Capítulo IV

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Kakashi y Katsumi dejaron el lugar, caminando en medio de la oscuridad y tranquilidad de la noche, no hablaban, solo se dedicaron a caminar lentamente por la poca o nula condición de ella. Aquella tranquilidad fue rota por unos horribles gritos de terror. Su acompañante se puso rápidamente en alerta.

— Quédate aquí — le ordenó mientras él iba a investigar lo que sucedía, obedeció inmediatamente, esos gritos eran perturbadores, tenía miedo hasta de respirar, como si el sonido de su respiración pudiera delatar su ubicación. Segundos después, apareció su cuidador con un cuerpo entre sus brazos, cubierto de sangre y gran parte de su cuerpo tenía heridas profundas. No hubo tiempo de asimilar lo que pasaba, en cuestión de segundos la cargó y echó sobre su hombro mientras corría hacia el hospital, sin decir una palabra la dejó en la sala de espera y corrió con el cuerpo hacia emergencias, nuevamente le tocó esperar, no habló, no preguntó ni exigió respuestas, sólo esperó, tanto que se quedó dormida en aquellos sillones de la sala de espera del hospital.

Rayos de sol entraron por la ventana, los ojos de la chica se abrieron cuando la luz impidió que siguiera soñando, apoyó sus manos sobre la blanda superficie y levantó su rostro. Estaba sobre una cama extraña, en una recámara extraña. Paseó su mirada sobre el lugar, era bonito, pero parecía la recámara de un bebé, había muñecas, el cuarto era rosa pastel y había muchos holanes por todos lados, ella pensó que si fuera su habitación quitaría la mayoría de las cosas que habían en ese lugar, pero contrario a lo que se veía en todo el cuarto, la cama tenía sábanas completamente blancas, desentonando con todo el color y adornos del lugar, era como si alguien ajeno al lugar la hubiera tendido.

Se puso de pie para inspeccionar el lugar, se dio cuenta de que ya podía sostenerse y caminar a la perfección, así que con la curiosidad a tope decidió salir del cuarto. Por fuera todo era muy pulcro y bonito, vio un sillón y frente a él había una pequeña mesa, había otra habitación al lado que cuando abrió, descubrió que no tenía nada y la siguiente puerta conducía a un pequeño baño, del otro lado había una pequeña barra y detrás de ella estaba la cocina. Era una casa pequeña, pero acogedora, definitivamente le gustaba.

— Así que ya despertaste — escuchó una voz que la sobresaltó.

— Kakashi, buenos días.

— Lo que quieres decir es "buenas tardes", la mañana ya pasó.

— ¿Es en serio? — preguntó asustada, sus palabras fueron comprobadas cuando miró fuera de la casa, confirmando que ya era tarde — lo siento por la hora, no sabía que fuera tan tarde.

— La verdad a mí no me importa — respondió él — vine porque el Hokage estaba hablando de algo importante con los jounin de la aldea y se le solicitó tu presencia.

— ¿Es malo? — preguntó un poco asustada.

— Si no tienes nada que ocultar no es malo.

— Es sobre lo que pasó anoche ¿no es cierto?

— Sí — admitió — ellos querían que te llevara de inmediato, pero al ver que no tienes mucho tiempo despierta supongo que no has almorzado, ¿me equivoco?

— Claro que no, yo almorcé pero me volví a acostar — mintió, no quería que la regañara por no cuidar su salud o algo por el estilo, pero su estómago fue el traicionero y gruñó con la fuerza suficiente para que el peliplata parado frente a ella lo escuchara.

— Eres mala con las mentiras, bueno, pasaremos a buscar algo de comer en el camino.

— Disculpa por preocuparte.

— ¿Preocuparme? Para nada, el Hokage me pidió cuidarte y enseñarte lo básico para convertirte en genin, si no comes no tendrás la fuerza suficiente para entrenar — explicó, sus mejillas se sonrojaron por la vergüenza de malinterpretar las cosas, creía que por lo menos alguien en ese lugar le tomaba un poco de importancia, pero no era así. Ahí todos la veían como un encargo del Hokage.

Yᴏsᴏᴋᴜ |𝑁𝑎𝑟𝑢𝑡𝑜 𝑈𝑧𝑢𝑚𝑎𝑘𝑖|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora