ᴍᴏʀʙᴏꜱɪᴅᴀᴅ

1.1K 61 25
                                    


𝐌𝐄𝐍𝐒𝐀𝐉𝐄 𝐀𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋;

 𝘈 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘯𝘶𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘶𝘯 𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘭𝘪𝘨𝘦𝘳𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘹𝘱𝘭í𝘤𝘪𝘵𝘰.

Escritura vulgar, no se busca promover acciones irresponsables o ofender a nadie. Si no estás familiarizado con este contenido, te invito a mejor no ser parte de esta lectura. Ha de avisar también, que no me esmeré en hacer muy legible el escenario, es decir, se encuentra redactado de forma vaga.








Sexo por convivencia. Somos amantes; más que ello, somos individuos ajenos al romance más emocional. Eso explica nuestro vínculo sexual. Lo único puro y sentimental que conservamos es evidentemente el respeto y confianza, luego de eso no hay más que caricias y labios jugando por todos nuestros cuerpos. Al comienzo estaba la condición de qué, si el otro mantenía relaciones exterior al vínculo debería cuidarse y luego asegurar su salud máxima. Ni a mí, ni al azabache nos agradaba la idea de las bacterias, enfermedades y hongos. Con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta que estamos demasiado satisfechos físicamente con el otro que no es necesario buscar un ajeno. Somos amigos con beneficios, en índole verídica. Porque si, no puedo evitar no quererlo como amigo. Solo como eso. Y es grato honestamente, poder conversar de otras cosas que no sea limpiamente sexo. Que si, nosotros somos ello. Pero nos arrebatamos alguna que otra charla afable. Termino de dar los últimos detalles a mi lencería de mucama y trato de aguantar la risa cuando me veo. Somos un tanto morbosos. En estos dos años creo haber experimentado tantas situaciones que con el tiempo debemos intentar descubrir las últimas que nos quedan por satisfacer. Lo cité a mi casa aprovechando la distancia de mi padre por su trabajo. En mi alteración comenté de tenerle un regalo sin ser una fecha importante, porque en ellas son cuando mas me esmero en consentirlo de más. Hoy trataré de tomar su desquiciada manía y convertirla en algo placentero para ambos. Además también arreglé su preciado pañuelo lívido que se ha desmoronado tras los años.

Me veo bien supongo, aunque no me salvo de sentirme internamente ridícula. Aplico en un montón denso varias esporas perfumadas a mi piel y lentamente me abro camino del baño, a mi habitación. Ahí está. Estirado en la recamara con la mirada en el techo, tiene sus brazos abiertos hacía sus lados al igual que sus piernas, entre algunos parpadeos y otros sus ojos se cierran un par de segundos. Citarlo a estas horas de la noche es riesgoso, más cuando la universidad lo mantiene con el insomnio desbordando del vaso. Incluso tomé empatía y asegure por texto que podríamos vernos otro día, pero he aquí. Supongo que su tranquilidad e irrelevancia es porque sabe que no hay nadie más que yo, por eso mismo, cuando gateo por la cama y me siento sobre él aún mantiene los ojos cerrados. Espero paciente a que se recomponga pero en su mal chiste hace la broma de comenzar a roncar y avispo a golpearle el pecho. Se ríe cansado y se trata de consolar con caricias sutiles. 

— No puedo creer que me llames a estás horas de la madrugada. 

— Tú decidiste venir — Ruedo los ojos.

— Y me recibes así — Brevemente alza su torso dejando recaer el peso en sus codos los cuales se flexionan sobre las sábanas. Me mira de abajo a arriba y hace una mueca de disgusto — ¿me tendría que poner duro?; porque solo haces que quiera irme. 

𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐀𝐑𝐈𝐎𝐒 | ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora