L: Neblina

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Los oídos le zumbaban, pero aún bajo ese horroroso zumbido agudo, Harry se obligó a abrir los ojos. Un recuerdo en específico le hizo erizar cada vello en su cuerpo y traerle todos los sentidos de vuelta. Los guardias habían sido atacados frente a las puertas de su habitación ¿Cómo no había oído nada? ¿Por qué no escuchó que se resistían?

San.

San había entrado a palacio.

Harry parpadeó, sintiendo una presión agonizante en la cabeza, como si dos manos la estuvieran apretando con toda intención de reventarla. Gimió e intentó ver el lugar en donde estaba, mover el cuerpo, pero sus manos yacían capturadas por algo... Giró la cabeza, pero apenas la pudo levantar de lo pesada que la sentía, así que la dejó descansar en su hombro, notando su cabello sudoroso pegarse a su mejilla.

Hacía frío y estaba oscuro, también consiguió distinguir el aroma a ladrillo y humedad, tenebrosamente familiar. Parpadeó más fuerte para borrar la neblina sobre sus ojos y se obligó a mirar a su alrededor. Lentamente y con esfuerzo, sus sentidos fueron regresando. Primero comprendió que lo que le impedía mover sus brazos con libertad, eran las sogas alrededor de su muñecas, lo que le confirmó que había sido atrapado, y las comisuras de su boca ardían por la mordaza que habían atado alrededor de ella.

No podía gritar y si lo hacía, el sonido chocaría con el pañuelo.

El zumbido que antes había reinado en sus oídos cambió a uno más nítido. Su cabeza se inclinó hacia él, sus ojos buscaron la causa, pero ante la poca luz no obtuvo mucho éxito más que débiles imágenes de su alrededor. Si no mal recordaba y el olor no lo traicionaba, aquel sitio eran las mazmorras del palacio. Y estaba sentado en una silla con las piernas sujetas a las patas.

Atrapado.

Atrapado...

Un súbito estremecimiento le recorrió el cuerpo y le hizo despertar por completo. Si él estaba ahí capturado, quería decir que el palacio completo estaba desprotegido. Ivory y su padre lo estaban. Todo el personal... Comenzó a mover sus brazos en busca de soltar las sogas, con su lengua empujó la mordaza al punto de que su mandíbula dolió, empujó, empujó, pero no sirvió de nada.

Y ese zumbido no paraba de repetirse una y otra vez. Agudo.

Harry jadeó altamente, esperando que arriba en palacio lo escucharan mientras estiraba la cabeza hacia atrás y el mareo se desvanecía, permitiéndole poder ver mejor en donde estaba y quitar los cabellos de su piel. El eco de su jadeo se espació por el túnel de ladrillos y detuvo el zumbido. Sin embargo, ese zumbido cambió a pisadas. Harry entornó los ojos y miró el túnel, desde las sombras apareció la silueta de un hombre arrastrando una picota por el suelo.

El corazón de Harry se detuvo y volvió a latir como si un trueno lo hubiera golpeado cuando reconoció esa horrible silueta.

San.

A pesar del miedo que lo invadió y de tener a Wooyoung en un rincón de su mente, Harry gruñó y volvió a moverse en la silla, con desespero mordió la mordaza en su boca, jaló las sogas en sus muñecas mientras no apartaba sus ojos de San, quien se acercaba a pasos sigilosos a él.

Entonces no había sido un sueño y tampoco había pasado mucho tiempo desde que lo atrapó en sus aposentos, si San llevaba el mismo atuendo. Ahora que estaba más consciente, detalló que el alfa no había cambiado absolutamente nada. Su rostro continuaba con aquella sombra devastadora que anunciaba problemas y hechicería. Su mirada lucía desenfocada, perdida y pálida a pesar de tener los ojos de un color oscuro, la neblina que los envolvía se podía avistar desde lejos, pero, lo único que sí había cambiado, era su cabello. Lo traía más largo, lacio y le hacía ver aún más temible.

The king's heart (l.s) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora