Who's the winner? N.H #wattys2015

Universos

Narra Niall:

*Una semana después*

Las vacaciones temporles de invierno están por acabar. Solo nos dieron una semana ya que el clima estaba brutal, una alerta roja con fuertes vientos que volaron algunos árboles, lo que hizo por una semana, imposible la actividad humana en las calles.

Mientras tanto, yo me la pasé en mi habitación, envíando mensajes a _____ quien no me contestó nada en toda la semana.

-¿En serio?- preguntaba Zack del otro lado del monitor, mientras hablabamos por skype con Caleb- ¿Ni una llamada de vuelta?- preguntó.

-Te lo dije Niall...- aclaró Caleb.

-Debe estar ocupada, con todo el tema de Walter- dijo Zack algo nervioso.

-Creo que tengo miedo- añadió Caleb- Es un asesino en serie... Y va a estar en los mismo pasillos que nosotros...- suspiró cansado- Moriré virgen, estamos jodidos- dijo inflando sus cachetes y me reí.

Cerré mi chat, honestamente, no quiero escucharlos hablar de esa forma sobre alguien que ni siquiera conocen.
Pasé del escritorio a mi cama, donde me acosté mirando al techo y suspiré, intentando de buscar respuestas en el liso techo, tan blanco, tan frío... Tan solitario.

-¿Niall?- sonó la voz de Ursula detrás de mi puerta.

-Pasa- dije sin moverme y la puerta se abrió. Ella pasó y se sentó a mi lado en la cama, acariciando mi cabello. Si cierro mis ojos y me dejo imaginar, podría decir que es mi madre, mi verdadera madre que acaricia mi cabello, pero al abrirlos, me doy cuenta de que no.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Ajá...- no me molesté en decir nada más, ni siquiera a sonar cortés.

-¿Qué tanto sabes sobre la familia Elims?- preguntó y lo pensé.

-¿Que al revés significa Sonrisa en inglés?- pregunté en burla- Smile- y Ursula rió frívola.

-No eso, tonto...- dijo riendo y negué. Se levantó y se fue, sin decirme nada pero dejó la puerta abierta, y papá pasaba de casualidad por el pasillo, así que entró.

-¿Todo en orden?- preguntó.

-Si- contesté y me senté- ¿Por qué de la nada todos estamos jugando a "haganle preguntas a Niall"?- pregunté un tanto enfadado.

-Mira hijo- dijo suspirando, esta vez, sonando honesto- Sé que odias a Ursula... Sé que extrañas a tu madre...- asentí mirando un punto fijo.

-Se siente como que...- lo miré a él, a sus ojos claros- Ursula siempre me arrebata todo...

-No digas eso... Mira...- pensó antes de hablar- Eres mi único hijo, y sé que siempre estuve muy ausente... Pero...

-Papá- lo interrumpí- No lo arreglarás en una charla de cinco minutos, y menos defendiendo a Ursula- aclaré firme, casi que gritando. No dijo nada, solo se levantó y caminó a la puerta, donde se detuvo y me miró.

-Eres como ella...- asintió y sonrió con nostalgia- Siempre en busca de respuestas... Pero adaptandose con lo que tiene...- asentí y sonreí mientras se iba. Me volví a acostar en la cama pero esta vez no pude contener el llanto. Gritar no era suficiente, apretar la almohada tampoco, ni siquiera hacerme un capullo abrazándo mi propio cuerpo me sacaba esa angustia del cuerpo, ese vacío en mi pecho que solo busca respuestas... No puedo dormir, no puedo pensar, no puedo hacer nada.

Sin dudarlo un segundo, me abrigué con una campera militar que papá me compró para no pasar frío, y me salí por la ventana, trepando la enredadera hasta llegar al primer piso. Afuera hace un frío que congela hasta el alma, pero igual tomé mi bicicleta comenzando a conducir. Pedaleé hacia una estación de servicio, donde compre un par de botellas de alcohol y continué con mi camino. Me detuve cerca de un barranco, desde allí arriba se podía ver una parte de la ciudad, la nieve que caía sobre ella y todas las malditas luces que no permitían ver las estrellas. Mientras bebía, lloraba, le gritaba a la nada y es en ese momento en el que te sientes solo. Cuando gritas y nadie te escucha, cuando bebes y puedes caer por un barranco pero a nadie le importa.