Capítulo 22: La batalla final.

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La vida es un ciclo, el fin de lo anterior, es el principio de lo siguiente~


   — Bien, el escuadrón Delta se encargará de cerrar las calles de la zona. El escuadrón Omega monitoreará los movimientos de Hye Minha. Y el escuadrón Gamma arrestará a cada hombre de Mujin Choi, a medida que la detective los inmovilice —anunció Cha Giho ante todos los oficiales formados frente a él.

     — ¡Sí señor!

     Dio un corto discurso para animar los espíritus de los oficiales y eliminar cualquier rastro de miedo que los invadiera por la misión que se aproximaba.

     — Andando —finalizó mascando un chicle.

     Cada escuadrón se subió a su respectivo grupo de camionetas blindadas con el escudo del departamento de policía de Inchang, y arrancamos rumbo al hotel de Mujin Choi.

     Al llegar, esperamos a que el resto del equipo se posicionara, para poder comenzar con la misión.

     Mientras tanto, yo me encontraba ansiosa, en el asiento trasero de la camioneta.

     — No tengas miedo —dijo Pildo poniendo su mano en mi pierna—. Pronto todo acabará, y tú regresarás con vida.

     Lo miré a esos bellos ojos marrones, y agaché la cabeza mirando el suelo.

     — No te lo puedo prometer —negué jugando con mis manos.

     Me tomó de la nuca y me hizo mirarlo.

     — Min, eres una persona fuerte e inteligente —sonrió con seguridad—. Puede que Mujin Choi también lo sea, pero tú tienes algo que él no.

     Volví a posar mi mirada en sus brillantes ojos.

     — Tienes personas que te respaldan incondicionalmente.

     Sonreí y puse mi mano sobre la suya.

     — Los escuadrónes Delta y Gamma están en posición. Que la detective Hye Minha de inicio —anunció Cha Giho a través de la radio.

     Suspiré y me puse la máscara.

     — Prometo que volveré —aseguré antes de bajar de la camioneta.

     Pildo sonrió y asintió.

     — Que así sea, detective Kim Pyeonjin.

     Tomé mi radio y entré al gran, y bastante lujoso, hotel.

     Caminé con cautela por los pasillos, pero antes de poder llegar al elevador aparecieron varios de los hombres de Mujin Choi.

     — Conque la traidora ahora es policía —rió el más alto.

    En un ágil movimiento lo golpeé en la cabeza, dejándolo inconsciente en el suelo.

     — Detective Hye Minha —me llamaron a través de la radio— recuerde que no pueden haber muertos.

     Apagué la radio y continué con mi trabajo.

     En cuestión de dos minutos, todos los hombres que se encontraban en la primer planta estaban inconscientes en el suelo.

     — Llevenselos —ordené encendiendo la radio.


   Durante los treinta minutos siguientes, me encargué de eliminar a cada una de las personas que se encontraban en los otros pisos del hotel, para asegurarme de que no intervinieran en mi futuro enfrentamiento con Mujin Choi.

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