Bocadillo

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Hannibal miraba las listas de los quedantes en clases extras y cursos que daba el instituto, no eran clases formalmente, solo talleres varios donde podían inscribirse sin importar edad o grado, sus ojos marrones brillaron con triunfo al ver su nombre dentro del taller que había elegido

- ¿que curso harás Lecter? -

Le pregunto una molesta voz detrás de él, Hannibal ni siquiera tuvo que darse la vuelta para ver de quien se trataba

- ¿cocina? ¿Que eso no es para niñas y mariquitas? -

Hannibal se dio la vuelta, mirando fríamente a Mason Verger burlándose de él, detrás de él se encontraban sus lacayos de siempre, entre los cuales destacaban Cordell Doemling, su mano derecha y miembro del equipo de lucha grecorromana del instituto,  un mastodonte que gustaba de atormentar a los más pequeños junto a Mason, junto a ellos estaba Chilton, quien se reía incomodamente y desviaba la vista para no encontrarse con la de Hannibal

- ¿eres marica Lecter? - pregunto Mason burlonamente - por supuesto que si, eso explicaria tus trajecitos ridículos con moños incluidos -

Hannibal no respondió, siguió viendo al mayor sin emoción alguna, Mason tenía dieciséis años, era más alto y corpulento que Hannibal, pero aun así el niño no se sentia intimidado, deseaba en ese momento tener su bisturí en la mano, empujarlo sobre la cara de Mason, desfigurar ese horrible rostro para que todos pudiesen ver la asquerosa persona que era realmente

- ¿por que me miras así? - pregunto Mason acercándose al niño, acorralandolo contra la pared - ¿te estoy molestando? ¿Que vas a hacer al respecto mariquita? -

Hannibal ahora si se estaba molestando, quería hacerle daño a Mason, quería hacerle mucho daño

- ¿¡que esta pasando aquí!? -

Una femenina voz los interrumpió, Mason de inmediato se aparto de Hannibal, mientras Alana Bloom caminaba por el pasillo hasta llegar a los jóvenes, cruzándose de brazos en una pose autoritaria

- ¿que sucede aquí? ¿Mason? -

- nada consejera Bloom, no sucede nada - dijo el chico con una falsa sonrisa de simpatía - solo hablábamos con nuestro amiguito Hannibal, mire...irá a clases de cocina, junto a mi hermana ¿no es eso lindo? -

- ¿es eso cierto Hannibal? -

Mason tenía una reputación en el instituto, frente a los adultos se portaba educado y agradable, pero  solía abusar de los más pequeños y hacerlos llorar  por puro sadismo, dichos maltratos se extendían incluso hacia su hermana melliza, Margot, quien sufría de los abusos de Mason aún fuera de la escuela, Hannibal la conocía porque ella también tomaba terapia con la doctora Du Maurier, le parecía agradable

- ¿Hannibal? -

Alana volvió a preguntar, el niño se limito a asentir, no quería problemas con Mason en ese momento, ya después encontraría el momento y la forma de desquitarse

- es tarde - dijo la consejera - vayan a sus habitaciones para prepararse para la cena  -

- así será, consejera Bloom - dijo Mason con una sonrisa torcida - vamos chicos, no tenemos nada más que hacer aquí -

Mason se retiro siendo seguido por sus lacayos, dejando solos a Hannibal junto a Alana, quien al quedarse solos se agacho junto a Hannibal para hablarle con suavidad

- ¿estas seguro de que no te estaba molestando? - pregunto - no tienes que tener miedo, puedes confiar en mi -

- estoy bien -

Dijo en voz bajita, Alana le agradaba, olía a flores,  era atenta e inteligente, lo suficiente para darse cuenta de la clase de alimaña que era Mason

La balada del cordero negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora