🎪Chapitre IV🎪

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Empecé a caminar con cuidado hacia el sillón con él tomando mi cintura. Me sonríe y me siento en uno de los sofás de la ancha oficina de descanso del equipo, que era algo oscura y minimalista, y exageradamente lujosa en la que Roger habitaba la mayoría del tiempo.

—¿Deseas champange?—ofrece agarrando una de las botellas del mini bar.

—Claro.

Vuelve a sonreír y recoge dos copas antes de sentarse a mi lado. Sirve champange para ambos y me extiende una antes de hacer una pequeña seña de brindis y beber.

—Por los viejos tiempos.

—Por los viejos tiempos—repito bebiendo un poco y dejando la copa sobre la mesa.

—Por lo que veo ya recibiste mi regalo—musita detallando mi cuerpo completo.

—Gracias por el detalle.

—Te ves maravillosa.

Me relamo los labios para contener una sonrisa modesta y él acaricia la piel de mi pierna haciendo que pase saliva. La aparto con disimulo al fingir acomodarme el vestido y él alza las cejas sin decir nada y bebiendo un poco más de champange debido a la sensación de rechazo en el ambiente.

—Mis hombres te vieron hoy con Morgan Hampson—sus ojos me observaban como si quisiera descubrir algo.

Me tenso un poco en mi puesto, pero mantengo la cordura.

—¿Hay algo que debería saber?—cuestiona sirviéndome más champange.

—Nada. Solo me lo encontré en la plaza.

—No confío en ese hombre, Anastasia.

—¿Entonces para que lo trasladaste al segundo piso?

Él no contesta y suelto un suspiro de indignación.

—Es complicado.

—Él iba amordazado y con un círculo de vigilancia extrema. ¿Qué tan malo es?

—Es un psicópata.

—¿Y por qué no lo encierras?

—Es información a la cual no tienes acceso.

Se pone de pie para irse hacia el mesón y yo hago lo mismo. Se había enfadado, lo sentía, así que con mucha cautela acaricio su rostro y le regalo una sonrisa dulce y manipuladora.

—No me gusta que estés cerca de Morgan y lo sabes—murmura acariciando mi cabello.

—A mí tampoco.

—¿Entonces qué hacías con él?

—Me siguió hasta la plaza. Tú mismo lo dijiste. Él es un psicópata.

Le doy un pequeño beso, pero él frunce las cajas al oír mi declaración y me aparta un poco.

—¿Él te siguió?—repite un poco perdido.

—Eso no importa ahora. Lo importante es que esta noche solo seremos tú y yo.

Lo vuelvo a besar y con suavidad desciendo mis manos por la chaqueta de su traje hasta llegar con cuidado a su bolsillo. Al alcanzarlo, tomo la tarjeta que quería dentro del saco con disimulo y me separo un poco fingiendo una expresión desanimada.

—Pero si no estás listo para estar conmigo esta noche por lo de Morgan, creo que lo mejor será irme.

Me doy vuelta y empiezo a tomar mis cosas.

—Anastasia, espera—toma mi muñeca.

—Noto que estás muy ocupado con tu extraña enemistad con Morgan que lo mejor es que me vaya para que aclares tus ideas.

The Secrets Of The Circus  [Bilogía Circus #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora