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Mierda, otros tantos días sin saber de él y sabía que había sido por el abrazo que me dio Karla hacía ya 3 días.

Frank me dijo que cuando vio a el chico de las notas, él le había gritado que porqué lo había dejado seguir con las notas aquel día si yo ya tenía a alguien, que eso solo era humillarlo.

Mi amigo le explicó la situación y yo ya volvía a tener una nota en mi silla de la cafetería.

- Qué tonto es. - Murmuré riendo leyendo la nota.

"¡Hola!

Lo siento por haber estado tres días sin escribir, pero ho me sentía con ganas hasta que Frank me aclaró la situación y me sentí un poco estúpido.

No sabía que esa mujer te acosaba o algo así.

Sinceramente, creí que ella y tú... Ya sabes...

Como no te alejaste de ella...

Bueno, en fin, que Frank me dijo que siempre está buscando excusas para acercarse a ti y "tocarte".

Mierda.

La odio.

Att: un chico mentalmente asesino."

En ella decía que se había sentido estúpido por haberse puesto de aquella manera al no saber del acoso de Karla hasta que Frank le explicó la situación.

También había escrito que yo no me separé de Karla, aunque sí lo hice, pero suponía que él ya había salido corriendo y no había visto eso, solo el abrazo.

- Oh, oh... - Miré a Frank. -¿Has dicho "qué tonto es"? - Me encogí de hombros.

- No sé. ¿Lo dije? - Asintió.

- Definitivamente, te gusta. - Me volví a encoger de hombros.

- Puede. - El chico llegó con nuestros cafés.

- Gracias, Guillermo. - Frank le guiñó un ojo mientras dejaba los pequeños platos frente a nosotros.

- De nada, Frank. - Dijo él riendo y yéndose.

- Espera. - Frank agarró su mano y él volvió. - Él es mi mejor amigo, Samuel. - Me señaló. - Él es Guillermo, el chico de... la cafeteria. - Asentí y le tendí la mano.

- Encantado, Guillermo. - Estrechó mi mano y me di cuenta de que la suya era un poco pequeña pues tuvo que agarrar la mía con las dos.

- Igualmente, Samuel. - Se rió y se disculpó porque habían llegado clientes.

- ¿Qué opinas de él? - Me preguntó.

- Sinceramente, tú también tienes mucha suerte. Es muy guapo. - Asentí y él solo sonrió.

- Admite que tiene un buen cuerpo, también. - Señaló a el chico con la cabeza.

- Lo admito. - Miré un poco más abajo de la espalda del chico. - Lo admito. - Volví a decir mirando a mi amigo y ambos reímos. - Aunque creo que esta conversación ya la hemos tenido. - Se encogió de hombros.

- Nunca está de más mirar aun chico bonito. - Asentí dándole la razón bebiendo el café.

Entre notas y caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora