Capítulo 9: Declaración de guerra.

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La venganza no es buena, mata el alma y la envenena~

     Una hora pasó desde el exitoso y a la vez desafortunado escape de Mujin Choi, los detectives y forenses ya habían llegado a la escena.

     Algunos se encontraban revisando la grabación, otros estaban sentados descansando, pero yo me estaba apoyada en el barandal del barco, viendo el horizonte, pensando en mi fracaso del día de hoy, y en que tendría que volver a ver a Do Gangjae para comentarle lo sucedido.

     Me pasé las manos por la cara y me di cuenta de que la gasa que tenia sobre mi herida se acababa de caer al mar, haciendo que un par de gotas de sangre cayeran al suelo.

     Con la manga de mi camisa me trate de limpiar la sangre que se deslizaba por mi mejilla.

     Me alarme un poco al escuchar pasos acercarse a mí.

     — ¿Qué pasa detective Jigang? —me preguntó Pildo acercándose a donde yo me encontraba— ¿Sigues asustada?

     Me giré para verlo con odio, al principio sonrió, pero luego noto la herida en mi rostro y se alarmó.

     — ¿Qué te ocurrió? —me interrogó alarmado—. Llamaré a los enfermeros.

     Jeon Pildo estaba apunto de ir a llamarlos pero lo tomé de la muñeca rápidamente.

     — No —lo detuve levantando un poco la voz—. Solo necesito limpiarla, tengo vendas en el auto, no tiene que pedir ayuda, no es para tanto.

     Jeon Pildo se soltó de mi agarre y se paso las manos por la cara.

     — ¿Qué no es para tanto? —se irritó Pildo— ¿No ves que tu de tu mejilla esta goteando sangre?

     Analicé su comportamiento, parecía preocupado, enojado y angustiado al mismo tiempo, como si le preocupara que me hayan herido.

    — ... ¿Señor... le preocupa que esté herida? —le pregunté con curiosidad.

     — Por supuesto, me preocupa que cualquiera de ustedes se lastime —me respondió con obviedad, honestamente yo no le encontraba lo obvio.

     — ¿Si alguno de nosotros se lastima... usted también se lastima? —interpelé con mi semblante vacío.

     — Claro que no.

     — ¿Entonces por qué se preocupa, señor?¿Las personas no deben preocuparse únicamente por ellas mismas? —musité con confusión.

     — A menos que seas una persona sin corazón, egoísta y que se interese solo por si mismo —me respondió.

     Me quedé pensando unos segundos, luego Cha Giho nos llamó a Pildo y a mí para entrar por una pequeña puerta que acababan de abrir.

     Bajamos las escaleras y empezamos a caminar por el barco, habían forenses y detectives por todos lados, pero de repente Oh Hyejin llamó a Cha Giho.

     Al llegar, Oh Hyejin se agachó en una alcantarilla del barco, metió la mano y sacó un arma, específicamente la que ella usó para dispararle al control de la energía. Con la linterna le apunto al arma, fingiendo analizarla. Miró primero a Cha Giho, y luego me miró a mí, que me encontraba detrás de Cha Giho.

     Cha Giho se agacho un poco y con su linterna le apuntó a una parte en específico del arma, esa parte del metal estaba rayada, para ocultar el número de serie del arma, yo misma la había rayado le día en el que asesiné a Yoon Donghoon.

     Pasaron unas horas y ya habíamos regresado a la estación, estábamos en la sala de interrogatorios, teníamos a uno de los hombres que se encontraban en el barco y Pildo de estaba haciendo preguntas.

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