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Tom no quitaba los ojos de encima de Belladona, la venía siguiendo con la mirada desde que la vio llegar junto a Nott.

—Iré a bailar con mis amigos, Tom —avisó Kalina, su acompañante, mientras se levantaba de su asiento—. Parece que tiene buena compañía, tómate un descanso —sugirió antes de marcharse.

Riddle confiaba casi únicamente en sí mismo y en nadie más, así que la opción de «tomarse un descanso» no estaba en ninguno de sus planes.

Debía confesar que no había peor condena que vigilarla de lejos, quedarse mirando cómo otros se acercaban a ella mientras él estaba confinado en un rincón como si estuviera bajo algún tipo de castigo de niños.

La fiesta no podía interesarle menos, había ido por pura cortesía al principio y luego simplemente para poder asegurarse que Belladona estuviera bien. Últimamente ella era dueña de todo pensamiento que cruzaba su mente, y ya se había resignado a admitir que sin dudas estaba enamorado de la joven.

Se preguntaba si Belladona no bailaba porque no estaba de humor para hacerlo, o si quizás físicamente su cuerpo no se lo permitía. En otra ocasión se habría quedado prendido viendo lo preciosa que se veía en ese vestido, pero ahora no podía dejar de pensar por todo lo que ella había pasado. Jamás se había preocupado así por nadie más que Mattheo que era su familia, que era obvio que como su hermano se preocupara, pero ahora se preguntaba qué hacía que se sienta así por la joven, entendía que era amor, pero el mismo sentimiento era tan ajeno a él que parecía indescifrable.

En un momento de la velada cruzó miradas con ella, sintió su corazón apretarse en su pecho y un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Vio como ella le intentó dedicar una leve sonrisa y luego apartó la vista.

«Dumbledore lo sospecha, yo te lo aseguro, aunque Alexandra haya recitado el hechizo, alguien más fue quién lo creó» recordó las palabras de Moody mientras la seguía observando.

Eran demasiados misterios para resolver. Había algo extraño en ese profesor, algo que tenía que ver con Belladona, pero sin dudas para que Nox confiara en él, aquel secreto no podía ser algo maligno, o al menos no contra ella. Aunque se excusara en qué, como profesor de DCLAO, era su deber descubrir qué le sucedía a la joven, sentía que era una burda mentira, había otra razón, sólo que no sabía cuál. Y no estaba seguro si debía perder o no su tiempo averiguando sobre eso, cuando otras cosas importantes estaban sucediendo. Antes intentó encontrar algún lazo sanguíneo con ella, algún tío lejano, amigo de sus padres, de sus abuelos, vivir en la misma zona, cualquier cosa, pero no encontró absolutamente nada. Alastor Moody, fuera de haber sospechado de Alexandra desde su tiempo de auror, no tenía nada que lo uniera a Belladona.

Se levantó de golpe cuando vio una mueca de dolor en el rostro de la joven, pero no hizo falta que hiciera nada, porque ya Nott había pasado su mano por los hombros de ella y le susurró algo. Tom asumió que le estaba diciendo que se retiren o algo por el estilo, estuvo por dar un paso en su dirección hasta que vio que ella se levantó con ayuda del chico y ambos se dirigieron a la salida.

Seguirlos sería demasiado, así que decidió pensar en su hermano por el momento. Se encontraba con algunos tragos de más encima, algun whisky de fuego que debió haber pasado de contrabando a la fiesta, pero al menos estaba (increíblemente) bailando con un grupo de gryffindors, bueno, había algunos de otras casas, pero la mayoría eran leones. Ya que había visto hace una hora más o menos a Joanne ir a hablar con él en el jardín, asumió que ella es quién lo había integrado al grupo. En otro momento no hubiera estado tan aliviado de que este intoxicado, pero dadas las circunstancias lo prefería así, borracho animado que estando solo en algún rincón oculto.

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