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Los días pasaban y se convertian en semanas y luego en meses. Hasta que llego diciembre. Un mes muy especial para algunos, normal para otros y horrible para Martina.

Cada festividad le parecia un suplicio, ella jamas habia festejado nada, ni recibido regalos en navidad, ni se juntaba a pedir deseos de año nuevo con su familia, porque jamas tuvo una. Solo tenia vagos recuerdos de Marta haciendole chocolatada caliente los 25 a la mañana, en los que se levantaba con una pequeña carta de parte de Papá Noel en la que le decia que no podia llevarle un regalo pero que siempre iba a tener una chocolatada en su mesa. Siempre Marta la guardaba en la media que tejian juntas y colgaban en la chimenea.

Y a diferencia de otros chicos de su edad, Martina esperaba con ansias esta carta y esa chocolatada. Ella estaba agradecida de recibirla. Pero Marta ya no estaba y por ende tampoco lo demás. A partir de ahí nunca más volvio a tomar chocolate caliente, de hecho, le habia hasta dejado de gustar.

—No se como vamos a hacer para terminar este pesebre gigante en 3 días. —dijo Micaela exahusta por estar cargando tantas figuras de tamaño real desde la puerta de la iglesia hasta el altar.

—Quizás si dejaras de ser tan vaga de traer 1 muñeco cada 1 hora o si tan solo Martina dejara de observar y nos diera una mano. —se quejo Angie y ambas miraron a la rubia que estaba sentada sobre unas gradas observando como ambas chicas renegaban.

—Yo no festejo la navidad, así que es problema de ustedes. —levanto sus hombros.

—¡Yo soy judia, Marti! —le contesto la peliazul. —Tampoco festejo navidad pero la hermana superiora me obligo a participar de esto.

—Bueno ese es tu problema por hacerle caso. —se levanto y tomo sus cosas. —Yo me voy a ir, no soporto tanto clima...navideño. —miro con asco las decoraciones de al rededor.

—Podrias pedirle a Papá Noel un corazón nuevo eh. —le grito Micaela desde lejos. —No te vendria nada mal querer un poco a alguna persona aunque sea.

Martina fingió no escuchar y siguio su camino hacia la salida de la iglesia, pero si escucho y la entristecio un poco. Para que querria un corazón si de todas formas la única persona que se lo adueño, lo hizo pedazos.

De vez en cuando, por no decir siempre, tenia esos sueños en los que se imaginaba que Lourdes volvia por ella y le explicaba que todo fue un enorme error, pero al otro día se despertaba y lloraba en silencio sabiendo que no era real.

Martina ahora odiaba con cada parte de su alma a Lourdes, pero no podía evitar pensar en ella y en todo lo que alguna vez sintió por la ojiverde. Siempre se preguntaba porque la gente insistia tanto con el amor y esas cursilerias, si al final del día, lo más probable es que termines completamente acabado por la persona que menos deberia causarte dolor.

—Nadie se muere por un corazón roto. —Brisa se sentó al lado de ella.

—¿Por qué lo decis? —le preguntó.

—Porque puedo sentir que estas pensando en que el amor es una mierda. —respondió. —Deberias dejar de torturarte con eso, la vida es asi y lo que hoy pensas que te va a destruir, probablemente mañana sea algo que te cause risa.

—Ya supere todo ese tema. —mintió. —Solo que a veces se me vienen estúpidos recuerdos y no puedo evitarlo.

—Esta bien. —Brisa ya habia aprendido a no insistir tanto con estas cosas porque angustiaba mucho a la rubia.

—¿Vos como estas? Supe que esta semana ya tuviste 3 crisis. —la castaña desde que Lourdes partió, no paro de tener altibajos en su salud.

—Estoy mejor, Angie es de muy gran apoyo para mi, si no tuviera cerca su energia siento que yo estaria peor. —contesto con una sonrisa. —Pero esto va a seguir de esta manera hasta que no descubra quien quiere hacerte daño.

—Se que no lo podes evitar porque es algo de tu...extraño "don" —hizo el gesto de las comillas. —Pero me gustaria saber como hacer para que dejes de ponerte asi por mi.

—Entonces no le digas a Angie y empezemos a encontrar a la energia oscura que las separo. —dijo intentando convencerla.

—Lourdes fue la que nos separo, nadie más. —hablo más seria. —Aparte no te hace bien seguir involucrandote.

—Entonces voy a seguir así hasta que muera de angustia, que buena amiga eh. —se cruzo de brazos.

—No intentes jugar la lastima conmigo. —respondió.

Mientras reian y la castaña seguia intentando convencer a la rubia, tuvo otra punzada en el pecho que las hizo preocuparse a las dos. A diferencia de otras veces, la castaña no podia percibir de que se trataba hasta que...

—Mar...—la voz de Lourdes paralizo a ambas pero sobre todo a la rubia. —Volví.

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Buenas! voy a intentar subir más maratones y capitulos seguidos diariamente porque el domingo me voy 1 semana de vacaciones y quiero que tengan bastante para leer. Tambien quiero decirles que me encanta ver sus teorias sobre lo que va pasando en los comentarios, me parece muy divertido jajajaja gracias por el cariño que le dan a la historia🖤🖤

los quierooo, ahora subo más caps

LIVING PROOF || Martuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora