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Cuando salieron del cuarto a desayunar, Angie, Brisa y Micaela se tiraron encima de Lourdes para felicitarla. Le dieron una pequeña torta para que puedan cantarle el feliz cumpleaños.

—Ahora pedi los tres deseos. —le dijo Angie.

—Solo voy a pedir uno porque los otros 2 ya se me cumplieron. —miro a Martina con una sonrisa.

Una vez que soplo la vela todas aplaudieron. La hermana superiora tambien vino a saludarla y eso le dio escalofrios a la ojiverde. Martina mantuvo su distancia, con todos los ojos puestos ahi, ella no queria llamar la atención ni despertar dudas.

—Todavía tenemos una sorpresa para usted señorita Gonzalez. —Lourdes fruncio el ceño. ¿Qué podian llegar a darle? —Estoy segura de que le va a gustar.

Cuando se abre la puerta del comedor, los padres de Lourdes se hicieron presentes. La ojiverde quedo completamente el shock. No podía creer que estuviesen ahí.

—Feliz cumpleaños, hija. —dijo Gabriela, y le dio un frio abrazo, mientras que Fabian solo hacia una mueca intentando una sonrisa.

—¿Qué hacen aca? —fue lo primero que pregunto.

—Lourdes no seas descortez. —la regaño su madre. —Pensé que ibas a estar más feliz de vernos.

—Lo estoy pero...no los esperaba. —contesto.

Mientras todas sus compañeras en el comedor estaban atentas a esta interacción. Incluso Martina, a quien le habia dado un gran escalofrio en todo el cuerpo.

—Mejor vamos a hablar a otro lado con mas privacidad. —Fabian la saco del brazo y la directora Devin les ofrecio su despacho para que hablaran tranquilos.

Mientras charlaban sobre como estaba su hermano Franco, su abuela, y las cosas en el pueblo. Lourdes estaba nerviosa, no tenia un buen presentimiento sobre esta visita.

Fabian le pidio que la lleve a recorrer todo el lugar, aunque ya lo conocía del primer día que la dejo ahi, ahora queria ver que tal habia avanzado todo, como era su cuarto, con quienes se juntaba.

—Esas chicas ¿son tus amigas? —preguntó la madre de Lourde señalando a Brisa, Angie y Micaela.

—Si. —les contesto. —Ellas lo son.

—Bien, hoy ya pedimos permiso para llevarlas a cenar así que avisales. —le informo su padre.

—Esta bien pa pero....hay una chica más que...que es mi...que es mi amiga. —le costo referirse de esa manera a Martina. —¿Puedo avisarle tambien?

—Si, a las 8:30 nos vemos. —le dijo y se fueron dejandola sola en su habitación.

Lourdes fue corriendo a decirle a sus amigas y a Martina, que hoy tambien era su amiga. Las chicas estaban felices sabiendo que iban a cenar en otro lado que no sea el comedor del convento por primera vez.

—Yo...no se Lu, no se si es buena idea que yo este ahí. —hablo la rubia.

—Sos mi novia y es mi cumpleaños. —la tomo de las manos. —No me importa lo que digan, yo te quiero en esa cena.

—Si pero no sería tu novia por esas horas. —agacho la cabeza.

—Siempre lo sos. —tomo su menton y acomodo la cabeza para que la mire. —Solo que hoy vamos a tener que ser discretas.

—Esta bien. —dejo de resistirse. —Ahi voy a estar.

Lourdes la abrazo. Sabía que era mucho para asimilar y una situacion que prometia ser incomoda, pero agradecía que Martina quiera estar ahi con ella.

A las 8:30 los padres de Lourdes estaban esperandolas en el hall. Ellas bajaron y se subieron a la camioneta, fueron a un hermoso restaurant en el pueblo vecino. Los Gonzalez les dijeron que se pidieran la comida que ellas quisieran que no habia problema.

—¿Y como les esta yendo ahí en el convento? Supongo que son jovencitas de muchos valores. —comenzo a hablar Fabian y ya a Lourdes la ponia nerviosa pensar por donde iria la conversación.

—Es vivir el día a día y disfrutar de pasar tiempo juntas. —contesto Brisa. —Tenemos el apoyo suficiente para seguir acá. —Fabian asintió.

—¿Y con Julian, Lourdes? ¿Como van las cosas? —esa pregunta hizo que la ojiverde casi se ahogara con su bebida y que Martina se quede congelada.

—Ya no estamos juntos. —respondió sin vueltas.

—¿Por qué no? —esta vez preguntó Gabriela.

—Porque no era mi estilo. —dijo con el mismo tono que antes.

—Lourdes, hija, así nunca vas a casarte. —su madre nego con la cabeza. En seguida la ojiverde miro a su novia quien se notaba que no estaba pasandola nada bien.

—No estoy pensando en eso ahora. —levanto los hombros.

—Deberias. —Fabian dijo un poco más firme. —Quizás después hable con él para ver que...

—No. —lo corto enseguida. —¿Sería mucho pedirte que no te metas?

Fabian quedo asombrado por esa forma de contestar de su hija. Todo quedo en un silencio bastante incomodo.

—Pido por favor que cenemos en paz, es mi cumpleaños y no quiero hablar de ese tema. —la ojiverde pidió y su padre asintió sin emitir palabra alguna.

La tensión se rompió cuando Gabriela empezó a hablar de recetas con Angie quien no paraba de repetir que le encantaria aprender a cocinar pastas como las que estaban comiendo en ese momento. Las conversaciones se disipaban, todos charlaban entre si, pero Martina estaba bastante callada. Brisa pudo darse cuenta de ello y le pidio que la acompañe al baño. Se disculparon de la mesa y fueron.

—¿Qué te pasa? Puedo sentir tu mal estar desde la otra punta. —le dijo una vez ahí adentro.

—No me siento comoda. —respondió. —Siento que tengo poco aire.

—Tranquila. —acaricio su hombro. —Se lo que estas pensando, y si, yo tambien lo pienso, pero tranquila, solo tenes que aguantar una hora más y ya vamos a volver al convento.

Brisa intentaba tranquilizarla pero ella en su interior tambien sentía un mal augurio sobre esta visita de los padres de la ojiverde. Obvio jamas se lo diria a su amiga para no preocuparla, pero no pintaba para nada bien. Esperaba equivocarse.

Cuando volvieron a la mesa, el postre ya estaba servido. Mientras comian y tenian conversaciones banales, hasta que Fabian pidió que todas prestemos atención al anuncio que tenia para darnos.

—Cuando te trajimos a este lugar fue porque pensamos que tu educación se nos estaba yendo de las manos, tenias 16 años y eras bastante inmadura para entender lo que te deciamos, era por tu bien. —empezó su discurso. —Ahora que volvimos, estamos viendo a una Lourdes madura y con los ideales que desde el principio le enseñamos. —agregó. —Así que hija, como te prometi en mi primera visita hace ya 2 años, ahora que cumpliste 18....vas a volver a casa, con nosotros.

Eso cayó como un balde de agua fría para todas en esa mesa. Para Lourdes, que no queria que eso pasara bajo ningun puto de vista por tener que dejar a su novia aca, para sus amigas que sabian de la situación de ambas chicas y para Martina, quien sintió que Lourdes se le escapaba de las manos cada segundo que pasaba desde que Fabian dijo aquellas palabras.

Lourdes se iba. Y ella se quedaba. Así es como siempre debio haber sido.

LIVING PROOF || Martuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora