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Cato

-¡Brava! ¡Magnífica! ¡Espectacular! ¡Espléndida! -exagero cuando Clove aparece por el pasillo.

-Oh, callate.

-No, en serio, has estado bien.

-¿Tu crees?

-No tan bien como yo, claro... -alardea- pero te los has sabido ganar.

Veo como ríe y quiero creer que cada vez le gusta un poquito más mi arrogancia.

Glimmer y Cato aparecen y nos felicitan a los dos.

-Marvel, ídolo, dentro de poco podrás ser admitido en los CantaJuegos. Glimmer, tus patrocinadores serán todo tíos salidos, hazte a la idea.

-Cato, no seas exagerado. No lo hemos hecho tan mal ¿No? -pregunta Marvel.

-A mí me habéis convencido. -intenta tranquilizarles Clove. -ahora silencio, quiero oír que dicen los demás tributos.

Otros 20 jóvenes salen a plató e interactúan con el presentador del programa. A los más jóvenes se les suele notar el miedo en cosas como la voz o los gestos, mientras que los más experimentados van con algo más de seguridad en ellos mismos.

Me llamaron la atención los dos últimos tributos, los del 12, Peeta y Katniss. Ella hizo que su vestido ardiera allí mismo y él soltó un bombazo diciendo que estaba enamorado de la chica. Los consideré un momento y llegué a la conclusión de que podríamos aliarnos con él y utilizarlo para encontrarla a ella, que nos podría suponer un peligro si encontraba buenas alianzas.

Lo comenté con los chicos y no les pareció del todo mal, esperaríamos a ver que oportunidades se nos presentaban allí.

-Los chicos del 2, nos vamos. -nos llama Charles.

Clove y yo le seguimos hasta el coche. Cuando bajamos estamos ante el centro de preparación, un gran edificio blanco con amplios ventanales en el exterior.

Al entrar había un pasillo con varios ascensores. En la planta 1 estaba la habitación perteneciente al distrito 1, en la 2 la nuestra, y así hasta el 12.

También había una planta subterránea, allí estaba la zona de entrenamiento, donde había un montón de material para practicar distintas destrezas.

Charles, Clove y yo subimos a la planta 2 y metemos la llave en la cerradura de la única puerta.

Al abrirla nos encontramos con un salón inmenso, lleno de plantas de plastico y esculturas blancas, unido a la cocina y al comedor. También tenía un pequeño pasillo al fondo con dos puertas, las habitaciones.

Entro a la mía y me pongo cómodo. Es amplia y huele a limpio. Tiene una gran cama en el centro, un armario a la derecha y un ventanal gigantesco en la pared de la izquierda. También hay una mesita de noche junto a la cama y una alfombra cubriendo el suelo. Supongo que la habitación de Clove es igual y salgo a reunirme con Charles en el salón.

-En una hora os quiero abajo entrenando. A los dos. Ni un minuto más. -nos señala antes de irse.

-Y bien -me giro hacia Clove con una mirada pícara -¿Que hacemos aquí los dos solos durante toda una hora?

-Tu podrías ducharte, que te hace falta.

-O... Podríamos acabar lo que empezaste aquel día en el tren -me burlo.

-Olvídalo. ¿O es que te queda algo de orgullo que perder?

-Podría perderlo por tí.

-¿Ah sí? -se acerca vacilante a mí y lleva sus manos a la cintura de mi pantalón para tirar de la tela hacia ella.

Ella nos junta y hace chocar mi espalda con la pared de detrás.

-Oh Kentwell, no me pongas a prueba.

Con mis dedos levanto su barbilla y observo que hay diversión en sus ojos.

Antes de que pueda hacer nada, Clove se separa de mí y comienza a correr por el salón. Yo voy detrás tratando de alcanzarla.

-Clove Kentwell, como te pille te enteras.

-Oh oh, que miedo. -se burla riendo.

Ella se coloca detrás del sofá dejándome a mi delante. Cuando intento ir a por ella yo me encuentro en su lugar y ella en el mío. Tras dar cinco vueltas al sofá me decido por saltarlo rápidamente.

Al bajar, caigo encima de Clove y la atrapo. Mientras ella ríe como una niña pequeña, la cargo en brazos y la llevo a mi habitación. Allí la tiro al colchón para después tirarme yo encima y quedarme aplastándola.

-¡Cato! -grita riendo mientras se revuelve inútilmente intentando liberarse.

Tras unos segundos así Clove decide rendirse, lleva sus manos a mi abdomen y busca con sus labios los míos.

Cuando cree que ya me tiene, separo nuestras bocas.

-¿A donde tan rápido señorita? ¿No estará usted algo desesperada? -aprovecho la situación para darme gloria.

-Callate y bésame.

Era todo lo que necesitaba.

Vuelvo a atrapar su boca con la mía mientras ella trata de desabrochar los botones de mi camisa.

Parece que la loca de Clove no es tan fría y distante como dice ser.


HISTORIA DEL DISTRITO 2 - Cato y CloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora