Capítulo I

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Se despertó gracias a la luz del sol que pegaba violentamente en su rostro, quiso moverse, pero dolió cada maldito músculo de su cuerpo. Adolorida, dejó que su cuerpo reposara vencido en el suelo. Su boca estaba seca y tenía los labios partidos, estaba cubierta de polvo y sabía que su ropa eran simples harapos. Sus ojos observaron todo lo que alcanzaban a ver, una gran maleza le rodeaba, al parecer estaba en medio de algún bosque, al lado suyo, sonaba el agua que corría por un riachuelo transparente. Unas ardillas corrían mientras jugaban entre ellas, sonrió débilmente al observarlas.

Pero de pronto, un gran dolor y un sentimiento de tristeza le invadió, fue tan profundo ese sentimiento que simplemente no pudo evitar llorar como una niña pequeña, su cuerpo se sacudía, lágrimas salían de sus ojos y sus labios emitían sollozos sin poderlos controlar. Varias preguntas rondaban su cabeza y ninguna tenía respuesta.

¿Por qué lloraba? ¿Por qué sentía ese vacío tan grande? La inundaba un terrible sentimiento de pérdida, pero no tenía ni idea del por qué. No recordaba nada de lo que la habría llevado a ese lugar, no podía recordar algún rostro, alguna voz, algún nombre. Era como si viniera de la nada, como si nunca hubiera existido, hasta ese momento.

Un ruido de pasos hizo que detuviera su llanto de golpe, sus ojos se abrieron por el miedo y su cuerpo, sin importar el dolor, se incorporó inmediatamente, para esconderse detrás de un árbol. Su respiración era agitada y su corazón latía desbocado, no sabía que había sido ese ruido, pero de todos modos no quería saberlo. De repente, el ruido se trasladó por entre las ramas del árbol en el que se encontraba, alzó la mirada, pero no había nada, un quejido escapó de sus labios. Grave error.

Algo enredó su cuerpo y la ató al árbol, el dolor de sus heridas se intensificó, por lo que no pudo evitar gritar cuando su espalda fue azotada por el duro tronco que estaba detrás suyo. Cerró los ojos para evitar que unas lágrimas traicioneras bajaran por sus mejillas, así que no podía ver, pero escuchó perfectamente como tres personas bajaban del árbol, rodeándola.

Comenzó a temblar de miedo, no sabía quiénes eran, o qué le harían, sólo sabía que no tenía escapatoria.

Escuchó que la voz de un hombre hablaba, sin embargo, no entendía nada de lo que decía, hablaba en un idioma extraño para la chica. Lentamente abrió los ojos, para ver la cara de sus captores. Su rostro sorprendido fue evidente, pues sus secuestradores no eran más que tres muchachitos que aparentaban ser de su misma edad.

No sabía que había personas de esta edad que supieran capturar a alguien con esa rapidez y sin esfuerzo, aunque no creo que sea muy difícil capturar a una chica malherida y moribunda como yo.

Eran una chica y dos chicos, uno de ellos le daba la espalda, al parecer, estaba vigilando, ya que volteaba para todos lados de manera frenética.

— Que te identifiques — ordenó el azabache. Sorprendentemente había entendido cada palabra, no podía distinguir si ella había entendido su idioma o si él habló el suyo, por alguna extraña razón, ya no podía diferenciarlo.

— Está herida — dijo la chica que tenía el cabello de un extraño color rosa, su cara era de disgusto total – te dije que era una pérdida de tiempo, no creo que pueda defenderse, ni siquiera lo intentó, no entiendo qué hace aquí si se ve que no es capaz de hacer nada de lo que se necesita para ser chūnin.

— No la subestimes, no aquí. Podría parecer inofensiva, pero a veces las apariencias engañan y en estos momentos, hasta el más insignificante ratón podría ser una gran amenaza – replicó el pelinegro a la chica, ella inmediatamente se disculpó de manera exagerada por ser tan tonta, el chico no le prestó atención, miraba fijamente a su prisionera, atento a lo que la chica podría hacer, refiriéndose a ella dijo – aún no nos has dicho tu nombre. Responde.

Yᴏsᴏᴋᴜ |𝑁𝑎𝑟𝑢𝑡𝑜 𝑈𝑧𝑢𝑚𝑎𝑘𝑖|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora