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Martina evito a Lourdes el resto de la semana. Aunque la ojiverde quisiera hablar con ella, la rubia se iba cada vez que ella aparecia en la habitación. Cuando llegaba de noche ya estaba durmiendo y cuando se levantaba en la mañana, Martina ya no estaba. Pero la pregunta era ¿por qué? Angie le había dicho que no se preocupara, que Martina era asi y no iba a cambiar pero Lourdes sentía que había algo más atrás de esas actitudes.

—¿Ni si quiera va a aparecer hoy? —preguntó con cierta triste al ver que Martina no estaba presente en el "picnic" recreativo que habia organizado la escuela para hoy.

—Ella jamás vino a una de estas actividades. —respondió la peliazul.

—Sigo sin entender como ella puede excentarse de todo esto sin tener ningun castigo. —expreso su confusión.

—No lo se, supongo que porque para todos acá es mejor que no este a que si. —respondió Micaela. —Es muy problematica y....rara.

—Bueno, mejor sigamos armando la canasta con lo que vamos a llevar. —Brisa presintió que Lourdes había reaccionado negativamente a los comentarios de Micaela y prefirio prevenir una mala situación.

Cuando las hermanas por fin acomodaron a todas y las llevaron al patio, se fueron separando en grupos para empezar a recibir a los chicos de la escuela cercana. Según las chicas, todos los meses hacian uno de estos "picnics" y venian varones del centro vecino, que era lo mismo que el de ellas, pero masculino. La idea de todo esto, supongo que ya todos la sabemos.

—Dominguez, Velasco, Suarez y....Gonzalez. —repitió la directora sus apellidos. —Son el grupo número 5.

Todas asintieron. Y en cuestion de segundos un grupo de 6 chicos se acercaron con una manta y una canasta. Se presentaron pero Lourdes no estaba escuchando porque su cabeza estaba pensando en que estaría haciendo Martina en este preciso momento.

—Luli, ¿queres que te prepare un sandwich? —preguntó Brisa. Ella intentaba distraerla ya que se daba cuenta lo que estaba pensando.

—Si, con mucho jamon si puede ser. —le pidió y la castaña asintió pero antes de que pudiera hacer algo más, un rubio alto tomo dos panes y comenzó a hacerlo por ella.

—Tranquila, yo lo hago. —Brisa lo dejo y el chico termino el sandiwch entregandoselo a Lourdes. —Acá tenes...

—Gracias. —le sonrió.

—Me llamo Julian. —se presentó. —¿Puedo saber tu nombre? —parecia ser muy educado y también lindo, eso se le cruzo por la cabeza a la ojiverde.

—Yo me llamo Lourdes. —contesto.

—Es un hermoso nombre. —eso hizo que Lourdes se sonrojara.

Brisa codeo a Angie para que vea esa interacción.

—A él le gusta ella. —dijo la castaña.

—Pero...—por el tono anterior que habia puesto Brisa, Angie sabía que habría un pero.

—Pero a Lourdes no le gusta él. —levanto sus hombros. —Le parece lindo o atractivo quizás, no más que eso.

—No vamos a volver a verlo hasta el proximo mes de todas formas, no creo que sea bueno forzar a Lourdes a nada, simplemente hay que alejarla de Martina. —Brisa estuvo de acuerdo con eso.

—¿Te parece si damos un paseo? —el chico rubio le preguntó a Lourdes pero ella inmediatamente miro a sus amigas como buscando aprobación.

Las 3 chicas asintieron, no era nada malo después de todo.

—Esta bien, vamos. —le respondió y él la ayudo a levantarse.

Mientras tanto, Martina estaba observando esta interacción desde la terraza. No le gustaba para nada el sentimiento de bronca y celos que se lo producía en el pecho al ver a Lourdes con alguien más.

—¿Por qué me pongo así con alguien que recien conozco? Va a arruinar todos mis planes y no puedo permitirlo. —se hablaba a si misma. —¿Por qué Lourdes tiene que tener esos ojos tan lindos?

Suspiro triste. Martina hace rato no sentía, perdio ese sentido cuando se dio cuenta que nadie la querria jamas. Despues de todo, ella había sido abandonada.

Bajo de la terraza y se encontro a la madre superiora, ella habia sido quien la cuido desde chiquita y la trajo hasta aca y aunque ambas se tenían un especial "cariño" no había nada que impidiera que Martina obtenga su castigo diario por desobedecer las ordenes del centro.

En la noche, Martina estaba acostada por dormirse, era la hora de la cena así que supuso que Lourdes no vendria hasta dentro de 1 hora así que eso le daba tiempo para pensar tranquila. ¿Le habrá gustado ese chico? ¿O cualquier otro? Negó con la cabeza cuando el pensamiento fugaz de que a Lourdes pudiera gustarle alguien como ella intervino en su imaginación.

—Hola...—escucho la voz de Lourdes mientras entraba a la habitación. —¿Estas despierta?

—¿Qué haces acá? —preguntó algo alarmada. —Es la hora de la cena. —se levanto mientras abria la puerta para mirar por el pasillo que nadie estuviera cerca. —Tenes que volver al comedor, decirles que fuiste al baño o algo asi.

—¿Qué pasa, Mar? —no era momento para ese apodo, pensó. —Calmate, nadie me vio irme.

—Van a notar que no estas. —seguía preocupada mirando para todas partes. Su respiración era algo irregular, se notaba que algo estaba molestandole.

—Si me descubren les digo que me sentía mal y me vine a acostar y ya. —dijo la ojiverde despreocupada.

—¿A que viniste? —le preguntó nuevamente.

—Quería saber porque me evitaste todos estos días y además no viniste al picnic. —respondió.

—Cierto que sos nueva y siempre estas haciendo preguntas. —intento parecer seria. —Lo que yo haga no te incumbe, no tenes porque escaparte para hablar conmigo.

—Al parecer si porque nunca puedo cruzarte. —se sento en la cama de Martina y ella quedo estatica parada en el medio de la habitación. —Pensé que podíamos llevarnos bien....

—Pensaste mal. —eso bajoneo a Lourdes. —Ahora quiero que vayas de nuevo al comedor y....—cuando se acerco a tomarla de la mano para levantarla de su cama sintió una electricidad peculiar, un cosquilleo en todo su cuerpo y no pudo evitar mirarla fijamente a los ojos.

El error más grande que haya cometido jamás. Fue el principio del fin para Martina.

"¿Por qué mire sus ojos?" pensó cuando ya era demasiado tarde.

LIVING PROOF || Martuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora