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—Así que... la orden del fénix, ¿qué es eso? —preguntó Belladona mientras comía un sándwich en la cocina junto a su padre.

—Siempre te gustó husmear —mencionó riendo—. ¿Sabes cuántas veces Bartemius tuvo que borrarte la memoria por miedo a que estés muy cerca de descubrirme?

—Tú hablas muy fuerte —se defendió antes de darle otro mordisco a su comida—. No respondiste mi pregunta.

—Es una sociedad secreta que creó Dumbledore para derrotar a Voldemort la primera vez que se alzó, ahora volvió a reunirlos.

—Y ahora tú eres parte.

Él asintió con la cabeza.

—Si fuera por mí los mantendría a ustedes fuera de éste asunto, pero lastimosamente creo que eso es imposible.

—Lo es. Voldemort tiene que caer y haré todo lo que esté en mis manos para que suceda.

—Por ahora disfruta el tiempo libre, éste año vas a tener los TIMOS y vas a estar muy ocupada.

—¿Vas a excluirnos de ésto?

—Eres aún muy joven, los cuatro lo son. Realmente demuestran mucha habilidad y todo lo que quieran, pero van a ser una molestia más que una ayuda.

Frunció los labios molesta y siguió comiendo. Su padre tenía razón, si vencieron a Alexandra fue sólo porque la mujer estaba muriendo, en otra circunstancia los habría matado fácilmente. Y si no podían con un simple mortifago mucho menos contra Voldemort.

—Vas a mantenernos al tanto de todas formas, ¿no?

—Por supuesto, no te preocupes por eso. Sé que si no se los digo yo, ustedes encontrarán una manera mucho más peligrosa de averiguarlo.

Los primeros días pasaron tranquilamente, jugar con Liefde en el jardín, leer junto a Tom, clases con su padre, almorzar y cenar todos juntos... Luego Mattheo y Theodore lograron convencer a Barty para que pudieran llevarla un día al zoológico y otro al acuario. También consiguieron llevarla a un parque de diversiones y hasta un parque acuático. Todos lugares muggles, dónde era poco probable que hubieran mortifagos, dónde obviamente Barty siempre podía ir con ellos para protegerlos. Ese fue el mejor mes que tuvo Belladona.

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—¡Tenemos que irnos ahora! —exclamó su padre luego de abrirle la puerta.

—¿Irnos? —preguntó luego de que la haya despertado, estaba durmiendo plácidamente sobre el pecho de Tom.

—Ahora mismo —repitió antes de usar un encantamiento para que las puertas de Theo y Mattheo se abrieran de golpe.

—Vamos —le musitó Tom—, luego haremos las preguntas.

Él la ayudó a cambiarse del pijama a ropa para salir, había un hechizo, pero ella estaba muy somnolienta todavía. Nox les alcanzó sus varitas y luego se sentó en el hombro de él mientras salían de la habitación.

Mattheo tenía a Liefde en brazos y salía bostezando de la suya, Theo coincidió unos segundos después en el pasillo mientras terminaba de prender la camisa que se acababa de poner.

—Winky, tú ve con Belladona y Theodore, yo llevaré a Tom y Mattheo.

—¿Llevarnos a dónde? —preguntó la joven, pero no recibió respuesta, como si ni siquiera le hubieran prestado atención.

—La mano, por favor —habló Winky extendiendole las manos a los dos.

Cuando ellos obedecieron, la elfina los apareció en una calle vacía, en Grimmauld Place, en Londres para ser exactos. Unos segundos después, Barty junto a los Riddle se aparecieron.

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