17

138 20 2
                                    

—Creo que...creo que deberiamos parar. —le dijo Martina a Ariana cuando se separaron.

—No nos van a ver ahora, vos tranquila. —contesto intentando volver a besarla pero la rubia no lo permitio.

—Es que siento que no es buena idea. —se alejo un poco.

—¿Beso tan mal? —se rió.

—No...no, no es eso. —negó enseguida. —Pero esto no es lo que estoy buscando.

—¿Y qué es lo que estas buscando, Martina Benza? —"a tu mejor amiga" pensó.

—No lo se y no es justo para vos. —agacho la cabeza.

—Marti, yo no me preocupo por eso, se lo dificil que es aceptar que algo asi...—se refirio a ellas dos. —este pasando, porque te llenan la cabeza de que no es lo correcto, que no deberias estar con otra mujer si sos una mujer así que es complicado de aceptar pero vos me gustas.

A Martina le daba lastima decirle que no era ese el problema. Que si fuese por ella, lo que menos le costaba aceptar era que se habia enamorado de una mujer. El problema era de que mujer. Ella estaba enamorada de Lourdes y habia cometido el grave error de besar a su mejor amiga.

Aunque era obvio que la ojiverde jamás se fijaria en ella. No le gustaban las mujeres y tampoco estaba de acuerdo con eso, además de un sin fin de cosas que saldrian mal si ella confesara.

—Perdón no puedo tener esta conversación ahora. —Ariana la comprendió y la dejo sola, no sin antes dejar un último beso en sus labios.

Mientras tanto, Lourdes estaba en su habitación llorando y sintiendose terrible con ella misma. ¿Como habia permitido que todo esto este pasando?

—Ay amiga estas aca. —dijo Ariana sin prestarle mucha atención. Tenia una sonrisa enorme y se tiro en la cama entre suspiros. —No vas a poder creer lo que me paso hoy....me bese con Martina y fue todo muy hermoso, yo se que no querias escucharme hablar mas sobre ella pero hoy tendrias que hacer una excepeció y....—noto que Lourdes estaba llorando. —¿Qué te paso?

—Nada solo...un mal día. —contesto. —Extraño a mi familia y me puse sensible. —obviamente mintio. —Pero me alegro que vos estes contenta por tu beso con...Martina. —le costo decir aquello.

—Ahora me da cosa hablar de mi felicidad sabiendo que vos quizas no estas tan bien. —se sento al lado de la ojiverde acariciando su espalda.

—No importa, de verdad. —se limpio las lagrimas.

—Esta bien, de todas formas, no voy a contarte sobre Martina hoy. —Lourdes internamente lo agradecio. —Porque tengo mucho para decir y hay que bajar a cenar.

—Yo no voy a ir. —volvio a acostarse.

—Dale Luli, no te quedes aca bajoneada, tenes que comer. —le insisitió.

—Traeme lo que te sobre y mañana lo como, ahora solo quiero dormir. —Ariana acepto el pedido de su amiga y se fue de la habitación.

Una vez que volvio a quedar sola de nuevo se largo a llorar. Y asi fueron el resto de sus noches por el resto de los días, semanas, meses.

Fueron 2 meses en los que toda la energia de Lourdes se apagó. Vivía en automatico, de día cumplia con el intinerario y las noches eran terribles.

No se cruzaba con Martina y le habia pedido a todas sus amigas, incluida Ariana, que no se la nombren. Puso como excusa que se pelearon por las malas actitudes de la rubia hacia ella y nada más. Se la notaba tan decidida que ninguna se atrevio a cuestionar nada, simplemente lo aceptaron y asi fue.

Sabía que se seguia viendo con su mejor amiga, pero no sabía que más habia pasado entre ellas. Cada tanto se cruzaban en el pasillo o en algun sector de la escuela y notaba que Martina tampoco estaba del todo bien. Se moría por preguntar pero no iba a hacerlo.

Ya era agosto, 24 de agosto para ser más exactos. Y la misa de las 9, que ahora Lourdes no se perdia por nada en el mundo, estaba por empezar. Pero mientras caminaba hacia la iglesia, vio una escena a la que no le pudo hacer mirada ciega.

Era Martina, con su nariz sangrando y sobandose el brazo por lo que parecia ser un golpe bastante fuerte. Suspiro, beso su rosario y se acerco lentamente.

—Mar...—le dolió a ambas ese apodo. —¿Estas bien?

—Si, si, ya estaba yendo a...a la iglesia. —se levanto de inmediato sosteniendo el pañuelo blanco en su nariz para que no siguiera cayendo la sangre. —Nos vemos.

Intento caminar un poco más y no pudo por el dolor que al parecer tambien tenia en las piernas. Martina sabia que ya no tenia escapatoria.

—No mientas, no vas nunca a misa. —tomo el pañuelo y lo sostuvo ella. —¿Quien te hizo esto?

—Nadie, yo misma entr....—intento hablar pero la ojiverde no la dejo.

—Entrenando, si, seguro que te voy a creer esta vez. —negó con la cabeza.

—¿Qué haces acá? Creí que no nos hablabamos. —quizo cambiar de tema.

—No lo hacemos. —limpio la sangre con delicadeza. —Ni lo vamos a hacer después de esto. —aunque Martina sabia que era lo obvio, le dio un poco de tristeza escucharlo de su boca. —Pero no podia ignorar que estabas ahi tirada toda lastimada.

—Podrias haberme dejado ahí. —levanto sus hombros.

—Sabes que no haría eso. —Y era verdad, Martina sabía que no. —Vamos a la enfermeria.

—¡Nooo! —negó de inmediato. —No puedo ir ahí.

—¿Por qué no? Ahi va la gente cuando se lastima, se supone que es para eso la enfermeria....—dijo como obvio.

—Pero yo no voy a ir ahi. —se resistio y Lourdes supo que no habria forma de convencerla.

—Entonces....—suspiro antes de decir lo que iba a decir. —Vamos. —la tomo del brazo delicadamente para levantarla y ayudarla a caminar.

—¿A donde? —preguntó la rubia.

—A mi habitación, voy a agarrar unas cosas para curarte eso. —le respondió.

—No hace falta. —se negó dejando de caminar.

—Por primera vez no seas terca Martina, yo no quiero tenerte cerca ni vos a mi pero quiero ayudarte, dejame que lo haga y después volvemos a la normalidad de fingir que la otra no existe. —Martina bufo pero acepto y fueron hasta el cuarto de Lourdes, que antes era de ambas.

La ponía triste escuchar esas palabras de su boca pero sabia que era lo mejor para ambas. De hecho, todo lo que hacía, lo hacía por ella y no se arrepentía. Una vez estuvo a punto de arruinarlo todo y no iba a cometer ese error de nuevo.

LIVING PROOF || Martuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora