándolo con fiareza y tocando el pecho desnudo del italiano, sintiendo como el moreno lamía su cuello y le decía... Tengamos un bebé..~

McQueen termino viniéndose en la taza del baño ocultando sus gemidos al morder su camisa roja de la pijama. Su entrada especial también había explotado y se sentía sucio, pero satisfecho. Apenas cuando llegue de su victoria y de enfrentar a Storm, llevaría a Francesco a su auto lejos de la nada y hacer el amor.

Francesco empezó a marearse, estaba desorientado, no sabía que había pasado, lo habían golpeado fuerte y ni siquiera vió quién fue, despertó en una choza de madera, mal hecha y con demasiado polvo. No estaba asustado estaba shokeado.

En eso llegaron unos tipos feos y con tatuajes para variar, le daban mala espina, no dejaba de ponerse en alerta, ambos empezaron a cruzarse de brazos y observarlo en silencio, el italiano quería hablar pero claro, estaba amarrado y con la boca tapada con cinta adhesiva. Los miró desafiantes.

—Valla, parece que este corredor tiene agallas para desafiarnos con la mirada, pero no podemos hacerte nada hasta que el jefe superior nos lo diga..~—dijo un peliverde con mala cara.

Francesco x McQueen| amore e ricordiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora