XXXVIII: En casa

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Cyra había tenido razón cuando mencionó que dar una vuelta por cubierta y respirar el aire fresco del mar le haría bien

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Cyra había tenido razón cuando mencionó que dar una vuelta por cubierta y respirar el aire fresco del mar le haría bien. Harry tenía sus codos apoyados en la barrera del barco, sus ojos verdes, un poco deprimidos, recorrían el paisaje. Los cerros de Nymeria se habían podido avistar esa mañana, tan enormes y llenos de color. Incluso desde la lejanía pudo oír el cantar de las aves y los animales pequeños saltando en las ramas. El cielo tenía ligeras nubes que cubrían de vez en cuando el sol, pero su tibieza conseguía atravesar las capas y caer sobre su piel. Harry alzó el rostro hacia el cielo y absorbió con gusto los rayos calientes del sol, tomó cada uno y dejó ir un suspiro de gozo cuando el frio, el recuerdo de los bosques de Icicle se disolvieron. Había tenido una idea de cuanto extrañaba Nymeria, pero no dimensionó su magnitud hasta ahora.

Cuando abrió los ojos, las casas y edificios apilados aparecieron en conjunto con el puerto. Y el palacio... El palacio se erguía con elegancia y poderío en la cima del risco. La cúpula brillaba por el sol que golpeaba sus piezas de oro, plata y bronce, mientras las torres con algunos de los banderines con el símbolo real se mecían con el viento. Nymeria no había cambiado en su ausencia. Según Libelle, algunos sectores se vieron destruidos tras los ataques de Los Rebeldes. Harry ya había armado un plan para reconstruir esos sectores y se haría cargo él mismo de eso.

Una vez se lo planteara a Louis, claramente.

Necesitaba familiarizarse con la política de Nymeria cuanto antes, las reglas, las leyes, como funcionaba el palacio y las reuniones. Los ancianos de Haze. Que era lo peor de todo el reino para manejar. Ahora que sería rey...

Pensar en eso le daba dolor de cabeza, le tensaba el estómago o tenues pizcas de emoción le recorrían por dentro. Todos sabían que él jamás había aspirado a algo tan grande y que lo más cercano a dirigir una corte fue la vez que se comprometió con Gaelen. La inseguridad de ser un buen monarca lo asaltaba cuando tenía la guardia baja, pero tras todo lo que había vivido, tras todo el dolor, Harry no pasaba desapercibido la fugaz energía que embriagaba su corazón y le susurraba que todo estaría bien. Que él podría sobrellevar esto con valentía y fuerza.

Estaba seguro que también se debía a Louis. Tenerlo a su lado, sentir lo que él sentía por él, le daba la confianza que necesitaba. Y se sentía tranquilo a su justa medida, porque su alfa nunca lo dejaría solo afrontando algo tan grande como hacerse cargo de un palacio. Era por eso que comenzaría paso a paso. Y si los sectores de la ciudad se encontraban destruidos, organizaría un escuadrón pequeño para reconstruir las zonas y darle a los afectados un lugar para dormir.

Tantos planes y todos para poder mantenerse ocupado. Su mente ocupada.

Bajó la vista hacia el mar azulado, el agua si bien le producía vértigo ya no era tan grande como para alejarse y esconderse de ella. Podía mantenerse quieto y observarla. Incluso ver semejanzas en ella con sus pensamientos. Ellos ahora estaban agitados como el agua que golpeaba el barco.

The king's heart (l.s) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora