Problemas a la distancia

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Después de la charla que habían tenido en el camarote de Will, Hannibal se había encargado de poner distancia entre él y su profesor, no porque se sintiera avergonzado por descubrir su amor o molesto con él por decirle que era "imposible", si no más bien para que Will aclarara sus sentimientos y estuviera consciente de que Hannibal iba en serio con su cortejo

- fue un placer conocerle, profesor Graham - dijo Robertus mientras le ayudaba a sacar su bolsa del  maletero de la camioneta - cualquier cosa que pase con Hannibal, ya sabe a donde llamarnos -

- muchas gracias señor Lecter - respondió Will guardando la tarjeta que Robertus acababa de darle - así será -

- ¿paso algo con tu profesor? -

Pregunto Murasaki a su sobrino mientras estaban a la puerta del instituto, Hannibal la miro, su tía era la persona más observadora que conocía ¿se habría dado cuenta de algo? No le sorprendería que así fuera

- no, nada...¿por qué lo pregunta? -

- estuviste muy apegado a él durante todo el viaje, pero en el regreso no le dirijiste ni una palabra -

- no es nada, solo estoy cansado -

La mujer asintió, aunque en su mirada no se veía muy convencida, después de que Will y Robertus terminaran y se despidieran una vez más, la pareja por fin se retiro

- Hannibal...necesitamos hablar -

- ¿ahora? Estoy muy cansado -

- entonces mañana a primera hora, pero por favor, no vuelvas a hacer o decir nada como lo que paso en el yate, es algo muy inapropiado y lo sabes -

- ¿no dicen que el amor no tiene edad? -

- a lo que se refieren con esa frase es que se puede sentir amor en cualquier etapa de la vida, los niños, los adultos, los ancianos, sentimos amor a cualquier edad, pero dependiendo de la etapa, ese amor es distinto -

- ¿cómo puede mi amor ser distinto? Yo sé lo que siento profesor Graham, lo admiro pero no solo como mi maestro, lo respeto pero no solo como adulto, lo quiero pero no como un amigo o familiar...mis deseos hacia usted son los que se tienen hacia una pareja -

- Hannibal tienes doce años ¿que sabes tu de las parejas? -

Hannibal nunca había tenido una novia siquiera, pero si conocía el amor, lo había visto en los ojos de sus padres cada que se miraban, mientras bailaban en el salón y cuándo se tomaban de las manos, Hannibal era en realidad un romántico que gustaba de ver el amor en el arte, en la música e incluso en la comida, Will lo subestimaba al creer que en su razonamiento no podía comprender el amor

- sé que te quiero Will - dijo tomando su maleta para subir por las escaleras - y voy a demostrartelo  hasta que comprendas que fuimos hechos el uno para el otro, sin importar la edad o tus prejuicios -

No hubo respuesta, Hannibal subió las escaleras que lo llevaban a su habitación y entró ahí soltando un suave suspiro, dejó su maleta sobre la  cama y se dispuso a desempacar, rememorando cada suceso ocurrido el fin de semana y almacenandolo en el palacio de su memoria, ya fuera el olor a sal del mar, la cena de mariscos, el ocaso cayendo por el horizonte y por supuesto, el cuerpo de Will semidesnudo, empapado por el agua y bronceado por el sol, cuerpo que Hannibal se permitió tocar y sentir mientras el mayor dormía, sentir su piel contra la suya había sido la cúspide del erotismo, Hannibal no podía esperar a crecer un poco más y que su cuerpo se uniera al de su amado Will, hacerle el amor hasta que pudiese entender que se pertenecían, en medio de sus fantasías, Hannibal pensó en plasmar esas visiones tan provocadoras en su cuaderno, fue hasta su escritorio para tomar lápiz y papel pero al llegar ahí sus ojos solo vieron nada

La balada del cordero negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora