🎪Chapitre VIII🎪

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Sentía que en cualquier momento explotaría una bomba entre nosotros de tanta tensión que había en el ambiente. Morgan no me soltaba la muñeca y su trabajo era solo mirar fijamente a Roger con molestia. ¿Por qué tanto enojo? ¿Ellos se conocían? ¿Cómo se conocían?

—No tienes porqué involucrarla a ella en nuestros problemas—aclama Roger tomándome también de la muñeca.

—Puedo involucrar a quien yo quiera si eso quiero—Morgan trata de llevarme hacia él, pero Roger lo impide.

—Deja que se vaya.

Morgan me analiza a mí y luego a Roger con el ceño fruncido.

—Suéltala antes de que te corte la maldita mano. Y tú sabes que hablo muy en serio—amenaza el peli negro y veo a Roger a los ojos sin entender nada.

Roger poco a poco comienza a soltar mi muñeca y se acomoda el traje viendo a Morgan con un poco de enojo, pero no lo hace notar mucho.

No sé como escapar de ellos ahora. ¿Qué era tan importante? ¿De qué iban a hablar?

—Tienes dos segundos para salir—ordena Morgan—hablaremos luego. Tengo cosas más importantes que resolver.

—¿Qué es más importante que eso?

—Ella—me señala y quedo estática viendo la reacción de Morgan.

Roger aprieta levemente sus puños y da un paso hacia nosotros.

—Te he dicho miles de veces que te alejes de ella—advierte Roger señalándolo.

—Y yo te he dicho miles de veces que nunca te oiría.

—¿Saben que sigo aquí?—les recuerdo ahora yo molesta—no hablen como si pudieran tomar decisiones por mí.

Los aparto a ambos irritada.

—Yo escojo a quien acercarme o no. No ustedes. Tampoco quiero estar aquí. Hablen de la mierda que quieran, yo me voy.

Abro la puerta y al salir la cierro de un portazo. Suspiro con cansancio y levemente me giro a un lado para notar que todos los queridos amigos de Morgan estaban afuera "disimuladamente" escuchando la conversación de la habitación. Y cuando notaron que los vi, fingieron naturalidad.

—Dejen de actuar—me quejo cruzándome de brazos—¿Qué hacían allí?

—Todo el mundo se entero que Roger y Morgan están peleando por una paciente—arguye Chaniel emocionado.

—No esperamos que fueras tú—musita Isaac viéndome de arriba a abajo.

—Deberían estar haciendo sus terapias en vez de estar espiando a los demás—sermoneo viéndolos a cada uno.

—Apuesto a que tú tampoco lo hubieras podido evitar, Anastasia—defiende Maria acomodándose el lápiz labial en un espejo de bolso.

—Vamos a devolvernos. Morgan y Roger tienen que hablar.

Todos hacen lo que digo y los sigo, pero antes de continuar me entra la curiosidad de saber de que hablaban. Así que dejo que ellos se me adelanten un poco y no me muevo para oírlos fuerte y claro.

—Él es muy poderoso, Morgan. No los ha dejado claro muchas veces. Esta vez no será la excepción—argumenta Roger preocupado.

—Busca una debilidad en él. Un toque de derrumbe.

—Es que no tiene. He pasado años buscando una. Él es un desgraciado, Morgan.

—Todos tenemos debilidades, Roger. Y si él no las tiene, causémosle una.

The Secrets Of The Circus  [Bilogía Circus #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora