HISTORIA DEL DISTRITO 2 - Cato y Clove

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Cato

Un tubo de cristal baja del techo y me atrapa dentro. Después la plataforma de metal comienza a subir por el tubo.

Unos segundos de oscuridad y silencio antes de volver a ver la luz del sol.

Ahora todos los tributos nos encontramos en el claro central del bosque, alrededor de la cornucopia. En esta están todas las armas y provisiones.

Miro alrededor. No veo a Clove ni a Marvel, pero Glimmer está a mi derecha, a tan sólo unos 15 o 20 metros de mí.

El resto de tributos parecen perdidos, desubicados. No era nuestro caso. Nosotros sabíamos perfectamente lo que teníamos que hacer.

Aparece la cuenta atrás proyectada en el cielo. Si alguien pisaba fuera de su plataforma antes de tiempo, volaría por los aires.

5.

4.

3.

2.

1.

0.

Los 24 tributos salimos de nuestras plataformas y corremos. Algunos van directamente al bosque, ellos morirán de hambre. Otros corren demasiado lento hacia la cornucopia a por armas, ellos serán atacados por los más rápidos.

Glimmer y yo corremos como si nos fuera la vida en ello, porque nos va, y conseguimos llegar los primeros a la cornucopia.

Yo busco una espada y Glimmer agarra un arco, que es lo que más cerca tiene.

Después llegan Marvel y algunos chicos de otros distritos. Todos agarran lo primero que encuentran e intentan seguir corriendo.

Cuando empuño una espada voy tras los tributos más jóvenes, que son los más fáciles de atrapar.

Veo como Glimmer y Marvel ya están ensuciando sus manos con la sangre de otros.

En pocos segundos los tres conseguimos acabar con cinco vidas sin apenas esfuerzo. 

¿Donde está Clove? Me paro en seco y la busco con la mirada.

La encuentro rápido. Está en la pila de mochilas, abriéndolas una por una y cogiendo las cuchillas que hay dentro. Coge también tres botellas de agua y algo de comida y las echa en la que ahora es su mochila.

Ahora que puedo estar tranquilo de que mis tres aliados están a salvo, continuo persiguiendo tributos con mi espada.

Siento como mi agresividad aumenta a cada paso que doy. Me siento poderoso, temido, libre.

Por cada muerte suena un fuerte cañonazo a lo lejos que indica a todos que ahora hay un tributo menos en el campo de batalla. Eso significa que estamos más cerca de la victoria.

Clove se une a nosotros y empieza a lanzar sus cuchillas a los tributos que aún hay en el claro del bosque.

Unos minutos después, cuando ya no queda nadie con vida a nuestro alrededor, nos reunimos los cuatro y reímos.

—Dios mío, ¿¡Sentís la adrenalina!? —exclama Marvel.

Glimmer grita victoriosa.

—¿A cuantos habéis cazado? —pregunto con orgullo.

—Dos —contesta Clove señalando su mochila—estaba ocupada buscando provisiones.

—Tres —dicen Marvel y Glimmer al unísono.

—He ganado. Cuatro. ¿Habéis visto algún muerto más?

—Los demás aún no han matado a nadie, son débiles, incapaces. —cuenta Glimmer —Ya solo quedamos 12, puedo oler la victoria.

—Mi victoria —corrige Clove.

—¿Podemos centrarnos? —interrumpe Marvel —vamos a revisar la cornucopia a ver si quedan provisiones y luego hacemos una montaña aquí ¿Os parece?

Seguimos sus órdenes y apilamos las pocas provisiones que habían quedado en la cornucopia.

—Somos pocos. Necesitamos algún aliado que vigile las provisiones mientras nosotros salimos a cazar. —comento.

—Pues que dos salgan a por algún moribundo que podamos rescatar y los otros dos que se queden aquí.

—Bien, Glimmer. Yo salgo ¿Vienes conmigo?

—De acuerdo.

Empuño con firmeza mi espada y me adentro en el bosque acompañado de Glimmer y su arco.

—¿Alguna vez has acertado un tiro con arco?

—No. Pero siempre hay una primera vez para todo, supongo.

—¿Y para que sirve tener un arma que no sabes utilizar?

—No encontré nada más. Y si se utilizarla... pero poco.

Escuchamos un ruido sobre nuestras cabezas.

Al mirar arriba nos encontramos con el chico del distrito 4 escondido en las ramas de un árbol.

—Baja. Buscamos un aliado.

—¿Como se qué es verdad?

—Ella tiene un arco, ya te habría disparado.

Tras unas frases más de discusión el chico decide confiar en nosotros y bajar del árbol.

—Eres un tío con suerte. Tú vigilarás nuestras provisiones.

Los tres volvemos por donde mismo hemos venido para reunirnos con Marvel y Clove. El chico va unos pasos más adelantado para que Glimmer y yo le podamos echar un ojo desde detrás.

—Cato, ¿Quién crees que ganará?

Guardo silencio. La respuesta era Clove, claramente Clove. Ella nos daba mil vueltas a los demás, estaba mucho más capacitada para sobrevivir en un bosque lleno de asesinos.

—Vais a pasarlo mal.

—¿A que te refieres?

—A tí y a Clove ¿Te crees que no nos damos cuenta? Cato, sabes que yo os quiero muchísimo y os deseo solo lo mejor... Pero no sabéis lo que estáis haciendo. Tendréis que mataros, Cato, tendréis que mataros entre vosotros, ¿O de verdad piensas que Marvel y yo tenemos alguna posibilidad de ganar?

—Glimmer, si no es ahora ¿Cuando?. Acaba de empezar y ya en tan solo unos días se acaba todo para nosotros. No te pido que lo comprendas.

—Esta bien, haced lo que queráis.

—Eso haremos —repito para reforzar mi palabra. —¿Me esperáis un momento? Acabo de ver algo... En seguida vuelvo.

Camino tan solo unos pasos más lejos y observo el tronco de un árbol que ha sido cortado no hace mucho.

Empuño de nuevo mi espada y reviso el perímetro para comprobar que ya no hay nadie.

Cuando acabo vuelvo sobre mis pasos con intención de retomar el camino junto con mis aliados, pero un sonido a mi espalda me distrae.

Agarro con fuerza mi espada y giro en seco para apuntar con la hoja metálica a un chico que me seguía. Era el chico del distrito 12, si mal no recuerdo.

—Dame una razón para no matarte ahora mismo. —le doy la oportunidad de hablar con él arma apoyada en su cuello.

—Quiero ayudaros. Katniss Everdeen, seguro que te suena.

—¿La de tu distrito?

—Así es. Ella está tan cualificada para ganar los juegos como cualquiera de vosotros.

—¿Y que relación tiene eso contigo?

—Solo yo sé sus estrategias, ella confía en mí. Puedo llevaros hasta ella.

—¿A cambio de...?

—Protección. Como habrás notado no soy muy bueno a la hora de pelear, soy un chico que prefiere las palabras.

—Muy bien...

—Peeta.

—Muy bien Peeta. Ven con nosotros, discutiré con el resto del grupo que hacer contigo.