Eras una universitaria, qué buscaba un trabajo para poder solventar los gastos del último año de universidad ya que tus padres pasaban por una mala racha económica
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Finalmente estabas comprometida con Konig. Iban a casarse y estabas planeando la boda, la luna de miel, el vestido y el traje para Konig. Estabas feliz organizando todo. Estabas en la sala con algunas revistas de vestidos para novia y la televisión encendida. Empezó un programa de noticias en el que la primera nota que pasaron fue la detención de Rubí, quien estaba involucrada en lavado de dinero, negocios turbios y el asesinato de Rebeca.
Tn: Konig, ¡ven rápido!
Konig: ¿Qué pasa, mi vida?
Tn: Mira las noticias -apunta hacia el televisor-
*Mira atentamente la televisión*
Konig: Rubí... Cuando dijo que pronto sabríamos de ella, no pensé que sería de esta manera.
Tn: Amor, no podemos ayudarla.
Konig: Podríamos si ella no se hubiera encerrado sola. Ella se declaró culpable de todo. Lo más probable es que le den una sentencia menor, pero de ahí no saldrá por un buen rato.
Tn: Es una lástima que terminara de esa manera.
Konig: Bueno, mi vida, ella fue quien decidió hacer las cosas así. Lamentablemente, se dio cuenta demasiado tarde de todo lo malo que había hecho.
Tn: Lo único que puedo hacer por ella ahora es visitarla y llevar a Valentina. Al menos, si no puede estar con ella, al menos que la vea de vez en cuando.
Konig: Mi vida, no es un ambiente adecuado para Valentina ahí. Además...
Tn: Además, nada Konig, ella sigue siendo su madre. Si estuviera en su situación, a mí me gustaría ver a Noah, tratar de remediar un poco lo malo.
Konig: Será tu decisión entonces, aunque te diga que no, sé que no me harás caso. Iré a servir la comida, para que vengas a comer.
Tn: Preparo los biberones y te alcanzo en la cocina.
-Mientras tanto, Alejandro-
Alejandro llegó a casa de Horangi sin avisar. Estaba enojado por lo que le había hecho a Tn. Konig no quiso hacer nada más que simplemente alejarse por la larga amistad que tenían, pero Alejandro no se quedaría así nada más.
Lili: ¡Alejandro, ya basta! No hay necesidad de esto.
Alejandro: ¡Basta, mis huevos! Ese idiota se merece que le reviente la cara.
*Lili intentaba detenerlo para que no se bajara de la camioneta.*
Lili: Konig fue muy claro al decir que no le haría nada por respeto a la amistad que tenían.
Alejandro: ¡Pero yo no! ¡Suéltame, maldita sea!
Se bajó de la camioneta y se dirigió a la puerta principal de la casa de Anna y Horangi. Tocó la puerta tan fuerte como si quisiera tumbarla.
