MY NAME

Fin.

    

     Los disparos se escucharon a través de la puerta.

     — ¡Mamá! —gritó con desesperación mi pequeña Heejin.

     La llevé al armario de la cocina lo más rápido que pude y la escondí allí.

     La puerta de la casa fue derribada por un grupo de hombres en traje negro.

     — Min, vete —me ordenó Pildo sacando su arma— ¡Corre!

     Traté de correr hacia nuestra habitación, pero antes de llegar, escuché un disparo que no provenía del arma de Pildo.

     Me giré horrorizada esperando lo peor, y lo peor ocurrió.

     Pildo estaba en el suelo, y en su frente había un agujero de bala, de donde caían gotas de sangre.

     Mi corazón se quebró en mil pedazos al ver esa escena, Pildo, mi esposo, el amor de mi vida, estaba muerto.

     — Buenas noches, Hye Minha —entró una mujer mi hogar con un arma su mano.

     Era Kang Sooyeon, la abogada del difunto Mujin Choi.

     — ¿Q.. qué quiere? —le pregunté sintiendo como las lágrimas de desesperación se desbordaban de mis ojos.

     — Vengo a saldar cuentas por el destino de Mujin Choi y sus hombres —explicó apuntandome con el arma.

     Dos años atrás Mujin Choi y cada uno de sus hombres habían sido asesinados en prisión, por las personas que tuvieron que sufrir las consecuencias de las manipulaciones del mismo.

     — Ojo por ojo, diente por diente —dijo chasqueando los dedos.

     Los hombres entraron a la cocina y dispararon con sus armas hacia el armario en el que estaba escondida Heejin.

     Con el sonido de cada disparo, podía sentir como mi mundo se desmoronaba. La vida que había logrado moldear después de haber vivido semejante infierno en mi juventud, estaba desapareciendo junto con las municiones del arma que portaba cada hombre.

     — Gracias por tus servicios, Hye Minha.

     Tiró su cigarro al suelo y lo pisó para apagarlo.

     — Adiós.

     Tiró del gatillo, y todo acabó allí.

     Mi vida llegó a su fin, al igual que las cenizas ardientes del cigarro.

     En el mismo lugar en el que había iniciado.

     En la casa de mi padre.

FIN