LV: Ser respetado

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El sol quiso salir una semana después. Las nubes habían tomado Nymeria en su poder y ensombrecido hasta en lo más posible. No llovió, pero el miedo a que el agua cayera y perjudicara a los heridos estuvo.

Esa mañana el sol calentó las tiendas. Los heridos con menos gravedad pudieron salir a caminar y movilizarse. Respirar aire fresco y tener un poco de tranquilidad tras haberlo perdido todo. Sin embargo, nadie le dirigía la palabra a Harry. Todas las miradas que recaían en él eran temerosas. Ocultas. Apenas perceptibles. Harry era consciente de lo que había hecho días atrás cuando arrastró a Wooyoung desde el bosque. De la sangre que también lo ensució.

Y le importaba poco lo que llegasen a pensar de él.

Viggo le había aconsejado no darle mayor importancia y que, mantenerse en aquel papel de un monarca frio era la mejor decisión hasta el retorno de Louis.

Libelle no estuvo en desacuerdo tampoco. Ella después de haber visto toda la escena desde un rincón, fue a tranquilizarlo. Harry prácticamente vomitó todo lo que lo atormentaba. Era normal dijo ella. Y que este miedo persistiría hasta que la guerra se acabase del todo. Le dio una taza de té y se mantuvo a su lado mientras ambos inspeccionaban el campamento. Le dijo que había sido valiente. Que su fama de ser de aquel modo volaría muy pronto y Denébola no tardaría en enterarse.

Harry no quería que ella se enterara.

Al menos no se había visto ningún ataque de su parte, ni señales de que estuviera organizando algo. El único aviso que llegó días atrás fue que Los Rebeldes se multiplicaban con creces. La cantidad de personas que fueron sometidas con sus poderes era inaudita y para derribarlas se necesitaría un ejército absurdamente grande. Harry confiaba, o eso se obligaba a creer, que con la cantidad de soldados que podrían reunir entre Million y Nymeria era suficiente. Pero en el fondo necesitaba una señal. Que los Lores de las otras cortes llegasen con su caballería pulcramente a darle sus servicios para salvar el mundo.

El peso de la espada ya no se sentía tan grande como la primea vez. Harry podía blandirla y usarla a su gusto. Sus oídos siempre eran endulzados cuando el ruido de la hoja rasgaba el viento. Cuando se estrellaba con la contraria de su oponente. Justo como ahora. Zimo se había ofrecido esa mañana para entrenar. En ausencia de Darko, Zimo era el más adecuado para ayudarlo. El alfa usaba dos espadas como siempre y Harry debía esquivar las dos antes de ganarse un corte.

El sudor se había acumulado en los rizos de su nuca, en las sienes y se deslizaba por los costados de sus mejillas para perderse en el cuello. Su piel ardía bajo las nubes. Se mantenía en un color rojo fuerte, al igual que su pecho. Había elegido usar una camisa negra ese día, pantalones ajustados que se aferraban a su cintura con un cinturón de cuero. Las botas largas llegaban hasta sus rodillas y mantenían sus pies ardientes. El cabello lo había atado en un coleta baja, pero algunos rizos se escaparon y enmarcaban su rostro crudamente.

Zimo no reía. Su rostro también se mantuvo bajo la concentración. Él corrió en medio del campo y alzó una de sus espadas con la intención de golpearlo. Harry alzó la suya al instante, pero al ver que el golpe de Zimo en realidad era con ambas espadas y que, el verdadero propósito era rebanarlo por la mitad con ambas, inclinó su espalda hacia atrás. Las dos espadas rozaron su pecho, pero quedó ileso. Al regresar a su sitio, atacó también, giró sobre su propio eje y blandió la espada. Zimo bloqueó el golpe antes de que llegara a dar en su espalda.

Aunque el sol oculto le hacía arder la coronilla, no se detuvo. Necesitaba entrenar, mantener la mente ocupada. No pensar en cómo Louis estaría ahora. Si la noticia habría llegado a sus oídos. Si Novalie ya venía con su ejército. Darko. No había tenido ninguna noticia de él desde el día en que se fue. Sin embargo, ahora lo comprendía y no podía estar molesto por su decisión.

The king's heart (l.s) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora