—¿Saben debido a que son esos golpes? —preguntó la enfermera.
Brisa miro a Lourdes quien todavia estaba llorando en el piso. No sabía si decir o no lo que estaba pasando pero Lourdes se le adelanto y le conto todo con lujo de detalle. Catalina, la enfermera, no podía creer que lo que estaba escuchando y se ofrecio a ayudarlas sin dudarlo.
—A unos pocos kilometros de aca, hay un pueblo muy chico e inlocalizable, pasa muy desapercibido porque no tiene nada turistico y su entrada esta cubierta por el bosque, pero hay un hospital. —empezó a explicarles. —-Si encuentran la forma de llevarsela de aca sin que nadie se entere, puedo llamar a un contacto mío que tengo en ese lugar para que les haga el favor de ingresarla y atenderla ahí.
—Te juro que nos estarias salvando la vida. —le dijo Lourdes tomandoles la mano.
—Okay, entonces voy a hacer los llamados. —Catalina se fue al consultorio nuevamente y las dos amigas quedaron solas.
—¿Como hacemos para sacarla de aca? —preguntó Brisa.
—En la madrugada. —contesto. —Voy a guardar su ropa y la mía, hablar con Pedro, el guardía y necesito que ustedes hagan la mejor actuación de sus vidas. —la castaña la miro confusa, no entendía que era lo que Lourdes estaba tranando pero la apoyaria sin dudas.
Una vez que Catalina les confirmo que estaba todo arreglado para que la lleven al hospital del pueblo vecino, Lourdes ya tenía todo empacado. Martina seguía cedada por los analgesicos que le habia propiciado la enfermera, así que tuvo que esperar un poco más hasta que despertara.
Pedro les habia conseguido un auto, no sabía como, pero lo habia conseguido. Lourdes ya tenia las indicaciones de comor ir hasta alla, y los bolsos con sus ropas, solo faltaba el último paso.
—Mar...—le hablo suavemente cuando vio que comenzo a abrir sus ojos.
—Amor...—dijo debilmente y eso destruyo a Lourdes. —¿Qué paso?
—Estamos a un paso de cumplir nuestro sueño e irnos de aca. —tomo su mano. —Pero necesito que colabores solo un poco más, solo un poco...¿podes?
—¿Qué tengo que hacer? —los ojos cristalizados de Martina la miraban fijamente.
—Que te levantes y camines agarrada de mi. —le contesto.
Martina asintió. Hizo un esfuerzo brusco para levantarse de golpe pero no lo logro, Lourdes la ayudo a que lo haga de manera mas suave y lentamente consiguieron que Martina se levante. No pudo evitar ver uno de sus moretones cuando por accidente su remera se levanto, y tuvo que contener sus lagrimas para que Martina no la viera mal.
Fueron caminando hasta la parte de atrás del convento, estaba muy cerca de la capilla aquella puerta que daba al patio, y eso hacia que Martina se sienta angustiada.
—Tranquila amor. —la ojiverde apreto su mano más fuerte para tranquilizarla.
Brisa y Angie mientras tanto estaban poniendo en marcha su plan. Una pequeña bengala de humo, la tenian que prender cerca del comedor, el lugar mas alejado de la puerta por la que saldrian Martina y Lourdes. Los detectores de humo se encendieron enseguida haciendo que las regaderas del techo se activen y comienze a sonar la alarma. En ese momento salieron todos rapidamente desesperados y esa era la señal de las dos chicas para salir huyendo.
Con mucho cuidado Lourdes cargaba de un brazo a Martina y en el otro, sus dos bolsos. El camino hasta el auto fue doloroso para la rubia y extremadamente largo y lento para la más chica. Pero lograron llegar.
—Ya esta todo listo, tiene gasolina y un mapa con indicaciones por si te olvidaste las que te dije ayer. —les dijo Pedro abriendoles la reja.
Colocaron a Martina con mucho cuidado arriba del auto y Lourdes subio del lado del conductor.
—Gracias por todo Pedro, de verdad. —le dijo Lourdes sincera.
—Martina es mi amiga y no quiero que sufra más, espero que este todo bien y sean felices, se lo merecen. —la ojiverde sonrió ante estas palabras. Martina siempre creyo que nadie la queria pero la realidad era que se habia ganado el corazón de varias personas, ella incluida obviamente. —Ahora vayanse antes de que alguien venga y las descubra.
Lourdes puso en marcha el auto y comenzo a andar. Una vez que tomo la carretera y se alejo varios metros, sintio un poco más de alivio. No podia creer que estuviera yendose y con Martina. Era todo el escenario soñado. Pero no queria cantar victoria antes de tiempo. El estado de Martina era realmente muy pero muy desalentador. Cada dos minutos se quejaba del dolor y volaba de fiebre.
Pero se la aguanto de una forma increible. Estuvieron casi 7 horas en la ruta hasta que por fin llegaron al hospital. Lourdes se anuncio en la puerta y las hicieron entrar a un pabellon especial.
Cuando bajaron del auto, subieron a Martina a una silla de ruedas y le dieron una habitacion. Una vez que acomodaron todo, dejaron que Lourdes pase a verla.
—Ahora esta cedada. —le explico el doctor. —Yo soy el Dr Manzalez, y me voy a encargar del caso de su novia. —a Lourdes la shockeo escucharlo decir eso y rostro la delato porque el doctor río. —¿Qué pasa?
—No...es que....no lo se...dijiste novia...con tanta naturalidad que yo...—verla asi de nerviosa hizo que Manzalez riera aún más.
—Yo no soy quien para juzgar, creo en el amor y nada más. —levanto sus hombros. —Y manejaste tantas horas y te arriesgaste escapandote con ella solo para llegar hasta aca, no dudo de que realmente la ames. —le dedico una sonrisa y salió de la habitación.
Lourdes tambien sonrió, por primera vez en mucho tiempo, sentia que sus sentimientos hacia Martina no eran un peso o un pecado, simplemente era amor y habia gente alla afuera que estaba dispuesta a aceptarlo sin ningún problema.
—Vas a estar bien Mar y vamos a ser muy felices...ya lo puedo ver. —le acaricio la mano y dejo salir un largo suspiro.
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Faltan pocos capitulos para el final 😩😩🙏🏾🙏🏾
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LIVING PROOF || Martuli
FanfictionEn una sociedad conservadora en los años 70, las apariencias son lo primero que hay que mantener, sobre todo si tu familia es de la elite. Lourdes Gonzalez es hija de una de las personas más importantes de Beaufort, un pequeño pueblo en Carolina del...