Aliados

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Hannibal había empezado a escribir su balada, anotando sus notas y partituras mientras imaginaba las múltiples formas en las que podía acabar con Mason, viendo roja como la sangre la tinta que marcaba el papel, sus delgados dedos saltaban de una tecla a otra de una forma calculada y precisa, almacenando su sonido en el palacio de su memoria, una melodía lúgubre y poderosa, pero también suave y profunda, como sus sentimientos hacia su amado Will, Hannibal tenía esa singular peculiaridad de ir de un extremo a otro al instante, desde el más profundo odio y asco hacia Mason, hasta el más dulce amor hacia Will, todo en una misma canción

- eres muy bueno tocando -

La femenina voz hizo a Hannibal detenerse, miró hacia la puerta y vio a Margot parada ahí, vestida con su uniforme escolar pero usando ahora una bufanda roja alrededor de su cuello, a las dos de la tarde

- gracias - respondió el niño - aunque solo es una prueba, el resultado final puede variar -

- ¿participaras con ella en el concurso de talentos?-

Margot entro al salón y se sentó junto a Hannibal

- así es, pero no me interesa ganar en lo absoluto, esta canción será una dedicación especial -

- ¿para el profesor Graham? -

Hannibal miró a Margot, su postura era rígida pero sus ojos mostraban nerviosismo, con las semanas que llevaba haciendo equipo con ella en clase de cocina Hannibal había aprendido del lenguaje corporal de Margot y ahora mismo parecía decir algo pero sin las palabras en la boca, Margot sabía...

- ¿tu sabes donde esta mi cuaderno, Margot? - pregunto sin ninguna aparente emoción, sin miedos ni nervios, la pregunta era retórica

- yo...-

Margot desvió la mirada, se mordió el labio, era obvio que lo había visto, Hannibal aparto sus manos de las teclas del piano, poniéndolas sobre sus rodillas, listas para tomar la bufanda de Margot y jalar de ella para asfixiar a la chica, dependiendo claro de su respuesta

- tú lo viste - afirmo - ¿dónde esta, Margot? -

- ... -

- ¿dónde? - exigió la respuesta, sus manos comenzaron a temblar

- ¿tú mataste a Cordell? -

Margot levantó la mirada por primera vez para mirar a Hannibal directo a los ojos, al mismo tiempo que sus manos tomaron la del niño que llevaba una venda

- ¿Fuiste tu, cierto? No voy a delatarte ni a juzgarte,  creo que lo que hiciste fue muy valiente y noble, Cordell era un desgraciado, igual que Mason -

- solo quiero saber donde esta mi cuaderno -

- Mason lo tenia en su dormitorio - confesó la chica - pero después de lo que paso con Cordell, lo mando a nuestra mansión, tiene una caja fuerte, pero yo se su combinación  -

Hannibal miró desconfiado a Margot, apartando su mano de las suyas

- ¿por qué tendría que confiar en ti? Mason es tu hermano, haces todo lo que él dice ¿como sé que esto no es una trampa? -

- ¡no lo és! Por favor, créeme, yo no quiero seguir viviendo así-

- ¿así? -

Margot lo miro una vez mas, aparto la bufanda de su cuello y dejo ver unas profundas marcas violetas en el, un estrangulamiento cruel y sádico

- ¿cuándo lo hizo? -

- ayer por la noche - dijo apenada - siempre que esta de mal humor se pone muy violento y estos días han sido peor -

La balada del cordero negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora