Volvió a las 19:50 de su cita con Julian. El chico se despidió de ella y de la directora quien la recibio en el hall nuevamente.
—¿Como la pasaste? —le preguntó.
—Excelente. —contesto aunque fuese mentira. —Creo que él me gusta.
—Eso es algo muy bueno, señorita Gonzalez. —su voz macabra la hacia temblar internamente. —Ahora a prepararse para la cena.
Eso hizo. Y cuando bajo al comedor, sus amigas le pidieron cada detalle de esa "cita".
—Voy a pedirle que sea mi novio. —les dijo y todas quedaron sorprendidas.
—¿Qué? ¿Tanto te gusta? Solo se vieron dos veces. —Angie estaba confundida.
—No me gusta pero es la única forma que me saquen de acá. —les respondió. —Mi papá me trajo a este lugar porque temía que me volviera como Ariana, tengo que dejarle en claro que no soy de esa forma y si tengo un novio lo más probable es que mis padres vuelvan por mi y me lleven de nuevo a casa.
—Pero....—la peliazul intento volver a hablar pero Brisa le hizo un gesto de que no lo haga.
—Yo no deberia estar acá. —volvió a aclarar.
La cena termino y llegó el toque de queda. Cada una de las chicas se fueron a sus habitaciones y Lourdes se encontro con la sorpresa de que Martina estaba ahí y despierta. Iba a ignorarla como la rubia siempre le pedía se preocupo un poco cuando la vio colocandose hielo en el pomulo.
—¿Qué te paso? —le preguntó acercandose de más a su rostro.
—Me golpee mientras entrenaba. —la rubia le estaba mintiendo.
—Pero ¿con quien entrenaste? ¿un boxeador profesional? —la mirada de Lourdes estaba fija en el moreton enorme que tenia la mayor. —Eso se ve super grave, dejame ayudar...
—¡No, Lourdes, no! —le gritó poniendo distancia y la ojiverde se asusto un poco. —Solamente quiero que me dejes en paz. ¿Tanto te cuesta entender eso?
En otro momento, Lourdes hubiese desistido y se hubiera ido a acostar sin decirle nada más. Pero el pequeño sollozo de la rubia la hizo entender que esta vez Martina si necesitaba su ayuda, aunque se resistiera, se notaba que esto la sobrepasaba.
—Si, me cuesta entender. —le contesto acercandose a ella nuevamente. —Me cuesta entender que seas tan terca que no te quieras dejar ayudar por mi.
—Es que no te quiero cerca. —le volvió a repetir.
—¿Por qué no? —se acerco un poco más, tomando el hielo ella misma para acomodarlo en la herida de Martina.
—Porque sos insoportable, metida y demasiado agobiante. —empezo a decirle de forma brusca.
—Y vos sos demasiado grosera, terca y desconsiderada. —Lourdes retruco las palabras de la rubia.
—Pero yo lo acepto y no te molesto. —se quejo un poco del contacto del hielo en su cara. —De verdad, me estas haciendo enojar y si te seguis acercando yo te voy a...
—¿Qué? ¿Me vas a golpear? —estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban entre sí.
La tensión era palpable. Sus miradas fijas en la mirada de la otra duro bastante tiempo y ambas tenian la misma sensación extraña en el estomago, aún así, siguieron en esa misma postura por un rato más.
—No, si hago lo que realmente quiero hacer, preferirias que te golpeara. —fue lo último que dijo antes de tomar el hielo ella misma y alejarse.
Se fue de la habitación sin importarle el toque de queda. No podía seguir en el mismo lugar fisico que Lourdes porque comereria un error enorme.
Mientras tanto, la ojiverde se quedo recalculando toda la situación recien vivida. ¿A que se referia Martina con eso último que dijo?
Intento dormirse pero no pudo. Estuvo toda la noche dando vueltas en la cama y entre todas las preguntas que tenia en la cabeza, una era ¿por qué Martina todavía no había regresado?
Cuando escucho los gritos que indicaban que ya era hora del desayuno, cayo en cuenta que no había dormido absolutamente nada. Se cambio y bajo al comedor esperando ver a Martina pero no fue asi.
—Necesito pedirles un favor. —le dijo a sus tres amigas. —Cubranme hoy en la misma y en las clases, no voy a ir.
—Creí que ibas a portarte bien. —se rió Brisa.
—Es que me siento algo mal y además tengo algunas...cosas que hacer. —respondió.
—No te preocupes, algo se nos va a ocurrir, anda tranquila. —Lourdes sonrió y se fue. Brisa sabía a qué, por eso no puso ninguna otra oposición.
—Esto no va a terminar nada bien. —suspiro Angie.
—Hace días que estan hablando en clave entre ustedes dos, me gustaria que me incluyan en esa charla. —Micaela se cruzo de brazos.
—Es mejor que no lo sepas. —la peliazul palmó su hombro y aunque Micaela seguia confundida, no dijo nada más y siguieron su camino hacia la iglesia para la misa.
Lourdes volvio agotada al cuarto para dormir un rato más, pero mientras estaba subiendo, vio a Martina discutir con la hermana superiora. Quería saber que pasaba así que se fue acercando poco a poco hasta que llego a una distancia donde pudo escuchar sus voces.
—Martina, ayer no viniste. —le dijo en un tono serio. —Espero que sepas que esto lo hacemos por tu bien.
—No pude, tenía que...tenía que ayudar a una amiga. —fue lo que contesto. ¿Martina tenia amigas? eso la hizo sentirse algo...¿celosa?
—Ya se, no tenes que decirme nada porque te vi. —vio a Martina tragar saliva nerviosa. —Estas muy equivocada y si no lo corregimos ahora, puede ser peor.
—Lo que sea que tengan que hacer, haganlo conmigo, no con ella, no tiene nada que ver. —le suplico.
—Te esta esperando el Padre Nicolas en la capilla. —le dijo y la rubia asintió triste dirigiendose hacía donde le habian indicado.
¿Qué fue todo eso? Lourdes había quedado en shock y sobre todo confundida, no entendió absolutamente nada de la conversación pero la extraño mucho la actitud de Martina. Era la primera vez que la veía tan vulnerable y sumisa ante alguien.
Martina Benza era un misterio total para Lourdes.
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LIVING PROOF || Martuli
FanfictionEn una sociedad conservadora en los años 70, las apariencias son lo primero que hay que mantener, sobre todo si tu familia es de la elite. Lourdes Gonzalez es hija de una de las personas más importantes de Beaufort, un pequeño pueblo en Carolina del...