Lourdes se quedo en la terraza un poco molesta. Seguía sin entender por qué Martina se negaba a que sean amigas, pero no quedaba otra que aceptarlo y seguir con su vida.
Y eso fue lo que hizo. Por el resto del mes, no volvio a hablar con la rubia. Ni si quiera se miraban y aunque a veces Lourdes tenía ganas de preguntarle sobre su día, no quería seguir incomodandola.
En el segundo mes, Lourdes habia empezado a faltar a un par de misas, comidas y clases porque estaba comenzando a sentirse mal en ese lugar. La trataban como si ella estuviese cometiendo algún tipo de pecado o peor, como si ella fuese quien tenia esa condición de la que tanto hablaban ahí, pero ella sabía que no era asi, que ella no sufria esa enfermedad.
—Revelarte ante estas personas no te va a servir de nada. —escucho la voz de Martina entrando a la habitación. —Tenes que seguirles la corriente hasta que crean que estas curada y listo, tu papá te viene a buscar y felices por siempre. —fingió una sonrisa.
—Pero yo no tengo que ser curada de nada. —le contesto. —Mi padre me trajo aca porque queria alejarme de mi mejor amiga que si sufre de...eso.
—¿Eso? ¿Qué sería "eso"? —preguntó Martina sentandose en la cama.
—Eso...ya sabes...que te gusten...que te gusten las mujeres. —lo dijo en un tono bajito. —a Ariana le gustan y mi papá me prohibio verla pero yo a pesar de todo, la queria y seguimos viendonos en secreto hasta que me descubrio y bueno...aca estoy.
—¿Ella te gustaba? ¿Tenian algo? —la respuesta a esto no era lo que la rubia esta esperando oír.
—¿QUÉ? NO NO NO. —negó de inmediato. —Yo jamás, mis padres me enseñaron que eso no era correcto, pero se que no es culpa de Ariana estar enferma.
—Que te gusten las mujeres no es una enfermedad, Lourdes. —Martina se planto. —No es nada malo solo son preferencias.
—Una mujer se casa con un hombre y puede tener hijos solo con un hombre, no con otra mujer. —le respondió. —Al igual que un hombre no puede tenerlos con otro hombre.
—¿Eso importa? A veces no elegis de quien te enamoras. —Martina seguia con su postura.
—¿Vos apoyas eso? —preguntó sorprendida.
—Si, porque no me interesa con quien se van a la cama otras personas. —le contesto. —No es de mi incumbencia y tampoco es de los demás con quien me acuesto yo.
Esto dejo recalculando a Lourdes. ¿Martina era de esas? ¿O simplemente era otra cosa más que le daba igual como todo lo demás? Aunque si estaba en un centro de conversión, lo más probable es que sea para que la curen. No se atrevio a preguntar, sentía que quedaba muy fuera de lugar acusarla de algo tan grave, así que prefirio quedarse callada.
—La cuestion es que si queres irte de aca, tenes que cumplir las reglas que te ponen. —intento desviar la discusión anterior.
—¿Entonces vos no te queres ir de aca? Digo, porque sos la que menos acata ordenes en esta escuela.
—Vos podes irte porque tenes quien venga a buscarte. —levanto los hombros. —Yo no y por eso no me interesa, haga lo que haga, voy a seguir en este lugar.
Eso lleno de tristeza el cuerpo de Lourdes. Se moría por saber la historia que había detrás de Martina, pero sabía que no iba a contarsela. Eso la frustraba aún peor.
—Gonzalez. —la puerta se abrio abruptamente. Martina bufó de la molestia que le daba la poca importancia que le daban a la privacidad en ese lugar. —Te estan buscando abajo.
—¿Quien? —levanto una ceja. No esperaba a nadie.
—Es Julian, el muchacho del otro centro. —informo la directora. Martina mastico la bronca que le daba que ese tipo siga buscando a Lourdes.
—Enseguida bajo. —le dijo y la directora asintió volviendo a dejarlas solas.
—Después seguimos nuestra charla. —Lourdes se dirigió a Martina.
—Creo que "nuestra charla" ya se termino aca. —le contesto la rubia. —Suerte con tu nuevo novio.
Se fue de la habitación y Lourdes quedo confundida. ¿Por qué era tan dificil lidiar con Martina? Negó con la cabeza y bajo rapidamente para encontrarse con Julian. El chico rubio estaba esperandola en el hall con una enorme sonrisa y un ramo de flores.
—¿Qué es todo esto? —rió nerviosa.
—Quería invitarte formalmente a salir, si es que la hermana te deja, claro. —ambos miraron a la hermana superiora. Los dos con deseos diferentes. Julian con ganas de que le dieran el permiso y Lourdes no.
—Por supuesto. —contesto. —Tenes el día libre Lourdes, pero a las 8 te quiero acá otra vez.
—A las 8 la tienen sin falta acá. —aseguro el chico rubio. —¿Vamos? —le ofrecio su brazo para que se agarrara de él. Sin mucho animo, Lourdes lo hizo.
La "cita" fue tan aburrida como la ojiverde se lo esperaba. De todas formas ¿qué mas podian hacer encerrados ahí? muchas opciones no habian.
Julian era amable y tierno pero no era el tipo de Lourdes. No le generaba nada pero en ese instante recordo las palabras de Martina. "Hace lo que ellos te digan y vas a irte pronto de acá" Esta claro que si tenía un novio, no van a haber motivos para seguir reteniendola en este lugar.
Ahora tenía un nuevo plan. Esperaba que funcionara.
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LIVING PROOF || Martuli
Fiksi PenggemarEn una sociedad conservadora en los años 70, las apariencias son lo primero que hay que mantener, sobre todo si tu familia es de la elite. Lourdes Gonzalez es hija de una de las personas más importantes de Beaufort, un pequeño pueblo en Carolina del...