1

513 21 6
                                    

La pesadilla de Lourdes apenas estaba comenzando. En cuanto su padre la levanto a las 6 de la mañana y la subio junto con su equipaje al auto, supo que no era para nada bueno.

Hace dos días habian tenido una discusión grande debido a que Franco, su hermano mayor, la había encontrado viendose a escondidas con su mejor amiga, Ariana, cuando lo tenia estrictamente prohibido, ya que era de público conocimiento en el pueblo que a ella le gustaban las mujeres. Lourdes sabía que eso estaba mal, o eso le habian dicho, pero ella seguia queriendo a Ariana y le gustaba ser su amiga, y aunque supiera que lo que hacia estaba mal, prefirio verla a escondidas antes que dejarla sola como habian hecho el resto de las chicas del pueblo.

—Siempre fuiste tan buena hija Lourdes. —empezó a decir su padre lamentandose. —Tan obediente y señorita, no se porque ahora tuviste que arruinarlo por esa rara.

—Ariana es mi amiga papi, es buena persona igual. —le contesto timidamente.

—¡NO ES UNA PERSONA SI TIENE ESA CONDICIÓN! —le gritó haciendola encojerse en si misma. —No es normal Lourdes, ya te lo dije y no voy a permitir que te contagies de ella.

—¿A donde estamos yendo? —preguntó con miedo.

—A un lugar que va a devolverte los valores que nosotros te enseñamos. —respondió. —Van a volver a sacarte derecha nuevamente.

No hubo más conversación, el resto del viaje fue silencioso. Lourdes estaba preocupada y triste, su padre tenía cara de decepción y era por culpa de ella. Nunca quiso desobedecerlos, pero tampoco queria dejar sola a su mejor amiga de toda la vida y ahora quien sabe que pasaría con ella y si alguna vez la volveria a ver. Ni si quiera llego a despedirse.

Después de 1 hora, llegaron a un enorme lugar, parecia una carcel. Fabian hablo con un señor en la puerta y en cuestion de 5 minutos la reja enorme comenzó a abrirse. Lourdes miraba todo por la ventana, habian cientos de chicas mas o menos de entre 12 y 17 años, todas con una cara de cansancio y mirada perdida. Uniformes horrendos, camisa blanca, con un chaleco de lana color azul oscuro y una pollera gris larga por debajo de las rodillas y zapatos negros con hebilla.

—Hola señor Gonzalez, lo estabamos esperando. —una señora con cabello blanco y mas o menos 60 años de edad saludo. —Y esta debe ser la pequeña Lourdes. —la miro con una sonrisa macabra.

—Es ella, si, mi hija menor. —Fabian contesto.

—Bueno pasen, les voy a hacer un recorrido para que conozcan las instalaciones. —ambos asintieron y la siguieron.

Apenas Lourdes puso un pie en ese lugar, sintió un fuerte escalofrio. La luz era baja y parecia realmente un lugar terrorifico.

Después del "tour" que les dio, Fabian firmo unos papeles y bajaron el equipaje de Lourdes del auto. Él se despidio con una simple palmada en la espalda de su hija y se fue de ahi dejandola con la señora que recien habia conocido.

—Bien niña, vamos a poner todo eso en tu nueva habitación. —le dijo y comenzo a caminar. Lourdes supuso que eso significaba que ella misma tenia que hacerse cargo de sus valijas, así que como pudo tomo todo y entro nuevamente al lugar.

Subieron las escaleras, Lourdes estaba exahusta. Caminaron por un largo pasillo y llegaron a una puerta, todo indicaba que ese seria el nuevo cuarto.  Abrio la puerta y habian dos camas, la otra se ve que ya estaba ocupada por alguien más así que fue a la que estaba disponible.

—Tus cosas las podes acomodar en este placard y tus sabanas son estas, cuidalas porque se cambian por semana. —se las entrego. —A las 7 de la mañana es el desayuno, a las 9 tenemos misa, a las 10 todas tienen que ir a clases y a las 12 es el almuerzo. A las 5 es la merienda, 8 de la noche la cena y a las 10 a la cama. Salir después de ese horario significa un castigo. —Lourdes tragó saliva al escuchar todas esas reglas. —¿Entendido?

—Si. —asintió.

—Perfecto, ahora ponete el uniforme y baja que hay que ir a misa —le sonrió. —Por lo que escuche, no nos vas a dar muchos problemas, solo tenes que obeceder.  —

Se fue riendose y Lourdes se quedo estatica. Reacciono rápido y se cambio a una velocidad sorprendente. Se vio en el espejo con el uniforme y le dio una sensación extraña en el cuerpo. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué había terminado ahí?

Bajo enseguida y ya todas las demás chicas estaban en fila y preparadas. Ella se unió a las demás, y llegaron dos monjas, con una pequeña seña, todas las empezaron a seguir.

La misa no fue como la que Lourdes estaba acostumbrada a escuchar, en esta hablaban especificamente de lo mal que estaba relacionarse con gente de tu mismo sexo y que eso era pecado.

—Hola. —la saludo una chica con pelo negro y las puntas azules. —Sos nueva ¿no?

—Sss..si. —Lourdes respondió.

—Yo me llamo Angie. —se presento. —¿Tu nombre?

—Lourdes. —el volumen de su voz era muy bajito.

—Sos algo timida. —Angie rió, pero no con maldad. —Creo que nos vamos a llevar excelente.

—Puede ser. —le contesto. —¿Estas hace mucho aca?

—Lamentablemente, si. —puso un gesto triste. —Desde que tengo 14 años y ahora ya tengo 17.

—¿Te trajo tu papá tambien? —Lourdes estaba interrogandola.

—Mi tía, en realidad, quede a cargo de ella cuando mis padres fallecieron. —la pequeña se lamento haberle preguntado eso, no quería que tuviera que hablar de algo que probablemente la hacia ponerse triste.

—Lo siento mucho. —le dijo y Angie asintió. —Perdón por preguntar.

—Naaa esta bien, no sabías. —le dijo para dejarla tranquila. —Ahora ¿queres que te haga un recorrido?

—La señora....—hablo esperando a que Angie terminara la oración por ella.

—Devin. —finalizó. —O como le decimos aca...Devil. —eso hizo que Luli riera.

—Bueno ella, ya me hizo el recorrido. —le contó.

—Si pero el aburrido seguramente. —levanto sus hombros. —El mío va a ser divertido, vamos.

—Bueno esta bien, vamos. —Lourdes cedió y Angie festejo. La tomo del brazo y se la llevo.

Después de recorrer todo el lugar nuevamente, comenzaron a ir hasta una parte a la que ella no habia llegado anteriormente con la señora Devin.

—Aca venimos cuando queremos un poco de tranquilidad. —abrió una puerta detrás de la escalera y salieron a una especie de terraza.

—¿Se puede estar acá? —preguntó Lourdes con miedo.

—No, pero no nos importa. —sonrió mientras el viento le daba en la cara y cerraba los ojos.

Relojeo todo el lugar, desde ahi arriba se podia ver todo y el bosque que estaba detrás de la escuela. Viendo todo eso, entendía porque Angie se arriesgaba por ir allí. Camino un poco más y en una esquina alejada, vio a una chica rubia sentada en el borde del techo, con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Le intrigo demasiado verla ahí sola.

—¿Y quien es ella? —se decidió por preguntarle a Angie sobre aquella chica misteriosa.

--------------------------------------------------------------------

Holaaaaa! Feliz 2024 a todos, espero que hayan empezado muy bien el año. Aca les traigo una nueva historia que espero que les guste 🩵 es muy distinta a las demás y eso es lo que más me gusta.

saludos!

LIVING PROOF || Martuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora