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Mattheo y Belladona habían vuelto de Hogsmeade, estaban parados frente al ventanal esperando ver si el calamar gigante aparecía. Ella llevaba puesto el buzo canguro del chico, quizás no era específicamente caballeroso, pero se notaba que era atento y amable en algunas cosas, en el momento que notó que ella tenía frío se lo dio, no le preguntó si lo quería ni nada, simplemente se lo puso encima con cierta torpeza, eso hizo que su bien peinado cabello quede bastante revuelto, tanto que tuvo que usar un hechizo para volver a acomodarlo. Era un oversize, a Mattheo le quedaba grande, a Belladona gigante, y a ojos de él se veía completamente adorable.

—Mañana es Halloween —mencionó él.

—Sí, nos toca un gran banquete y también conocer los campeones para el torneo.

—¿Algún disfraz en mente?

—¿Disfraz? ¡Oh, cierto! Los muggles se visten de manera extraña para éstas fechas, ¿no?

—¿No es igual aquí?

—No, al menos no en cuestión de disfrazarse.

—Qué decepcionante, pensé que al fin iba a poder festejar algo.

—Supongo que no tenías mucho para participar estando en el orfanato —recordó mientras miraba la profundidad del lago negro—, antes de Hogwarts yo vivía encerrada en mi casa —se sinceró—, por eso entiendo las ganas que tenías, el gran banquete de Halloween es asombroso, y Hogsmeade estará decorado, si quieres...

Pero antes de que insinue algo un ruido de cadenas muy fuertes comenzó a sonar en la sala común. Era el fantasma perteneciente a la casa de Slytherin, el Barón Sanguinario.

—Estás no son horas para que una señorita ande con un joven —mencionó el fantasma acercándose a ellos.

—Cuanta razón tiene —respondió mientras atrapaba la mano de Mattheo que intentó tocar al fantasma—, en éste preciso momento volveremos a nuestras habitaciones.

—¡Las manos! —bramó.

Belladona soltó al joven y lo empujó suavemente para que comience a caminar.

—Es temperamental y con una mentalidad muy antigua, te recomiendo seguirle siempre la corriente y no hacerlo enojar —susurró la chica antes de que tuvieran que separarse para ir a los sectores de sus habitaciones.

Mattheo estaba más que complacido con su cita, volvió sonriendo a su habitación, una en la que Theo y Tom ya se encontraban ahí.

—¿Tú no te fuiste con algo encima? —preguntó su hermano simplemente para provocar a Nott.

—Sí, pero Wolfy tenía frío así que se lo dejé a ella.

Se escuchó a Theodore gruñir desde su cama.

—Aparentemente te fue bien —siguió Tom.

—Más que bien, estoy seguro que si el Barón Sanguinario no nos hubiera interrumpido, nos podríamos haber besado.

Tom se deleitó al escuchar a Nott otra vez quejarse, le gustaba muchas veces el caos, siempre y cuando no esté involucrado él.

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Era la primera hora de la mañana, Tom era el único que ya estaba despierto sentado en una de los sillones de la habitación mientras leía un libro de historia de la magia.

Un origami de papel verde pastel, con una forma de sapito, ingresó por debajo de la puerta y fue saltando en dirección de la cama de Theodore. Saltó un par de veces en la cara de él hasta despertarlo y luego se abrió en sus manos para que leyera el mensaje.

SNAKESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora