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El festín siguió su curso y Dumbledore no dijo nada más sobre los Riddle, la joven no sabía si debía ir a decírselo a su abuelo, quizás ya lo sabía, ¿y si no era así? Estuvo por levantarse, pero se arrepintió, la mataría por meterse en asuntos que no le corresponden de seguro, mejor cerrar la boca y quedarse ahí sin hacer nada más.

—No te saca los ojos de encima —comentó Nott refiriéndose a Tom.

—Lo noté, me da escalofríos —confesó ella mientras bebía.

—Parece que le has dado una buena impresión.

—Yo no lo creo, quiere molestarme nada más.

—Te ves irritada, así que lo está consiguiendo —mencionó acercándose a ella—. ¿Quieres un beso para sentirte mejor?

—Paso por ésta vez —respondió riendo un poco.

—Tú te lo pierdes.

—Lo sé, lo sé. Hablando de besos, Daphne parece querer uno.

—Lo consideraré —mencionó mientras levantaba su mirada hacia dónde estaba la chica de la que hablaban—, sin embargo hay muchas nuevas candidatas, tengo que pensar cuidadosamente con quién usar mis labios.

—Pensé que ibas a hablar de tu pene, sinceramente.

—Intentaba ser decente ya que eres una dama, pero veo que no queda nada de eso en ti —se burló.

—Es difícil serlo si me junto demasiado contigo —respondió riendo.

Aunque muchos estudiantes querían seguir charlando y poniéndose al día, los prefectos insistieron en que debían volver temprano a sus habitaciones, además también tenían que enseñarle los caminos a los nuevos. Theo insistió en que esperaran que éstos fueran y luego de un rato recién ir, Belladona accedió, no tenía ganas de estar esperando para entrar y escuchar a los de primero fascinarse por el lugar, los comprendía, pero estaba exhausta como para lidiar con aquella energía de tantos chicos a la vez.

—Mañana arrancamos ya con clases —comentó el joven mientras pasaba su brazo por los hombros de ella—, mínimo deberían darnos una semana para acomodarnos.

—Para colmo he visto que comenzamos con Transfiguración, ¿no?

—Odio la maldita materia, aún recuerdo la mirada de McGonagall el año pasado decepcionada de mí.

—Ella esperaba que no te dieras por vencido tan fácilmente, y yo también —agregó algo ofendida—, habíamos prometido que nos convertiriamos en animagos juntos.

—Tú lo conseguiste al segundo intento, yo fracasé como cuatro veces, eso era más de lo que mi ego podía soportar.

—Me lo debes, Theo, espero que en algún futuro lo vuelvas a intentar.

—Sí, preciosa, sólo espero que funcione a la primera, y que me convierta en algo asombroso como tú, no en algún animalito patético.

Non potresti mai trasformarti in un animale patetico, sei troppo figo per questo —le habló en un italiano fluido mientras le sonreía.

«Tú nunca podrías convertirte en un animal patético, eres demasiado genial para eso»

Poi ti lamenti del mio ego, ma lo alimenti sempre —respondió dejando un beso en la cabeza de ella.

«Luego te quejas de mi ego, pero siempre lo alimentas»

—¡Belladona! —exclamó desde atrás un joven.

Nott sacó su brazo de los hombros de ella para que pudiera girar con facilidad a ver quién la llamaba.

—Mattheo, ¿qué sucede? —preguntó luego de mirar a Tom y volver al chico que le hablaba.

SNAKESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora