♏Capítulo 6♓

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Narrador omnisciente

Los cuatro hombres restantes descargan sus balas en Piscis pero ella las desvía hacia el techo.

  Corre hacia ellos y al primer hombre que trató de atacarla tomó su muñeca y se la rompió.

Otro la sujetó por la espalda y ella tomó impulso y pateó al que tenía delante tirándolo al suelo. Las personas gritaban y trataban de huir despavoridas, sin embargo había una que se había quedado hechizado observando a la pelinegra.

Otro hombre trató de acercarse pero ella con sus piernas rodeó su cuello mientras aún era sujetada. Logró tomar una navaja que tenía en uno de sus botines y la clavó sin piedad en un ojo de quien la apresaba, haciendo que la soltase.

Con sus mismas piernas hizo caer al que había tratado de atacarla y en el suelo partió su cuello.  Llegó al hombre que aún luchaba con el dolor y desprendió la navaja de su rostro, clavándola en su pecho.

Los dos sobrevivientes habían tratado de huir pero antes de poder hacerlo lanzó la navaja la cual se clavó en la parte trasera de la cabeza de uno. Ella sacó otra de su bota y silvando se dirigió al único atacante vivo.

Este no podía salir a causa de que la puerta estaba cerrada, o más bien, atascada entre unas repisas que habían caído frente a esta.

— Por favor,  no... —Antes de que lograra rogar la pelinegra cortó de un lado a otro su garganta.

Sacó la daga ensangrentada de la cabeza de uno de los cadáveres y la limpió con la ropa de este para guardar nuevamente sus armas en su calzado.

Por un momento la mirada azulada se dirige hacia la dirección de Escorpio, ofreciéndole una sonrisa torcida. Sus ropas están manchadas de sangre al igual que su rostro blanquecino. Sus ojos son crueles y no hay una pisca de remordimiento, y aun así, al Escorpiano no pudo parecerle más hermosa aquella chica sacada del mismísimo infierno.

Con un movimiento de manos de la chica las repisas que bloqueaban la puerta se hacen a un lado y ella desaparece de su vista.

— Escorpio, ¿que pasó aquí? —cuestiona Acuario llegando al lado del nombrado y ve los cadáveres en el ya vacío lugar—. ¡Demonios! Uno ya no puede coger en paz porque se pierde de la diversión.

— Te dije que no te metieras con ella —Escorpio voltea ante la voz del cantinero.

— ¿Sabe quién es?  —pregunta.

El sonríe hacia el chico.

— Alguien con quien es mejor no meterse en su camino.

(...)

La noche pasa y al volver a la academia lo único que pasa por la mente de Escorpio es esa chica misteriosa.

« Se veía tan jodidamente sexy mientras asesinaba a esos hombres. »

A primera vista parece bastante débil, pero su carácter explosivo y despiadado estaba a un nivel desconocido para el de cabellos oscuros.

Tras darse una ducha se acostó y los recuerdos de ese beso apricionan su mente.

« ¡Esa chica puede ser una Diosa! La mismísima Percéfone. »

Por un momento la analizó, y algo que en su mente no termina de encajar, si es una asesina y tiene poderes alguna de las misiones de su ecuadrón debería ser encomendada a asesinarla, su técnica de lucha era muy avanzada por lo que no había duda de que esa no era la primera vez que se hallaba en una situación así.

« ¿Quién era esa chica con besos sabor tequila? »

Pov Piscis

Al llegar a casa sin perder tiempo me dirijo a la ducha, debo quitarme la sangre restante de esos tipos.

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