La balada del cordero negro

La balada del cordero negro, Epílogo

Los dedos de Hannibal se deslizaban habilmente sobre las teclas del piano de cola al centro del salón, rodeado de conocidos, de sus tíos y de la alta sociedad europea, todos prestando atención a la hermosa balada que Hannibal interpretaba con suma maestría, a cada nota que ejecutaba, en el palacio de la memoria de Hannibal se cimentaban más sus memorias, el primer beso que Will le dio en la piscina, su primer almuerzo juntos, aquel viaje en yate, aquella primera vista de su amado siendo iluminado por la luz del atardecer, como un ángel, el ángel que salvo a Hannibal, Will, su amado Will, esa balada estaba dedicada a él, era la primera vez que la tocaba frente a las personas, sin embargo, la había tocado ya cientos de veces antes para la persona a quien estaba dedicada

Will, el amor de su vida

La balada finalizó, los presentes se deshicieron en aplausos mientras Hannibal se levantaba del banquillo, sus tíos, acompañados de unos amigos cercanos fueron los primeros en acercarse a él

- Hannibal, eso fue hermoso - lo felicito su tía Murasaki, sin exageraciones, ella era muy discreta en sus emociones pero si daba un cumplido debía tomarse con toda seriedad

- felicidades sobrino - dijo Robertus - eres muy talentoso, justo lo que se esperaría del nuevo conde Lecter -

- ¡más que talentoso! - replicó ahora la señora Komeda, íntima amiga de la familia - es todo un prodigio, Hannibal, cariño, si quieres ser un músico consagrado, conozco los contactos correctos,  harán de ti el próximo Vivaldi o Mozart -

Hannibal sonrio tenuemente, respondiendo con gracia y educación

- agradezco el ofrecimiento, señora Komeda, pero la música y el arte es más para mi un pasatiempo personal, lo disfruto más en privado qué frente a las multitudes, aunque claro, hay excepciones como esta noche en especial -

- bueno, será como tu dices, aunque insisto en que es una pena que no te dediques a la música -

- Hannibal será doctor - comento Robertus con cierto orgullo - el siguiente semestre tendrá un seminario avanzado en Italia -

- ¡enserio! -

Mientras Robertus presumía de los logros de su sobrino, Hannibal se acercó discretamente a su tía, para susurrarle al oído

- ¿donde esta el profesor Graham? -

- no lo sé, antes del recital estaba parado junto a mi y Robertus, pero de repente desapareció, posiblemente fue a tomar aire, ya sabes que no le gustan las multitudes -

Hannibal asintió, dejo a sus tíos charlando con la señora Komeda y él empezó a caminar por el salón buscando a la única persona que realmente quería tener a su lado ahí, saludando a los presentes y reencontrandose con rostros familiares

- buenas noches, Conde Lecter -

Hannibal volteo al escuchar la voz, al girarse se encontró con una pareja de mujeres, la mayor de ellas llevaba un bebé en sus brazos

- Margot, Alana...que gusto verlas -

Hannibal las saludo con un pequeño abrazo y un beso en la mejilla

- el gusto es nuestro - respondió Alana - mírate, ya eres todo un hombre, diecinueve años y el titulo de conde, la vida te ha tratado bien -

- puedo decir lo mismo de ustedes - dijo mientras acariciaba el cabello del niño

- su nombre es Morgan - respondió Margot - es nuestro hijo -

Hannibal había escuchado de él, el heredero del legado Verger, Margot había contraído matrimonio con Alana dos años atrás, quien llevaría en su vientre al pequeño Morgan, quien provenía de un óvulo de Margot, así que el niño era legítimamente un Verger de sangre