⑤⑥

14 5 1
                                    


"¡Hola!

¿No estás nervioso? ¡Yo si!

Dentro de dos días, dos notitas, nos conoceremos.

La nota pasada sonreiste y le diste la noticia a Frank aunque él ya lo sabía. Es como otro hermano mayor (y ya serían cinco) o mi mejor amigo, aunque ya se que es tuyo.

Hablando de amigos...

¿Recuerdas a los mios? Aquellos que me dieron de lado por haber cancelado la salida de aquel dia, cuando mi padre nos dio la mala noticia.

¡Me han metido en un grupo de WhatsApp otra vez!

Les he dicho un par de cosas no muy agradables y me he salido. No quiero saber nada de ellos.

Pensé que eran mis amigos pero me dejaron de hablar por una estupidez y no estuvieron cuando los necesitaba.

Eso sin contar que no me dejaron dar una explicación del porqué habia cancelado.

Sinceramente, que les jodan, ya no los necesito.

Att: Un chico orgulloso."

¿Nervioso?

Nervioso era poco en comparación a como me encontraba.

Estaba hiperactivo, no podía estarme quieto.

Me sentía como un niño el día de navidad por ver su tan esperado regalo debajo del árbol.

Por otra parte, no sabía qué pasaría con nosotros. Al principio me gustó, me gustó muchísimo y llegué a enamorarme de las notas...

En todas las historias tenía que haber un pero y ésta no era la excepción.

Pero, por otro lado, estaba Guillermo.

Sí, él.

El camarero de la cafetería, el chico con el cabello azul, de vaqueros rotos o desgastados, de botas negras.

El chico de baja estatura que parecía un peluche y no querías dejar de soltar.

El chico malhablado pero adorable a su manera.

El chico del inocente rubor.

No sabía qué hacer, estaba claro que iba a conocer a el chico de las notas solo por curiosidad, por saber cómo o quién era y ya vería que pasaría, pero ahora también estaba Guillermo.

Por una vez, mi cabeza no sabía qué hacer y le estaba dando toda carta blanca a mi corazón para que él hiciera lo conveniente.

Entre notas y caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora