capitulo 2.

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Luego de tantas siglos Niklaus estaba a punto de hacer aquello que tanto deseaba, iba a despertar a su hija con una poción que le habia dado la bruja aquella vez. Sentía un mezcla de nervios, emoción, felicidad e incluso miedo, le asustaba que cuando Arizbeth despierte y sepa lo que hizo su padre con ella y en lo que él se convirtió para el mundo, estaría enfadada, asustada de él y hasta decepcionada. Ya que Niklaus Mikaelson luego de la muerte de su amada mujer se había vuelto un lunático matando a todo aquel que lo desafiaba y a cada persona que quiso saber el paradero de su hija, la gran leyenda.

Era un dia lluvioso y con mucha tormenta, Niklaus se encontraba en Escocia en una casa que había comprado para poder estar cerca de su hija, esta no era muy lujosa asique no llamaría la atención de nadie y podrían estar tranquilos, nadie sabia de su paradero más que Albus Dumbledore.

El hibrido estaba en una de las habitaciones aquella que le pertenecería a su hija, tenía a la niña de 11 años tumbada en la cama, el vampiro al verla le recodaba a su mujer, el parecido entre ellas era demasiado lo único que no tenian parecido era el color de pelo ya que Arizbeth era rubia platinada y Selene castaña oscura. Paso minutos replanteandose si lo que haría era lo correcto o no, pero sí sabía que necesitaba despertar a su niña, esta le hacia mucha falta, acariciaba el cabello de Aradia mientras terminaba de tomar la decisión.

Al momento en el que Klaus derramo aquella posición por la garganta de su hija se escucharon estruendos en el cielo tan fuertes como si el mundo supiera que el ser más poderoso y peligroso vagaria de nuevo en la tierra.
Los minutos que tardo en hacer efecto aquel líquido, fueron desesperantes para el hibrido, pero allí estaba la pequeña Arizbeth abriendo su hermosos ojos celestes, desorientada tratando de acostumbrarse a la luz y encontrándose con los ojos de su padre los cuales estaban inundados de lágrimas, ella no entendía muy bien el por que ya que para ella fue solo una noche de sueño, aun no sabía que habían pasado siglos.

-Buen día papá- susurro Ari aun somnolienta con una sonrisa.

-Hola pequeña, como te sientes?- murmuró Nik.

-Bien pa, por qué la pregunta? Por qué estas tan raro y apunto de llorar? Es por mamá?- ella se sento en la cama y miro a su padre- es normal que te sientas triste han pasado solo unos dias desde que ella..- no pudo terminar la frase, el llanto la detuvo.

En ese momento Niklaus se sintio terrible, como le diría a su hija que habían pasado más de 500 años y que no le permitió procesar la muerte de su madre. Él solo la miro y seco sus lágrimas para luego abrazarla.

-Lo siento, no han pasado días hija, han pasado siglos, estamos en el año 2010- dijo agachando su cabeza y mirando al suelo- cuando sucedio todo de lo tu madre y hermano Marcel, tome la decisión de dormir a tus tíos para mantenerlos a salvo y que Mikel nunca los encuentre, entre ellos también te dormi a ti.

La niña solto una carcajada pensando que su padre estaba haciendole una broma para que dejase se llorar, pero cuando vio su semblante serio cara se le deformo por completo. Su padre la había dormido por siglos? La había alejado de él y de toda su familia por 500 años? Ella no lo podía creer, pero no le reclamaria nada a su padre, pensaba que si él tomo esa decisión fue por que creyó que era lo mejor para ella.

-Los tíos aún están dormidos?-pregunto como si nada.

Nik la miro sorprendido- si ellos aún siguen dormidos, solo te desperté a ti.

- Y por qué solo a mi? Acaso el abuelo ya esta muerto y estoy a salvo?- le sonó raro llamar a Mikel abuelo ya que ella no lo veía así, no después de todo lo que hizo sufrir a su familia y de que haya matado a su madre. Pensar en eso la enojaba mucho haciendo que un par de focos explotaron en la habitación.

- Porque no podía seguir viviendo sin vos y tampoco podia negarte vivir, disfrutar tu niñez y conocer el mundo- confeso Klaus- por eso hice hasta lo imposible para buscar un lugar seguro para vos y lo encontre, solo estoy esperando a que se comuniquen conmigo.

Niklaus le explico a su hija un poco de lo que era Hogwarts, ella al principio se negó porque significaría que se alejaría de su padre otra vez y no quería eso, se había perdido de muchos momentos con él y quería recuperarlos, e ir a esa escuela lo haría imposible.
Al hibrido no le importó y le dijo que asistiría igual, que los momentos los iban a poder recuperar, que tenían todo el tiempo del mundo. Antes eso parecio seceder un poco, pero no estaba del todo convencida.

Arizbeth habia quedado sola en su habitación procesando todo lo que había pasado, unas lágrimas caían por su mejilla al pensar que no se pudo despedir de su mamá, ni de las personas de su manada, estos habian sido masacrados por Mikel también. La niña tenia tanta ira contra ese hombre que estaba segura de que si se lo encontraba lo mataria sin pensarlo.
Estaba en su mundo pensando en como sería Hogwarts, en si haría amigos o si le gustaría, cuando escucho la voz de su papá

-Aradia cariño, baja a cenar- la llamos su padre por su segundo nombre, eso no le molestaba ya que el nombre Aradia le encantaba sobre todo por su significado, la hacia sentir poderosa.

-Ya voy papá- gritó la niña.

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Habian pasado dos semanas desde que Arizbeth estaba despierta nuevamente, se habia pasado la mayor parte del tiempo con su padre, no lo dejaba solo ni un momento, todo el tiempo le pedía que le cuente cosas que habían pasado en los últimos siglos.

La mañana del 30 de agosto ambos Mikaelson se encontraban desayunando cuando sono el timbre, lo que alertó al mayor ya que nadie sabia que ellos se encontraban ahí. Se acercó a la puerta y encontro una carta, la tomo con cuidado y cuando vio el sello que traia esta sonrió, camino hasta su hija para entregarle la carta que tanto habían estado esperando.

-Es para ti pequeña- hablo sonriendo Klaus

Ari dejo de comer para voltear a ver a su padre y tomar la carta. En cuanto la vio se cara cambió, el director del colegio Hogwarts le había mandado una carta donde ponía que fue aceptada y que comenzaría las clases el primero de septiembre, en dos días. En esta venia una lista de las cosas que necesitaria, con ella una bolsita con un polvo desconocido para ambos Mikaelson, venia con instrucciones.

Resulta que los polvos eran una manera de transportarse en el mundo magico, debían meterse a la chimenea y pronunciar el nombre del lugar a donde querían ir, en este caso debian ir al callejón diagon, donde encontraria todo lo necesario para comenzar las clases.

El hibrido miraba a su hija y no podía descifrar como se sentía esta, ni siquiera sabía como se sentía él con el hecho de que estaría lejos de su pequeña otra vez. Dejo los pensamientos de lado y hablo.

-Como te sientes? Digo sabiamos que este momento iba a llegar- hablo por primera vez en varios minutos el adulto.

-No lo se, sabes que no me agrada la idea de dejarte- pronunció con una mueca Ari- pero a la vez, me siento feliz, después de mucho tiempo podre volver a convivir con otros niños.

Nik le sonrió a su hija, él también estaba feliz de que ella pueda convivir con otros niños y que pueda formar su propia vida.

-Esta bien que te sientas feliz, no debes preocuparte por mi cariño- dijo el rubio abrazando a su hija.

-Siempre voy a preocuparme por ti papá, al igual que siempre te voy a proteger de cualquier persona- comentó devolviendole el abrazo a su padre.

Klaus sonrio melancólico, el sabia eso, sabía que su hija siempre intentaria protegerlo, era algo que lo atormentaba ya que si algo salia mal ella podría desatar su parte licantropo.

-De acuerdo mañana temprano ireamos a ese callejón diagon a buscar tus cosas- dijo contentó Nik.

Arizbeth Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora