La balada del cordero negro

La partida

Hannibal abrió los ojos para encontrarse con un cielo azul y despejado, de lejos pudo escuchar risas y murmullos qué reconoció al instante, se levantó del verde pasto y se sentó para mirar a su alrededor, el bosque estaba lleno de alamos negros, la nieve parecía haberse derretido hace poco, el aire estaba frío, pero nada que no pudiese soportar

- Hanni -

La pequeña voz hizo a Hannibal estremecer, giro la cabeza lentamente sobre su hombro, la imagen del cuerpo de su hermanita lo horrorizo, no podría soportar verla así una vez más, cerró los ojos por instinto, pero al hacerlo, una pequeña mano lo tomó de la mejilla

- ¿Hanni? -

Con miedo, Hannibal trago saliva, abrió los ojos poco a poco y frente a él se encontró a Mischa, mirándolo con esos enormes ojos llenos de inocencia, usaba ese vestido amarillo canario que tanto le gustaba usar cuando salían al campo, la niña extendió su pequeña mano hacia su hermano, quien sin dudarlo la tomó, caminando junto a ella hasta sus padres, quienes los esperaban al pie del lago

- niños, vengan a ver esto, es hermoso -

Les llamo su madre con dulzura, al acercarse los niños, toda la familia quedó asombrada por las miles de truchas de colores que nadaban bajo el agua, era un espectáculo único, Hannibal suspiro, hacia tanto tiempo que no veía a su familia, los había extrañado mucho, pero ahora estaban todos juntos de nuevo, nunca más volverían a separarse, podrían vivir en ese hermoso paraíso por siempre, siendo tan felices...

                       

- creo que no hace falta preguntarte si conoces la historia de David y Goliat - dijo la mujer despues de darle un sorbo a su copa de vino

- la historia bíblica del joven que con una honda acabo con la vida del gigante filisteo...no existen enemigos pequeños -

- así es como se refieren los medios a ti...el pequeño "David" que se enfrento a un peligroso asesino y salio victorioso, todos creen que tuviste mucha suerte -

- ¿que es lo que cree usted? - pregunto Hannibal con cuidado, hablar con Bedelia podía ser un arma de doble filo ya que nunca sabia lo que pensaba la mujer

- más que suerte, creo que tuviste ventaja -

- ¿ventaja? -

- sabemos que no es la primera vez que estas frente a un asesino... puede que de manera "inconsciente" hayas adoptado un instinto de supervivencia que se activo a la más mínima señal de peligro, suele pasar mucho en pacientes con estrés postraumatico, aunque hayas mejorado en tu tratamiento es muy seguro que aún tengas secuelas, dime ¿recuerdas que paso después de que dejaste el carro de la señorita Bloom? -

Hannibal podía recordarlo todo, no había lagunas mentales en su cabeza y claro que estaba en sus cinco sentidos cuando decidió arrojarse contra Matthew para proteger la vida de su amado, pero nadie sería capaz de entender eso, lo mejor había sido fingir demencia

- yo...no sé que me paso - respondió con voz entrecortada, bajando la cabeza para evitar mirar directamente los analíticos ojos de la mujer - vi a Margot con sangre, luego gritos,  disparos...no sé que me paso, fue como estar de nuevo en el bosque, yo solo...corrí -

Unas lagrimillas escaparon de los ojos de Hannibal, Bedelia le paso un pañuelo para que se limpiara

- esta bien, Hannibal, no hiciste nada malo, fue solo una reacción de tu cuerpo provocada por tu trauma -