Beso indirecto

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Hannibal realizaba trazo tras trazo, pasando el lápiz sobre el papel, buscando la forma de distraerse de lo ocurrido hace un par de horas, trazaba planos de lo que era la catedral de París, pero esos dibujos estaban muy lejos de lo que era aceptable para él

¿aun estarían bebiendo juntos?
¿Will le estaría sonriendo?
¿Sus manos se acercarian hasta rozarse?

El papel se rompió ante la presión del lápiz sobre él, haciendo un agujero al centro, Hannibal apreto los dientes, arranco el papel del Block y lo hizo bola tirandolo al cesto de la basura, junto a la decena de dibujos mal hechos, le era muy difícil concentrarse y dibujar algo hermoso mientras imaginaba a Will divirtiéndose con ese desagradable sujeto

   Matthew Brown

Hannibal sintió revolversele el estómago de sólo pensar en ese nombre, todo había sido su culpa, si no hubiese aparecido bien podría haber pasado el resto del día con su Will, Hannibal abrió el cajón de su escritorio y sacó de ahí un afilado bisturí, no era algo que él debería tener ahí, pero ese bisturí lo había acompañado en su momento difícil, se había aferrado a el la misma noche que mataron a su familia, abrazándolo contra su pecho mientras temblaba del miedo, lo oculto de la policía y de sus tíos, lo conservo solo para recordarse que tenia que ser fuerte para no volver a perder a un ser querido nunca más

No podía inspirarse en su habitación, sus pensamientos intrusivos sobre su amado Will junto a otro hombre lo ofuscaban demasiado, así que arranco una hoja más, tomó sus lapices y bisturí para salir de su habitación por los pasillos vacíos del atardecer,  el colegio estaba vacio, así que Hannibal salió del edificio de estudiantes para ir hasta el de docentes, colándose con suma facilidad, al llegar a los dormitorios busco con la mirada la puerta del dormitorio de Will, encontrandolo en el primer piso afortunadamente

¿Había sido buena idea ir ahí?

Probablemente no, pero Hannibal no estaba racionalmente en ese momento, quería estar cerca de Will pero él no se encontraba, asi que no le quedaba mas que ir al lugar donde este moraba y consolarse con sus cosas y su olor, con cuidado Hannibal abrió la puerta, agradeciendo internamente que Will no la haya cerrado con llave,  una vez dentro de la habitación de Will, Hannibal pudo inhalar todo el olor que emanaba de él, su ropa dejada sobre la silla frente al escritorio, el cual rebozaba de libros y notas, su cama levemente destendida y una toalla húmeda en el suelo, en cualquier otra persona semejante desorden sería desagradable de ver para Hannibal, pero viniendo de Will, no podía importarle menos, el niño tomó la toalla que se encontraba sobre la alfombra y sintió su humedad

Entonces la imaginación del niño trabajo a mil, imagino a Will desnudo saliendo del baño después de una ducha, secándose con la misma toalla en sus manos, lo imagino recostado en su cama como si posara para él, mirándolo con esos hermosos ojos azules

Hannibal se sento en el escritorio, saco sus herramientas y utilizo el bisturí para sacar punta a su lápiz y volver a trazar sus dibujos, esta vez no serian fachadas arquitectónicas ni modelos anatómicos, esta vez cada línea formaba el cuerpo del objeto de su deseo, las sombras le daban volumen a los músculos de su abdomen y sus glúteos, Hannibal constantemente cerraba los ojos tratando de recordar las proporciones físicas de su maestro e imaginaba aquellas que no estuviesen a la vista, pudo dibujar muy bien su cuerpo, pero no su cara, para eso Hannibal necesitaba más tiempo, solo así plasmaria la perfección de su rostro, lo dibujo entonces recostado de costado y cubriendo su rostro, desnudo por completo, al ver su obra Hannibal jadeo como si se tratara de una obra de arte, había dibujado personas antes, pero nunca nadie lo había hecho sentir así, miró el dibujo unos minutos más, rozando la superficie del papel con la yema de sus dedos

La balada del cordero negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora